David Escamilla

Comunicador y ensayista

Tiempo de corazón

“La inteligencia artificial es artificial, pero no inteligencia. Que no me engañen»

David Escamilla publica “¿Quién dijo que todo está perdido? Un manifiesto humanista”
3
3937

Hace pocos días, David Escamilla presentó “¿Quién dijo que todo está perdido?”, un ensayo que admite la calificación de “manifiesto humanista”. Aprovechando el mes de los libros por antonomasia, Feedback Today recupera el contacto con él para conocer su visión del mundo que nos rodea.

La última vez que le entrevistamos vimos en usted a un comunicador, un músico, un poeta… ¿En qué se encuentra mejor descrito?

Comunico a través de la palabra. Y lo hago en tres dimensiones: la palabra escrita (este es mi libro número 53), la palabra hablada (en radio, televisión y conferencias) y la palabra cantada.

Estamos en abril de 2023, y su primer Sant Jordi como autor lo vivió hace 30 años. ¿Cómo ha cambiado usted en ese tiempo?

He cambiado mucho, pero en esencia sigo siendo la misma persona. Creo que tenemos que defender al niño que fuimos. Que el adulto no debe matar al niño que está en nuestros orígenes. Soy un adulto de 54 años, pero, a la vez, mantengo al David de 5, 10 o 15 años. He incorporado capas de adultez y de observación de la realidad. Soy muy curioso y me fijo en los aromas, las miradas, los gestos…

Ha madurado.

Madurar está muy bien, pero si uno madura demasiado, se pudre. Y, a la vez, si mantiene demasiada inocencia, está verde. No quiero ninguno de los dos extremos.

Madurar está muy bien, pero si uno madura demasiado, se pudre. Y, a la vez, si mantiene demasiada inocencia, está verde. No quiero ninguno de los dos extremos

Su libro llega en un momento en el que la globalización y la tecnología están dominando todos los ámbitos de la vida. ¿Su tesis es optimista o pesimista?

Respondo con un mensaje optimista porque creo que no hay vida sin esperanza. Pero creo que muchos políticos y personas de poder nos están dando mensajes cotidianos tendientes a inocularnos el miedo. Nos dicen que “hoy estamos mal en lo económico y mañana estaremos peor…” ¿Con qué energía y espíritu te levantas de la cama y sales a la calle a construir tu proyecto con esos mensajes?

Para mí, la esperanza es un sinónimo de vida, unas ganas de perdurar y seguir. Y yo creo en el ser humano.

¿Con qué energía y espíritu te levantas de la cama y sales a la calle a construir tu proyecto si recibes mensajes de miedo?

Socialmente se habla mucho del post humanismo y del transhumanismo.

También lo hago en el libro. Tenemos la tecnología rodeándonos por todos lados. Y, por ahora, la frontera entre seres humanos y tecnología sigue estando clara. Pero dentro de poco, creo que desaparecerá. Tendremos la tecnología integrada en nuestros cuerpos.

¿En qué sentido?

Se nos romperá una pierna y nos pondrán una biónica. Y si perdemos la visión, tendremos ópticas digitales. Y chips integrados. Creo que nuestras naturalezas de carne y hueso y biónica no se distinguirán. Seremos trans-humanos. Hombres-máquina o máquinas humanas.

Terrible.

En el libro digo que esto constituye una fuente de peligro. Actualmente nos quejamos de que nuestros hijos están demasiado pegados a las pantallas, pero todavía podemos despegar al niño de la máquina. Cuando la pantalla esté dentro del niño, ¿qué haremos?

¿Tendremos que prohibir la tecnología, entonces?

Mi intención no es hacer un discurso contrario a la tecnología, porque es extraordinaria. Pero más lo es el ser humano. De lo que me quejo es de la borrachera hiper-tecnológica hacia la que vamos.

Uno de los capítulos del libro trata sobre la deshumanización de la empresa. Los directivos dicen que quieren fichar a profesionales que sepan mucho de inteligencia artificial. Mi propuesta es que contraten a gente que sepa de inteligencia humana. Ambas cosas deberían complementarse.

En el libro me quejo de la borrachera hiper-tecnológica hacia la que vamos

¿Qué le parece la inteligencia artificial, que tan de moda se ha puesto estas semanas?

Soy crítico. Creo que es una mentira. No me cabe duda de que es artificial. Pero no es inteligencia, porque eso es un atributo estrictamente humano. La máquina no puede comprender las cosas, solo genera los resultados que alguien le pide a través de una interfase. Y te junta cosas reales con cosas falsas, porque no comprende y no puede discernirlas. Por tanto, los textos que te ofrece como resultados son una ilusión, una mentira… A mi que no me engañen.

Hay quien ve en ChatGPT el nuevo “Rincón del Vago”.

Es que nos va a hacer muy vagos. El otro día hablé con Joan Manuel Serrat, con quien tengo una gran relación, y me dijo: “David, estoy preocupado porque estamos trabajando para el enemigo”. Es decir, la inteligencia humana está empoderando a la inteligencia artificial. El humano al servicio de la máquina: cada día tenemos menos memoria, porque la máquina la tiene toda. Cada día perdemos inteligencia espacial, porque el GPS nos dice cómo hay que llegar a cada sitio y confiamos en él.

Joan Manuel Serrat me dijo: “David, estamos trabajando para el enemigo”. Es el hombre, al servicio de la máquina

¿Dónde ha quedado la inteligencia emocional?

Pues por lo visto como una cosa inocente para gente naif… Pero creo que la empatía va a seguir triunfando, porque es necesaria para las relaciones y estas lo son para construir. Si dos hablan y se escuchan realmente, evitando superponer sus monólogos respectivos, pueden comprenderse y ponerse a construir algo en común. Si no lo logran, no hacen nada.

Hace poco, el CEO de Apple, Tim Cook, les dijo a unos estudiantes que se graduaban algo tremendo: no le preocupaba que la tecnología pareciera más humana, o que avanzara y evolucionara o que las máquinas pensaran como las personas. Lo que le preocupaba era todo lo contrario: personas que se parecieran cada vez más a las máquinas.

Buen punto.

A fuerza de poner a la tecnología en el centro de nuestras preocupaciones, la hemos convertido en el nuevo becerro de oro, al que damos culto. Y nos estamos deshumanizando, perdiendo emocionalidad y empatía. Perdemos los matices. Cuando dos personas se hablan, siempre hay puntos blancos, negros y multitud de grises en medio. La máquina, en cambio, es puro código binario. Y el mundo actual, y las redes sociales, nos llevan a estar en contra o a favor de las cosas, haciendo que todo sea binario o dual. Eso lleva a la guerra.

Lo humano busca la empatía, la comprensión, la negociación, la paz. En cambio, la hiper-tecnologización es binaria y beligerante, sin término medio. Lleva al enfrentamiento.

A fuerza de poner a la tecnología en el centro de nuestras preocupaciones, la hemos convertido en el nuevo becerro de oro

Usted no vivió directamente el mayo del 68, pero ¿cree que se está gestando una nueva revolución de ese estilo?

Sueño con ello. Porque pienso que el ser humano evoluciona a golpes. Y, aunque suene triste decirlo, cuando veamos a la actual generación de 10 o 15 años subiendo tan torcidos, vamos a tener el convencimiento de que el futuro tiene que ser de otra manera, o nos terminaremos autodestruyendo.

Hoy decían en la radio que la adicción número uno entre la gente joven, más allá del cannabis, es la pantalla. Los chavales cenan y comen con sus padres pero terminan rápido para poder encerrarse en la habitación y conectarse al portátil. Su sueño es poder estar 24 horas conectados de mil pantallas.

Y lo curioso es que están en contacto entre ellos.

Sí, pero no tienen una relación humana. Hablan, sí, con presuntos amigos suyos, pero ni los miran a los ojos, ni les pueden tocar el brazo, ni compartir un refresco con ellos. Simplemente interactúan a través de chats.

A los jóvenes de hoy les molesta que les llamen por teléfono, aunque tengan uno. Piensan que es una interrupción intolerable de su intimidad. Prefieren que les envíes mensajes de chat y ya te contestarán cuando pueda. La comunicación a tiempo real se pierde. ¿Dónde iremos a parar? Cuando este chaval de 20 tenga 40 o 50 años, ¿cómo se comunicará con el mundo o generará relaciones de amistad, amor, familia o trabajo?

En su libro da a entender que no todo está perdido. ¿Qué es lo que nos queda?

En la portada hay un corazón, como una metáfora. La mitad está invadida por circuitos electrónicos. La otra mitad sigue virgen y humana al cien por cien. Como periodista que observa la realidad, describo cosas que no van bien en la familia y en la empresa, o en cualquier ámbito en el que nos estemos deshumanizando.

Pero también veo, y cuento, que en Barcelona hay actividades que rehumanizan la familia, o en Suiza hacen lo propio con la empresa, o que en Estados Unidos rehumanizan el valor del tiempo humano. Porque la vida humana es esencialmente tiempo.

¿De reloj?

El tiempo que vivamos. La pregunta es cómo vives tú ese tiempo y cómo lo gestionas, porque eso determina tu biografía. Si juegas a los marcianitos 24 horas, tu vida es una. Y si construyes relaciones humanas y valor social, tu vida es otra.

También las máquinas tienen un tiempo. Pero es uno veloz. En el último Mobile World Congress, el claim principal fue “Velocity”. Bueno, pues si todo es velocidad, apaga y vámonos, porque estamos yendo muy rápido, pero no sabemos en qué dirección. El tiempo de las máquinas es el de la velocidad y la precisión, pero el tiempo humano es el de la reflexión y la calidad. Si el tiempo de ambas cosas se confunde, las personas perderemos, porque las máquinas son mucho más eficientes.

Si juegas a los marcianitos 24 horas, tu vida es una. Y si construyes relaciones humanas y valor social, tu vida es otra

Muchas personas se están volviendo practicantes de mindfulness para salir de esa espiral de tiempo y velocidad.

Así es. La naturaleza es sabia y cuando alguien tiene nervios, o estrés o se encuentra sin ganas de algo, puede pensar que su termómetro vital indica algo que no funciona. En la cultura occidental vemos que hay un malestar cultural y social, porque el estilo de vida nos lleva a todo eso que decíamos. Así que muchos se lanzan hacia una reconexión espiritual, o con uno mismo.

Siento que el ser humano debería poder evolucionar de otra manera, no a golpes. En realidad la tecnología evoluciona con mucha eficacia: los IPhone son cada vez más rápidos y técnicamente mejores. Pero el ser humano ha seguido siendo el mismo desde las cavernas hasta ahora. Pero debería evolucionar, porque la evolución no puede ser solo tecnológica.

Siento que el ser humano debería poder evolucionar de otra manera, no a golpes

¿Cree que el planeta ya está perdido? ¿O tiene salvación?

Los grandes expertos en ecología y naturaleza dicen que nos encontramos en un momento límite. Y que lo que pase en los próximos tres a cinco años determinará el futuro de nuestros hijos y nietos de una manera irreversible. Nos quedan esos años para hacer los deberes.

Quizás podríamos pactar con la tecnología y, entre los dos, salvar el mundo…

Creo que sí. Pero ahora mismo no tengo claro hacia dónde estamos mirando. Y hay algo con lo que soy especialmente crítico. Creo que cada vez el poder está más concentrado en un número menor de manos. Corporaciones y personas como Google, o Mark Zuckerberg o Elon Musk, y otros que todos conocemos, tienen cada vez más poder que los países y los gobiernos. Esta concentración tan enorme también genera a unos ricos que son los más ricos en toda la historia de la humanidad.

¿Y eso tiene algo de malo, tal vez?

Somos parte de la naturaleza. Y cuando alguien es tan poderoso que se cree inmortal y se distancia tanto de la naturaleza, termina traicionando a sus propias leyes y cargándosela. Y, con ello, a sí mismo.

Amante del jazz de Billie Holiday y de la música clásica, así como de aquellas músicas que le acerquen al silencio, David Escamilla nació en 1969 y ha publicado casi tantos libros como años ha cumplido. También ha compuesto canciones y creado una amplia obra discográfica. Politólogo y Sociólogo de formación, observador de la realidad, experto en innovación y emprendeduría, estratega de comunicación y divulgador de profesión, este 2023 ha presentado “¿Quién dijo que todo está perdido?” (Ed. Indicios) con la intención de preservar la mitad del corazón humano que no ha caído en manos de las prisas. Y, a poder ser, de recuperar la otra mitad que sí.

3 COMENTARIOS

  1. Muy interesante la visión de David Escamilla sobre lo nos depara el futuro más próximo. Ciertamente nos hemos de poner en marcha si queremos construir en positivo. Felicidades a David y a todo el equipo de feedback today.

    Francesc Roca Benito

  2. más q la ética es la libertad lo q caracteriza al ser humano, y quizás la máquina no sé desprograme, pero surgirá un híbrido q es perfecto a nivel físico pero no puede dejar de evolucionar a nivel etico

  3. curioso sería saber un poco más del placer q es el impulso del hombre y de la vida respecto de las máquinas y/o híbridos por un futuro

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Feedback se reserva el derecho de revisar los comentarios y despublicar en caso de no ser apropiados.