Un directivo, un presidente o soberano de un país siempre es admirado. En muchas ocasiones, no solo es admirado por la posición que ocupa, sino también por sus formas de ser y saber estar. Y esto es, precisamente, a lo que deben aspirar todas esas personas que están constantemente de cara al público y, en la mayoría de casos, representando una sociedad, institución pública o privada, una empresa.
Por todo ello, el saber ser es fundamental, pues esta persona transmite y refleja un comportamiento ejemplar. Existen unas normas –no legales- de protocolo que sirven como guía para todas esas personalidades que representan una institución o colectivo.
Así pues, todas ellas deben cuidar al máximos los detalles en sus movimientos, sabiendo qué es lo correcto en cada momento. También deben ser cuidadosos en la palabra, deben saber qué decir y cuándo deben decirlo. Y no sólo eso, también deben ser acertados en la manera de vestirse en cada ocasión, ya que gran parte de la imagen externa viene proyectada a través del vestuario.
La elegancia y el cuidado en los gestos, la palabra, el vestuario y, en definitiva, todo lo que se refiere a la imagen de un alto cargo, le ayudarán a triunfar. Es más, le permitirán incluso gozar de una mayor confianza en sí mismo/a, porque cuando la apariencia exterior es fuerte, se suma a la personalidad de uno mismo.
El triunfo profesional va de la mano del triunfo personal y, por esta razón, tanto líderes y personas de éxito deben saber desarrollar y asumir una imagen que vaya en consonancia con la posición que ocupan y que además, son ejemplo para la sociedad que, en muchos casos, representan. En protocolo y etiqueta existen unas pautas que pueden ayudar a tener sensibilidad para saber actuar en determinados momentos tanto en la vida profesional como privada.
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