Hay universidades que ofrecen la posibilidad de hacer prácticas voluntarias en el sector de los estudios que se están cursando; y otras, como mi universidad, la Abat Oliba CEU, donde las prácticas son obligatorias.
Existen dos maneras de enfrentarse a estas prácticas: la primera consiste en, simplemente, dejar pasar las 280 horas estipuladas; la otra, es aprovechar el tiempo y la oportunidad que se te ofrece y aprender de la experiencia. Yo, sin duda, escojo la segunda opción; puesto que las horas establecidas como prácticas obligatorias, como su propio nombre indica, no son voluntarias, sino que hay que hacerlas, ¿qué mejor que sacar un provecho de ello?
Las prácticas son tu tarjeta de presentación, tu primer contacto con el sector del cual pretendes formar parte, la primera oportunidad que se te brinda para demostrar tus habilidades, y no para ver cómo pasan las horas delante de un ordenador sin hacer nada. Hacer prácticas en una empresa como Presston significa habituarse al mundo laboral que envuelve la comunicación, supone acostumbrarse a los timings y a que el trabajo empiece a invadir tus pensamientos en las horas no laborables.
El hecho de poder trabajar en una empresa permite conocer los diferentes campos del sector desde distintos puntos de vista. De este modo, uno puede empezar a pensar cómo va a enfocar su carrera, ya que comienza a ver qué es lo que le gusta o no de la profesión. Esto da la oportunidad de encaminar el futuro laboral en función de las preferencias de cada uno, puesto que cuando se hacen las cosas con ganas es cuando mejor se hacen.
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