Emprendedores

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Cayó en mis manos, no sé como exactamente, pero la palabra de la portada me llamó la atención y, a diferencia de otras veces, la reacción no fue arrugarlo y lanzarlo a la papelera. Lo ojeé primero y, luego, decidí leerlo con más detenimiento. El tríptico iba dirigido a jóvenes emprendedores. Decía que allí te esperan (la sede de un centro de iniciativas empresariales de Barcelona) con los brazos abiertos, para facilitarte con inversión, estructura y asesoramiento, todo lo que haga falta para hacer realidad el sueño de aquellos que quieren montar su primera empresa.

Es curioso ver, en estos tiempos en que los grifos de bancos y cajas están secos, que entidades como esta del tríptico en cuestión alienten a aquellos jóvenes con ganas de convertirse en un emprendedor. Al día siguiente, aproveché para comentarlo en una clase de treintena estudiantes de último curso de Audiovisuales y la reacción fue de tal escepticismo que me hizo reflexionar de nuevo. Con veinte y pocos años, ya no se creen nada (que no es lo mismo que decir que ya no creen en nada)… No se creen esas ofertas, a pesar que muchos de ellos difieren de ese arquetipo que algunas encuestas nos insisten en proporcionar, la de candidatos únicamente al funcionariado.

Una gran mayoría me permite tener presente que esa imagen de jóvenes acomodaticios no es cierta. Pero, también lo es que estamos ante una generación realista, que en definitiva, está carente de ese punto de ingenuidad idealista que, a lo mejor, teníamos nosotros, sus padres.NULL

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