Cinco millones de niños mueren cada año de hambre en el mundo. Es una cifra tan escandalosa que hace reflexionar a cualquiera. ¿Realmente hacemos algo para evitar que en el mundo haya 800 millones de personas en la miseria?
Muchos son los personajes famosos que estos días han hecho un hueco en su agenda para transmitir un mensaje de solidaridad, ya sea para ayudar a los enfermos de cáncer, los de noma -trastorno infantil concentrado en África que destruye los tejidos faciales-, o para colaborar con una ONG. Pero no es suficiente. El informe de Unicef revela que la mitad de los niños del planeta, es decir, uno de cada dos, está en situación de riesgo, ya sea por el SIDA, los conflictos bélicos o la pobreza. Y no hablamos sólo de los países en vías de desarrollo, en Méjico o en Italia también han aumentado las tasas de pobreza infantil los últimos años.
Paradójicamente, estos días recalan en nuestros sentidos, bombardeos de anuncios de juguetes que pretenden hacer llegar a aquellos niños afortunados tantas ilusiones, que el día de Reyes se puede convertir en una gran decepción. Mientras en televisión los muñecos se mueven, nadan, corren, disparan, lloran; en el momento de sacarlos de los paquetes, no son más que plástico. Es entonces cuando la imaginación de los más pequeños debe echar a volar para que aquel “madelman” consiga llegar al Aconcagua, a Marte o a la Luna.
En resumen, la mitad de los niños del mundo está en estos momentos decidiendo si pedir una Game Boy SP o una Play Station 2, y preguntándose ¿por qué no las dos?, y la otra mitad está intentando subsistir a duras penas, trabajando, luchando en una guerra o, simplemente, muriendo. Algo falla en el mundo.
Feedback Today es un medio de comunicación y como tal, tiene la capacidad de llegar a miles de personas. Así que no se trata de un acto de caridad utilizar estas líneas para invitar a la reflexión, se trata de un deber.
Ahora sí, ¡Feliz Navidad!
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