Con la segunda añada del Il-lia 1035 ya en el mercado se confirma la intención de sus elaboradores, que no es otra que la de conseguir un producto de la tierra que refleje su carácter y ensalce sus paisajes. Un producto que nos hable de su clima, de sus gentes, de sus tradiciones y de su gastronomía. Sugiero que se “maride” con una buena parrillada de carne, después de la “calçotada” -ahora que viene la época-, o con un plato de caza.
De color rojo cereza picota, con destellos violáceos y de intensidad media-alta. Se expresa con aromas balsámicos integrando especias (clavo, pimienta negra y sutiles notas de canela), conjugando las frutas del bosque con el cuero fino. Es decir, aromas complejos, francos y atractivos.
En boca muestra un buen equilibrio marcando con sutilidad los taninos y la untuosidad, lo cual aporta cuerpo y estructura. Buena longitud y permanencia con un expresivo final de boca.
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