Comunicar bien… o morir

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Lo cierto es que me prometí dejar de escribir sobre temas deportivos, de fútbol, del Barça, hace ya bastante tiempo. Pero está claro que cuesta cumplir las promesas que nos hacemos a nosotros mismos y si, además, podemos aderezar esas traiciones con argumentos, la cosa ya es más digerible. En realidad, la reflexión de estos 15 últimos días no estriba, tanto en el mundo del Barça, del fútbol, del deporte, sino en el de la comunicación que, a menudo, se convierte en  objeto del “pim pam pum” externo cuando las cosas no funcionan.

Hace pocos días, tuvimos un claro ejemplo en el cese del director de comunicación del Barça, tras el fin del primer acto de acoso y derribo al presidente Joan Laporta. Por tanto, la comunicación de la junta azulgrana no habría funcionado bien, según algunos de sus miembros, y la cabeza que habría rodado primero es la del responsable de comunicar desde el máximo estamento de la empresa, en este caso, la Presidencia, el mensaje a los informadores. Pero si se hurga algo más en todo este tema, se sacan más conclusiones y se plantean muchos interrogantes sobre la estrategia que debe seguir un jefe de comunicación: ¿Es mejor tratar a menudo con los medios o bien dosificar con cuentagotas las apariciones? ¿Se debe utilizar la filtración como estrategia? ¿Hay que filtrar siempre a los mismos medios o hay que diversificar? ¿Se debe esconder la realidad o sólo retrasar su confirmación? ¿Hay que ser simpático, agradable con los periodistas que trabajan a diario en el tema? ¿Debe uno convertirse en resignado escuchador de quien le paga o plantar cara y aconsejar cambios de actitud en favor de una mejor imagen?

Hablaba hace unos días con un periodista que hace tiempo abandonó los medios para dedicarse a estar al otro lado, en la dirección de la comunicación de la empresa, y me decía que en tres años ha estado como en el Dragon Khan: cambio de presidente, OPA, venta de importantes activos, la sequía, salir de una turbulencia y entrar en otra… Pero que, a pesar de todo, su trabajo cada día le entusiasma. Y me prometí que le iba a plantear  todos esos interrogantes de más arriba, a ver qué me decía. Por cierto, creo que  en el fondo, mi amigo no dudaría en aceptar el regreso al otro lado de la comunicación. Quizás algún día…NULL

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