Para todos aquellos que aún no lo hayan experimentado, recomiendo una excursión por las tortuosas carreteras que circundan el macizo del Montsant.
Además de disfrutar con la variedad e imponencia de sus paisajes, algo que ya resulta previsible de contar, hay la extraña y fascinante sensación de haber retrocedido en el tiempo.Y eso se percibe a través de la arquitectura de sus pueblos, la disposición de los viñedos en “costers”, las fondas y las coses de menjar…
En Darmós, al sureste de Falset y de una pequeña bodega familiar con viña propia, quise zambullirme en la personalidad de “El Joan d’Anguera. El Bugader” 2000 D.O. Montsant.
De color rojo picota intenso, con aromas de frutos negros en licor, bien conjugados con los propios de la crianza, delicados tostados y madera muy bien integrada, en boca se mostró pleno, con suave tanicidad, muy buena estructura, persistente y largo.
Al probarlo, uno recuerda inevitablemente los felices días del inicio de la primavera, ideales para los placeres sensuales de la cocina… y otros más.
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