Robert Casajuana

Socio economista de SLM del grupo Andbank

Inflación y bonos

“El 2023 es un año para la renta fija»

Robert Casajuana cree que la “ventana de oportunidad” no tardará demasiado en cerrarse
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Durante la pandemia, una videoconferencia nos permitió entrevistar a Robert Casajuana. De vuelta a la normalidad, queremos analizar con él la situación de la economía actual.

Desde hace tres años, hay que ver lo que ha cambiado el mundo.

En efecto. Muchas cosas han pasado en estos meses. Y yo distinguiría entre las que han sucedido a nivel social y las que han afectado a la economía. En el primer ámbito, nuestras vidas y nuestra forma de trabajar se han transformado. Y, en ello, la tecnología ha jugado un papel muy importante… Antes de la pandemia yo solo daba clases y conferencias presenciales. Y el trato con mis clientes era directo. Ahora, por lo menos un tercio de lo que hago se basa en el streaming. Creo que es una oportunidad…

En nuestra entrevista anterior no le preguntamos sobre el perfil de sus clientes. Personas con patrimonios elevados que buscan invertir. ¿Cree que las regulaciones tributarias les van en contra?

No lo creo. Finalmente, estos grandes patrimonios corresponden a personas emprendedoras y empresarias que no solo generan riqueza para ellas mismas, sino que crean puestos de trabajo y actividad económica. Y que pagan sus impuestos. Sin ir más lejos, un cliente mío, empresario catalán, vendió el año pasado su empresa por un precio superior a los 15 millones de euros… Este año le pagará 5 a la Hacienda Pública.

Tal vez es un ejemplo extremo, pero soy keynesiano y creo en el estado del bienestar a la europea (no a la americana) y en la distribución de las rentas para cohesionar la sociedad y que no existan disparidades sociales entre ricos y pobres. Pero si estigmatizamos a los grandes patrimonios, o nos los cargamos, no tendremos de dónde sacar el dinero para redistribuir.

Soy keynesiano y creo en el estado del bienestar a la europea y en la distribución de las rentas para cohesionar la sociedad

Si un cliente le viene a ver ahora mismo y le pide consejo de dónde tiene que invertir, ¿qué le diría?

De entrada, me preocuparía por entender su perfil. Tenemos a muchísimos empresarios catalanes que tienen puesto su riesgo principal en la actividad empresarial. Su filosofía, por llamarlo de alguna manera, es el patrimonialismo. Es decir, quieren preservar su capital, dándole una revalorización. Quiero decir con esto que no son, para nada, los típicos clientes de bolsa, sino los que hace años optaban por comprar Depósitos y Obligaciones del Estado.

Lo que sí ha cambiado mucho, especialmente en este año 2023, es la política monetaria. Si se fija, tanto la FED americana como el BCE están manteniendo unas alzas agresivas del tipo de interés. Y eso nos puede devolver a lo que teníamos hace unos años: que si compras una Letra del tesoro a 12 meses, consigas un 3% de interés. O si compras un bono de alta calidad crediticia como el de Goldman Sachs a 5 años, logres un 5% de interés.

Lo que ha cambiado mucho, especialmente en este año 2023, es la política monetaria

La vuelta a la seguridad de los bonos, por encima de la renta variable…

Este 2023 es un año clarísimamente de renta fija, de obligaciones y bonos. No digo que no vaya a ser un buen año para las acciones, pero en este último caso hay una serie de incógnitas y obstáculos que tienen que resolverse.

Lo que sí sé es que a cualquier cliente que comience con nosotros este año, le recomendamos que invierta en bonos. Lo digo con conocimiento de causa: trabajé en este campo en Londres durante ocho años y hacía tiempo que no veía una situación como la presente.

A cualquier cliente que comience con nosotros este año, le recomendamos que invierta en bonos

¿En qué sentido?

En mis escenarios, y en los de los modelos que barajamos en el despacho, estoy bastante convencido de que el 2024 se van a detener las subidas de los tipos de interés e, incluso, veremos las primeras rebajas. Por lo tanto, la ventana de oportunidad de inversión en bonos no va a ser muy amplia… No tenemos mucho tiempo para cargar nuestras arcas con ellos.

La ventana de oportunidad de inversión en bonos no va a ser muy amplia… No tenemos mucho tiempo para cargar nuestras arcas con ellos

Hace años los bancos te daban rentabilidad por los depósitos. Ahora ya no.

Ahora comienzan a darlas, afortunadamente. Pero existe una diferencia entre esas rentabilidades y las de los bonos… Cuando usted es inversor y abre un depósito en un banco, se convierte en su prestamista. Y, con buen o mal criterio, la entidad empleará ese dinero para realizar su inversión crediticia. El problema de este proceso es que la intermediación es muy rígida y siempre va a tener dificultad en cancelar esos depósitos.

En cambio, si usted invierte en bonos u obligaciones, se encontrará con que existe un mercado secundario en el que muchas otras personas pueden comprar o vender. Así que usted siempre podrá liquidarlos cuando lleguen a su vencimiento, o bien venderlos si ve que su precio sube. Y podrá hacerlo con cierta flexibilidad. Uno puede sentir así que está montado encima del caballo que más corre en cada momento.

¿A su despacho llegan clientes con ganas de invertir en transición energética?

Mi asesoría se ha especializado en lo que denominamos producto cotizado. Pero en estos años, en los que hemos tenido tipos de interés cercanos a cero, es cierto que el cliente de patrimonio buscaba diversificar sus inversiones adquiriendo participaciones en fondos de capital riesgo. En muchas ocasiones estos fondos invierten en energías renovables o en sectores tradicionales que apuestan por medios más ecológicos, como por ejemplo compañías aéreas que buscan sistemas de combustión más eficientes y menos contaminantes.

Por otra parte, también han proliferado los fondos que son socialmente responsables y que invierten en acciones o bonos de compañías que actúan con energías renovables y no fósiles. Así que, en efecto, todo este movimiento ha incidido en el mundo financiero.

También ha habido un gran aumento del interés por las startups.

Como le explicaba, mis clientes son personas cuyo perfil empresarial está bastante consolidado. A veces, no obstante, recibo a jóvenes emprendedores también. Y mi principal mensaje es que van a tener que fallar: el fracaso capacita para otros fracasos posteriores. Y, así, tras numerosos errores, se alcanza el éxito.

Mi principal mensaje a quienes quieren crear una startup es que van a tener que fallar

En nuestra cultura, no está bien visto fracasar.

Sin duda. Cuando trabajé en Londres observé que el miedo al fracaso no está estigmatizado, porque es parte del juego. Aquí, sin embargo, se señala al que fracasa y se le reprocha haber tenido ideas de bombero. ¡Pero es que es lo normal! Cuando tú innovas, buscas otros caminos y lo más probable es que algo no funcione. Si la idea es buena, terminará haciéndolo… Así que lo que recomiendo a esos jóvenes es una perseverancia a prueba de bomba.

Cuando trabajé en Londres observé que el miedo al fracaso no está estigmatizado, porque es parte del juego

Si alguien invierte todo lo que tiene en una idea que fracasa, ¿de qué manera podemos pedirle que persevere? Los bancos ya no le van a prestar más dinero…

En parte eso se debe a uno de los problemas que sufre la economía española: la excesiva bancarización. En este país existen cuatro bancos que todo el mundo conoce y que ostentan el práctico monopolio de la inversión crediticia.

No digo que desde el sector bancario se niegue la financiación a los clientes pero, en comparación, en el mundo anglosajón hay muchas otras alternativas a la banca: el capital riesgo, las incubadoras, el crowdfunding… Todo esto está allí muy desarrollado. Así pues, en esos países tienen a la banca y al capital riesgo, que compiten entre sí para conceder financiación. Aquí vamos un poco por detrás ese aspecto.

Y el sector bancario es bastante rígido a la hora de conceder crédito a la inversión, además.

Necesariamente. Lo que se busca es evitar problemas como los que se vivieron aquí en 2008 cuando se prestó tantísimo dinero a los constructores y promotores, que luego no pudieron devolver.

En el ámbito del capital riesgo, los parámetros son menos rígidos. Pero en España tiene que desarrollarse mucho más. Así habrá muchas más oportunidades para las personas emprendedoras.

El gran (y malogrado) economista Gay de Liébana, nos explicó que los economistas son malísimos pronosticadores y fantásticos interpretadores del pasado.

Y es totalmente cierto. A mis alumnos siempre les recuerdo que la economía es una ciencia social, no una ciencia exacta. Nos encanta vestirla de modelos econométricos, de algoritmos y de matemáticas para darle apariencia de rigor, pero no pasa de ciencia social. Personalmente, además de estudiar Ciencias Económicas, cursé un Master de Relaciones Internacionales porque, al final, la economía tiene muchísimas implicaciones y variables externas que la condicionan y que se escapan al ámbito de los balances. Entre ellas está la geopolítica.

Imagínese que hace dos años hubiera existido una empresa en Kiev con unos datos fundamentales espectaculares y un fondo de maniobra buenísimo. Yo les habría dicho a mis clientes que compraran bonos de esa compañía. Pero luego habría llegado el señor Putin y nos hubiera roto todo el esquema… Todas esas variables no económicas acaban afectando al modelo económico. De ahí que los economistas nos equivoquemos tanto a la hora de predecir el futuro. En cambio, es fácil entender lo que ha pasado cuando ha pasado. Ahí, nuestra credibilidad aumenta.

Derivado de la guerra, nos vuelve a aparecer la palabra “inflación” en los telediarios. ¿Se hace lo suficiente para combatirla?

Ahora mismo el tema de moda es la inflación. Hace unos años lo era la prima de riesgo. Y cuando la inflación aparece, todo el mundo se preocupa, porque es un tema complejo. Pero, antes de responderle, permítame que le cuente algunas cosas relevantes.

Ahora mismo el tema de moda es la inflación. Hace unos años lo era la prima de riesgo

Por favor.

La actual inflación proviene del tiempo de la pandemia. En aquel momento, tanto la política monetaria de los bancos centrales como la política fiscal de los gobiernos fueron expansivas. La idea era la de ayudar a las familias con tipos de interés bajos y la de evitar un riesgo sistémico como el de 2008. Hace quince años se había apostado por la austeridad y hace tres se prefirió justo lo contrario: la expansión.

Pero cuando se imprime demasiado dinero, se genera inflación. Lo saben bien los alemanes. Algunos pensábamos, de manera equivocada, que el daño que recibió el mercado de trabajo durante la pandemia tardaría más en curarse. Y no fue así. En Estados Unidos nos han sorprendido y han vuelto a los niveles de desempleo previos a la pandemia, incluso los han mejorado. Y las economías con poco paro son inflacionistas, porque lo normal es que los salarios vayan subiendo. La presión a través de los salarios es uno de los factores que más hacen aumentar la inflación. En conclusión, una inflación que pensábamos que iba a ser coyuntural, se ha convertido en estructural.

Algunos pensábamos, de manera equivocada, que el daño que recibió el mercado de trabajo durante la pandemia tardaría más en curarse

Y entonces, llega la guerra…

Ese es un aspecto muy coyuntural. La guerra ha provocado un problema en el sector agrícola y en el energético, que han contribuido en provocar más inflación. Pero también lo fue el error de los bancos centrales, que con la misma idea equivocada que le decía, que decidieron no subir los tipos de interés a tiempo, porque pensaban que la economía tardaría más en recuperarse.

Llegaron tarde, y la inflación ya se ha desbocado al nivel de los dos dígitos. Creo que en pocos días tendremos nuevas reuniones del BCE y de la FED. Subirán otra vez los tipos de interés para frenar la inflación. Pero lo que veo es que los niveles van bajando ya, aunque aun ritmo menor del necesario.

Los bancos centrales llegaron tarde y la inflación ya se ha desbocado al nivel de los dos dígitos

¿Se enfrenta la humanidad a una nueva gran época de austeridad económica?

Eso es muy difícil de predecir. Pero me inclino a pensar que no vamos en esa dirección. Lo que sí veo es que, desde hace algunos años, y especialmente en la pandemia, vimos que podían existir disrupciones de la cadena de suministro y comenzamos a optar por la desglobalización. Ahora, quizás te sale más a cuenta tener a un proveedor cercano, aunque sea un poco más caro, que a uno lejano, por barato que sea. El primero no fallará a la hora de servirte productos, en caso de crisis global.

Por otra parte, la cultura capitalista ha llevado a un endeudamiento enorme de las familias, las empresa y los estados en todo el mundo. Todos querían tener todas las comodidades. Y yo no veo todavía el cambio a esa dinámica. Además, para pagar las deudas, necesitamos retroalimentar ese consumo.

Es curioso lo de la deuda… Ha crecido mucho.

Cuando entramos en Europa, uno de los criterios era que ningún país debía deber más del 60% de su PIB. Y en España se logró. Pero ahora está por encima del 100%… Tal vez si ponemos coto al endeudamiento podremos hablar de cierta austeridad. O por lo menos, de la austeridad de nuestros abuelos… Mi abuela llevaba las cuentas de la casa y era mucho mejor economista que yo.

Su despacho tiene vinculación con Andbank, de Andorra. Ese es un país que ha cambiado mucho en lo financiero, a nivel internacional.

Así es. Hace unos años, Andorra era considerada, prácticamente, como un paraíso fiscal. Pero ya no lo es. Tiene su sistema impositivo, por bien que es menos gravoso que el español. Y su sector bancario tradicional ha terminado entrando en España. Nosotros dependemos de Andbank España, que es una entidad bancaria como cualquier otra.

Como experto financiero, ¿cree que se debería enseñar más educación financiera desde las edades más tempranas?

Sí lo creo. Es, precisamente, una de las grandes asignaturas pendientes del sistema educativo español. Entre mis estudiantes veo a personas que son buenísimas en su actividad profesional (médicos, informáticos, ingenieros…) pero que no tienen la menor idea de cómo gestionar los ingresos que generan con su trabajo… No saben lo que es un bono ni una acción, ni tampoco logran descifrar si una hipoteca les conviene más o menos que otra.

Afortunadamente, la CNMV está haciendo bastante por divulgar esos conocimientos. También nosotros hacemos, desde nuestro despacho, una modesta aportación. Pero no es suficiente: hay que disponer de un currículo estructurado en el que se le explique a los estudiantes cómo manejarse en las finanzas, porque lo van a necesitar en su día a día.

Economista por la Universidad de Barcelona y máster en Relaciones Internacionales por Birkbeck/University of London. Cuenta con una amplia experiencia profesional de más de 20 años en los mercados financieros, de los cuales ha dedicado ocho a operar con bonos en la ‘City’ de Londres, entre los cuales destacaron los peores años de la crisis de 2008. Explica que sus pinitos en bolsa los realizó cuando todavía era estudiante de bachiller, aunque se interesó por la ingeniería, carrera que de hecho inició en Terrassa y a la que acudió durante un año y medio hasta descubrir que era un “error”. Apasionado de su trabajo, se confiesa amante de la economía financiera, de la macroeconomía y la geopolítica, porque todo está interrelacionado. Con ese perfil no es de extrañar que sea colaborador habitual de medios de comunicación, profesor y director académico de ISEFi y socio director de Inversiones de SLM, una firma perteneciente al grupo Andbank.

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