Isabel Hernández

Gerente de Griferías Galindo

El secreto: una buena gestión

“A veces, son los pequeños los que sobreviven”

Isabel Hernández explica que han sido un pequeño barco que flota un poco más que los otros, y por eso cree que el secreto está en una buena gestión, y especialmente, capacidad de reacción.
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Todas las industrias, por diferentes que nos puedan parecer, tienen unos parámetros que son asumibles de un modo general a todos los sectores empresariales. Pero también sus pequeñas peculiaridades y sus reglas. Hoy les presentamos a una de ellas: Griferías Galindo. Fundada a finales de los años veinte por Jesús Galindo, han pasado todo tipo de vicisitudes pero una vez más, la constancia, el tesón y algo de suerte les ha acompañado.

“La deslocalización no es inevitable. La mano de obra sale muy barata en China, de acuerdo, pero para ello debemos hablar de grandes producciones que deben ser absorbidas con cierta rapidez. Y no siempre es así”

“El secreto está en una buena gestión, y especialmente, en la capacidad de reacción: si el mercado pide un producto pequeño, con unas características específicas, pues debemos ser capaces de sacarlo al mercado en un mes”

“¿Cómo no va a bajar el mercado si los fabricantes compran en China? Si se fabrica el producto en otro país, no sólo salen perjudicados los trabajadores de esta empresa sino también aquellos profesionales que dependen de ella”

Al principio quizá fue duro, aterrizando en un mundo que le era completamente ajeno.
Bien, creo que el secreto está en saber qué no sabes, en ser consciente de que ignoras muchas cosas, así tienes muy claro que debes rodearte de gente válida y de grandes profesionales.

Pero a pesar de ello seguro que ya tenía asimilados ciertos valores que le debieron resultar muy útiles.
Soy una persona luchadora y positiva, me gustan los retos. Y como también me gusta la  arquitectura y la escultura, pensé que con el tiempo podría proporcionar una vertiente más estética al producto de la grifería, que siempre ha sido muy industrial. Pero es que además, cuando me incorporé en la empresa, coincidió con un momento significativo en este ramo: la aparición de modas. Es decir, cuando alguien quería reformar el baño, ya no dejaba que el instalador le pusiera el grifo que quisiera sino que ya lo escogía él.

Y este cambio supongo que también influyó en la política de marketing y publicidad.
Hasta hace muy poco, se fabricaba por inercia, y siempre del mismo modo. Pero llegó un momento en que decidimos profesionalizarnos, pero de verdad: creamos un departamento de marketing, una nueva imagen corporativa, cambiamos el logo, y conseguimos un lema: ‘amamos la grifería’.

Simple pero efectivo.
Muy definitorio de cómo nos sentimos los que estamos aquí, porque realmente queremos el producto, lo mimamos. También perfeccionamos la red de ventas e hicimos unas alianzas con unos italianos que son líderes en tema de diseño, aunque el tema no fue fácil.

¿Ah no?
Bien, nosotros somos una empresa familiar, y entrar en según qué dinámicas cuesta. En realidad, es un pacto comercial, porque les dijimos: “Señores, ustedes en España no venden, nosotros queremos vender pero con nuestra marca”. Ellos accedieron, y hasta ahora llevamos 10 años de colaboración. Y muy bien, porque ellos han conseguido premios de diseño, y se han volcado en todo el tema estético.

¿Y ellos que utilizan de vosotros?
Parte de la fuerza productiva. Porque, en el 97, nos escindimos y creamos Mecanizados Inter 2000, que es una empresa que se dedica a la producción pura y dura para otras empresas. Primero empezamos para fabricantes de grifería, y ahora estamos con calderas de gas, en hierro, aluminio, e incluso en perfumería. Como trabajamos para otros, no hay publicidad, ni inversiones de marketing.

¿Repasamos los momentos duros? La crisis, la competencia con las grandes multinacionales…
A nosotros, la crisis de la construcción, nos afecta, claro. Pero ésta es una crisis con una triple vertiente: la de la construcción, la de créditos y la de consumo. A nosotros nos afecta la del consumo. La de la construcción la hemos abordado, pero nuestro producto no es de batalla, es de rehabilitación. Así que dependemos de las reformas que se hacen en casa. Y no si no se hacen, pues no vendemos grifos.

¿Han tenido que luchar contra la deslocalización?

Estamos en un mundo global, pero creemos que la deslocalización se puede evitar. Sabemos que empresas de nuestro sector han montado fábricas en China, donde, como se sabe, la mano de obra sale muy barata. Pero para ello, debemos hablar de grandes producciones que deben ser absorbidas con cierta rapidez. Pero este no es nuestro modo de hacer, que hacemos pequeñas tiradas. Y mucho más controladas, claro está.

¿Quiere decir que entonces no sale a cuenta invertir en China?
Todo depende de la finalidad. Al principio, sí, parece correcto invertir en lugares en los que la producción es más barata. Pero en año y medio todo ha vuelto a cambiar, y a veces los pequeños son los que sobreviven. Nosotros hemos sido un pequeño barco que flota un poco más que los otros, y creo que el secreto está en una buena gestión, y especialmente, capacidad de reacción: si el mercado pide un grifo pequeño, con unas características específicas, pues debemos ser capaces de sacarlo al mercado en un mes. 

Y esta capacidad de reacción, ¿se produce con mucha frecuencia? Es decir, ¿Hay que renovar constantemente los productos? 
Nuestro producto es de moda. La vida útil de un modelo nuestro es de unos cinco años, aunque tenemos referencias que se han convertido en clásicos. También es cierto que hemos tenido gusto por las cosas especiales. Hubo un tiempo, por ejemplo, en que se pusieron de moda los colorines. Pues tuvimos 27 colores distintos.

Pues menudo trabajo.
Sí, un trabajo que los grandes no pueden hacer, porque requiere mucha burocracia, mucha factura pequeña, y a nivel de producción es casi manual. Los grandes fabricantes prefieren tratar con distribuidores que podrán colocar miles de grifos iguales, pero nosotros no: hemos hecho lo que los demás no querían hacer.

¿Nunca habéis tenido la tentación de abrir vuestra tienda?
Nos lo planteamos en su momento, encargando un estudio de mercado en 2005. Hicimos un intento de comercializar accesorios de baño, pero llegamos a la conclusión de que debíamos seguir el refrán de ‘zapatero a tus zapatos’. Nosotros somos muy buenos haciendo grifos, conocemos todos los mecanismos, y creemos que nuestro punto fuerte es este.

Estáis en una zona en la coincidís con otras empresas como de grifería ¿A qué se debe?
Tiene su historia. A finales de los años veinte del siglo pasado, empezaron a nacer empresas en Sant Feliu relacionadas con el sector. Y con ello se generó una red de distribuidores, proveedores, cromadores, pulidores, estampadores… de hecho el 70% de la grifería de toda España se ha fabricado aquí, en Sant Feliu.

Y con los años, la cosa fue creciendo.
Sí, con las olas migratorias de los sesenta y setenta, y el consiguiente aumento de población, el Ayuntamiento quiso colocar las empresas en la periferia de los municipios, creando unos polígonos industriales. Algunas sí que trasladaron, pero otras se fueron a otros municipios cerca de aquí: Piera, El Papiol… en todo el Baix Llobregat, vaya. Con el tiempo las cosas han cambiado y la crisis ha llevado al cierre de muchas de estas empresas, la última, hace pocas semanas: unos pulidores que realizaban un trabajo artesanal muy vinculado a nuestro sector, precisamente. 

La crisis…
Pero también lo que comentábamos antes, la deslocalización. ¿Cómo no va a bajar el mercado si los fabricantes compran en China? Si se fabrica el producto en otro país, no sólo salen perjudicados los trabajadores de esta empresa sino también aquellos profesionales que dependen de ella: el pulidor, el cromador… por eso creemos que deberían fomentarse políticas para evitar la deslocalización.

¿Así que sería partidaria de implantar políticas proteccionistas?
Sí, claro, con ciertas condiciones. Hay que proteger lo de aquí, aunque soy consciente de que es una visión algo romántica. Y sí, es posible que a las grandes multinacionales les pueda salir más rentable trabajar en otros países, pero las pequeñas le aseguro que no.

¿Y aquí no se ayuda nada?

No, al contrario. Nos ponen trabas continuamente. Cada vez con más obligaciones que hay que cumplir a rajatabla. El tema de los residuos, por ejemplo. Nosotros lo tenemos muy bien organizado, pero a pesar de ello, representa un porcentaje muy elevado de gasto para una empresa pequeña como la nuestra. Debería haber políticas más realistas que fueran conscientes de las dificultades que pasamos las PYMES.

 

Isabel Hernández se metió en el negocio de los grifos sin tener mucha idea de qué iba. Había trabajado en el ámbito jurídico durante 17 años, así que en su incorporación “no sabía distinguir una factura de un albarán”, tal y como nos confiesa. Pero fue formándose y a lo largo de los años ha ido aprendiendo todos los secretos del negocio.

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