OPINA: » Yo exijo» por Miguel Aznar Consultor de Cambio

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Han puesto imaginación, han trabajado, han invertido su tiempo y su dinero, han aumentado las ventas de la ATM, han anticipado dinero a la ATM, han facilitado la comunicación a empresas que querían anunciarse, han intensificado el tráfico en Correos y han conseguido abaratar para los ciudadanos el precio de un transporte que la ATM había acabado de incrementar. Y todo ello respetando la puñetera integridad inviolable de las tarjetas T-10
«ATM no ha sido capaz de conseguir reducir ni un duro ni un real el precio de la T-10, y que Daniel y Guillem, dos ingenieritos de mi querida Universidad Politécnica de Cataluña, con un ordenador y una conexión ADSL sí han sido capaces de hacerlo»

«Han puesto imaginación, han trabajado, han invertido su tiempo y su dinero, han aumentado las ventas de la ATM, han anticipado dinero a la ATM, han facilitado la comunicación a empresas que querían anunciarse, han intensificado el tráfico en Correos y han conseguido abaratar para los ciudadanos el precio de un transporte que la ATM había acabado de incrementar. Y todo ello respetando la puñetera integridad inviolable de las tarjetas T-10”

Daniel Martínez y Guillem Mateos, desde la web www.promobilletes.com, han puesto en marcha un sistema de ventas de tarjetas integradas de transporte T-10 a precio reducido.

El procedimiento es sencillo: El cliente se las pide. Ellos las compran por la vía habitual, pagando la totalidad del precio y, a continuación, se las remiten a su cliente, a precio más barato, adjuntando en el envío publicidad de empresas que pagan por esta publicidad la diferencia del precio, más los gastos, más un margen para los promotores de la idea. Las tarjetas no son, pues, manipuladas en absoluto y no se incluye en ellas ningún texto o imagen; aunque, la verdad, después de que la Autoridad del Transporte Metropolitano haya cobrado su importe íntegro no se qué maldita cosa les tendría que importar si en ellas se grabara una publicidad que la ATM no había sida capaz de captar. Pero, en fin, las tarjetas llegaban inmaculadas a su usuario final.

La ATM también tiene una web, www.atm.cat, muy chula, con unos pasa-páginas preciosos, como cien veces mejor y mil veces más cara que la web de Daniel y Guillem. También tiene un montón de gente: Un presidente, dos vicepresidentes, y dieciséis vocales y gente de similares pelajes. Y si ya bajamos a lo que se denominan ‘responsables de la gestión’ encontramos un director general, más once directivos, más dieciocho responsables de soporte, que salen con nombre, apellidos y e-mail. No creo haber contado mal. Todos estos datos están sacados de su web. No quiero cansarme calculando cuántos indios habrá para cincuenta jefes. En total, mil y la madre. 

O cien y la madre, ¿qué mas da? La cuestión es que con toda esa gente la ATM no ha sido capaz de conseguir reducir ni un duro ni un real el precio de la T-10, y que Daniel y Guillem, dos ingenieritos de mi querida Universidad Politécnica de Cataluña, con un ordenador y una conexión ADSL sí han sido capaces de hacerlo. ¡Qué osadía! Se les va a caer el pelo.
El 9 de Enero los medios de comunicación anunciaron que la AMT ‘estaba estudiando la legalidad’ de la operación y que ‘se habían puesto en contacto’ con Daniel y Guillem. Simultáneamente la web dejaba de operar y en promobilletes.com sólo aparece un letrero en el que se transmite que tienen problemas.

Antes de nuestra guerra civil, los medios de comunicación se callaban cuando los militares los asaltaban a garrotazos; en el franquismo para hacer callar a un periodista bastaba que un policía le preguntara si sabía dónde se estaba metiendo. Hoy una página web se calla cuando los burócratas anuncian que ‘están estudiando la legalidad de su actividad’. Sí. Puedo ver la diferencia. Fijándome muy bien.
Daniel y Guillem (es la quinta vez que repito sus nombres, y, por mi gusto, los repetiría quinientas veces más), han puesto imaginación, han trabajado, han invertido su tiempo y su dinero, han aumentado las ventas de la ATM, han anticipado dinero a la ATM, han facilitado la comunicación a empresas que querían anunciarse, han intensificado el tráfico en Correos y han conseguido abaratar para los ciudadanos el precio de un transporte que la ATM había acabado de incrementar. Y todo ello respetando la puñetera integridad inviolable de las tarjetas T-10 ¿Qué se merecen?

Seguro que se merecen algo más que las palmaditas conmiserativas con las que parientes y amigos les animan mientras les repiten. “Si ya te lo decía yo… idealista, soñador… que aún tenéis que aprender cómo es el mundo…”.
El inefable Chumi Chumez publicó hace un montón de años una viñeta en la que se veía a Don Quijote en el suelo, molido a palos, mientras Sancho gemía: “Que ya os lo dije, mi señor… que no son gigantes. Que son cuatro mangantes…”.
Hoy se leen en los cielos señales de que Daniel y Guillem (no les conozco; no se quién de ellos es Quijote y quien Sancho) van a ser apaleados, no por gigantes, no por molinos, no por mangantes… sino  por algo mucho más eficaz si se trata de dejarles baldados: por burócratas. Si alguien no lo remedia van a perder mucho más que su tiempo y su dinero. Van a perder su ilusión, sus ganas, su fe en el trabajo y en la sociedad.

Mi primera reacción, después de cincuenta años de hastío ante el poder de tanto chupatintas con las manos ávidas, el corazón de hielo, la mente cansina y el alma podrida por la burocracia… mi primera reacción, repito, ha sido decirles: ¡Muchachos! Sois jóvenes. Huid de este país de zombis quejumbrosos controlados por hombres de hojalata antes de que, de cachorros, paséis a ser leones cobardes o simples espantapájaros. Al otro lado del arco iris hay un planeta en donde cien países os acogerán si habláis un poco de inglés (que supongo que sí, salís de la UPC). Id allí donde la gente es limpia, y noble, culta, rica, libre, despierta y feliz. Y allí vuestras ideas, vuestra imaginación, vuestro trabajo serán valorados adecuadamente. 

Pero no me da la gana de quedarme en eso. 
Y, por eso, porque estoy harto de ver como la desidia egoísta de los burócratas con poder se aprovecha de la sumisión ovina y quejumbrosa de la gente de la calle; porque no me da la gana de seguir consintiendo que se mantenga en este estado a esta nuestra pobre, sucia, triste y desgraciada patria; por eso, aquí y ahora, en este caso concreto y pequeñito, que por algún punto hay que empezar; por eso, me levanto y digo:

  1. Yo exijo. 
  2. Yo exijo, porque me harté de pedir cuando era de justicia, y pidiendo no conseguí nada.
  3. Yo exijo que la ATM, o el Ayuntamiento, o quien sea por esas alturas, felicite públicamente por su iniciativa a Daniel y Guillem.
  4. Yo exijo que la Cámara de Comercio, o Foment, o quien sea por esas latitudes les de un diploma de honor por su iniciativa.
  5. Yo exijo que se les permita seguir con este trabajo. 
  6. Yo exijo que la banca, que tantas veces ha repetido que sí tiene dinero para inversiones, pero que no le llegan proyectos serios, les facilite los medios que precisen para poder desarrollar éste, más y mejor.
  7. Yo exijo que todas las agencias de publicidad que presumen de grandes vayan a ofrecerles su (interesada) colaboración para la captación de publicidad. Y que ninguna los fagocite ni los canibalice.
  8. Yo exijo que si se descubre que las normas, reglamentos, leyes, estatutos o constituciones de este burocrático país precisan ser cambiadas, ni que sea en una coma, para que ese proyecto se pueda llevar adelante, se cambien en un tiempo razonable, que en ningún caso deberá ser superior a dos días (que los que nos hemos pasado la vida trabajando sabemos que dos días, bien aprovechados, dan para mucho).
Y aún exigiré mucho más:
Yo exijo que todos los que piensan más o menos como yo, 
cada uno desde su posición, cada uno a su manera, pero todos en la misma dirección, escriban a los periódicos, se expresen en los blogs, se lo digan a sus amigos y, sobre todo, se lo repitan alto y claro, mirándoles a los ojos, a todos los políticos, sean del partido que sean (que en todas partes cuecen habas), tengan el cargo que tengan (que en todos los niveles se prima la burocracia),y se lo sigan repitiendo cada día, cada vez que les vean, que ya está bien, que basta ya,que todos exigimos que los poderes, las administraciones, toda la gente que toca poder y cobra por ello, esté por la labor de ayudar a levantar al país en general y a los desgraciados que no tienen poder ni sueldo público más o menos seguro, en particular.
 
Porque si no conseguimos que toda esta gente lo entienda, con su burocracia de chupatintas nos hundimos. 
No cuando se acabe el petróleo o cuando nos cozamos en CO2. 
Nos hundimos en esta generación.

Miguel Aznar
Consultor de Cambio
 

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