Cuando se habla (aunque sea mal) de un anuncio

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…dicen los expertos en publicidad, la campaña ya ha conseguido su objetivo. Cuando en todos los medios, un spot aparece sin pagar, es decir, sin que haya antes pasado por el departamento comercial de la cadena, y antes, por la mesa del planificador de medios, ese anuncio habría conseguido uno de los objetivos que pretende siempre la publicidad, y es no pasar desapercibida.
 
DESIGUAL, la firma catalana que ha apostado por la no deslocalización, que se ha ubicado mirando al mar entre el Vela y el World Trade Center barcelonés, ha armado una buena. Del anuncio, el CAC dice que es de mal gusto, pero lo curioso es que las reacciones oficiales han llegado después de que la propia compañía retirara unos instantes, los polémicos, en los que la bella modelo, atraída por su figura embarazada falseada con un cojín, pinchaba preservativos.
 
No sabemos el efecto final en el comprador, pero los colectivos que se han quejado, mujeres de CCOO, de Iniciativa, tildan el spot de machista.
Era una apuesta en el Día de la Madre de la firma de moda. Sí, es cierto, puso a una bella modelo, Isabel Cañete, viéndose guapa en el espejo con su barriga de embarazada ficticia, y lanzando la idea del “Tú decides”, ella, no él, para quedarse en estado de buena esperanza. O sea, más o menos, lo que esas mismas mujeres que se quejan reclaman, que las mujeres deben decidir sobre su maternidad. Pero pinchar un condón conlleva otras consecuencias, que Desigual no previó. Todos los efectos de las enfermedades de transmisión sexual aparecen como una losa pesada encima de la creatividad de la agencia que convenció a la compañía. Una frivolidad, una banalización… y trending topic durante dos días.
 
Me cuesta pensar que, en el proceso que sigue al briefing publicitario, no se hablara hasta la saciedad de los pros y los contras de un anuncio así. Y de las consecuencias. Todos recordamos las campañas provocadoras que Oliviero Toscani hizo para Benetton desde 1980 y aquella que, en 1992, aprovechando los Juegos de Barcelona, sacó cinco preservativos con los cinco colores de los aros olímpicos. 32 años después, las gomas vuelven a ser protagonistas y, probablemente, el debate sobre la improcedencia del mensaje, de su envoltorio, vaya a perdurar.
 

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