10 claves para entrar con buen pie en la era de la IA

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La Inteligencia Artificial (IA) puede ayudar enormemente a los directivos a tomar mejores decisiones. La alta dirección tiene la responsabilidad de aprender a usarla. Y hemos de procurar usarla de modo que empodere a la gente y no la amenace. Aunque la IA desafíe paradigmas, no debemos olvidarnos de las cuestiones fundamentales y humanas: ¿cuál es nuestro propósito? ¿Cómo servimos? ¿Y cómo involucramos a nuestros empleados para que puedan crecer con nosotros?”.

 
Estas preguntas de Jordi Canals, ex director general y profesor de la escuela, y otros muchos temas se abordaron en la conferencia “El futuro del management en un mundo basado en la inteligencia artificial“, celebrada recientemente en el campus de Barcelona. Durante el evento, líderes empresariales y académicos compartieron su visión del estado actual de la IA, qué nos deparará el futuro y cómo deberán prepararse los directivos para todos esos cambios.
 
El liderazgo tiene que ver con las personas y la inteligencia artificial con las máquinas. Pero las fronteras se están difuminando. Quien prevea el impacto de este fenómeno en las empresas partirá con ventaja”, aseguró Franz Heukamp, director general del IESE.
 
Las intervenciones de los participantes apuntan diez lecciones que servirán para que los directivos transformen el management y lo adapten a la era de la IA.
 
1. Ten claro qué es la IA y en qué se convertirá
 
“Con IA sucede lo mismo que con TI (tecnologías de la información); no significa lo mismo para todos los que emplean el término”, aseguró Darío Gil, vicepresidente de IA y Computación Cuántica de IBM. La IA incluye el aprendizaje de las máquinas, las redes neuronales y el aprendizaje profundo, pero se ha convertido en un término paraguas que abarca muchos otros temas relacionados con los datos.
 
La IA no es una tecnología nueva, pero ha llegado su momento. Según Gil, aunque fue concebida hace décadas, no funcionó bien hasta 2012, cuando el abaratamiento del poder de computación confluyó finalmente con bases de datos lo suficientemente grandes, recopiladas y etiquetadas por seres humanos (en un primer momento se trataba principalmente de imágenes).
 
Con buenos datos, las aplicaciones de la IA “estrecha”, denominada así porque trabaja en una única tarea y un único dominio, ya son capaces de alcanzar una velocidad y una precisión superiores a las humanas. Nos encontramos en la cúspide de la IA “amplia”, multitarea y multidominio, que va a ser sumamente disruptiva. La IA “general”, con aprendizaje y razonamiento entre dominios, será una auténtica revolución, pero no la veremos hasta dentro de algunas décadas.
 
2. Ojo con la ola creciente de la IA
 
Julian Birkinshaw, profesor de la London Business School, instó a los directivos a no bajar la guardia.
 
En estos momentos, la IA consiste no tanto en tener una perspicacia cognitiva o proporcionar una implicación cognitiva como en aumentar la eficiencia de los procesos existentes. “Pero en el futuro”, advirtió, “será muy diferente”.
 
Para Birkinshaw, es como si viviéramos en un mundo montañoso y viéramos como el agua va subiendo gradualmente de nivel. Al final, el terreno que nos parece seguro, es decir, todo lo que actualmente solo los seres humanos pueden hacer, quedará anegado.
 
3. Testea tu caja negra
 
Dominique Hanssens, profesor de Marketing de la UCLA, describió los datos como un conjunto de respuestas a la espera de que los directivos hagan las preguntas correctas. Ilian Mihov, decano en INSEAD, se hizo eco de esa analogía y comparó la IA con la caja negra de un avión.
 
Pero Mihov aconsejó prudencia a la hora de extraer los datos, plantearse preguntas sobre ellos y utilizarlos para elaborar teorías de management: “Es interesante, pero podría ser peligroso; podría llevar a falsos vínculos entre correlación y causalidad”. Para minimizar riesgos, recomendó a los directivos que hagan suyo y apliquen el método científico poniendo a prueba las teorías derivadas de sus datos o la IA mediante tests A/B aleatorios antes de darlas por hecho.
 
“Los medicamentos no se comercializan sin ensayos controlados, pero no ocurre lo mismo con las ideas de management”, recordó.
 
4. No dependas de la IA para crecer
 
Hanssens destacó que la IA seguramente impulsará las transacciones, pero no el crecimiento a largo plazo. Los competidores, avisó, acabarán poniéndose al día y aplicarán los mismos métodos, lo que reducirá la ventaja competitiva. La razón sería el impacto desproporcionado de la IA en ciertas áreas del mix de marketing, como las promociones y la publicidad, que presentan una menor elasticidad de respuesta (definida como el cambio porcentual en los resultados, dividido por el cambio porcentual en el esfuerzo). La distribución, sin duda el impulsor de crecimiento más potente del mix de marketing, no se verá tan afectada por la IA, pero adoptará nuevas formas en la era digital. Así, las apps se convertirán en canales de distribución.
 
En opinión de Ricardo Forcano, director global de Talento y Cultura del BBVA, los clientes seguramente terminarán siendo los propietarios de sus datos. En un entorno regulatorio así, la ventaja competitiva no será el acceso a los datos o los algoritmos, sino ganarse la confianza y el consentimiento de los clientes.
 
5. Piensa en qué le ganas a la IA
 
Birkinshaw también afirmó que las mejores empresas –y, por extensión, los mejores directivos– son buenas gestionando equilibrios complejos, incluso a largo plazo y ante las presiones de los accionistas. Una habilidad que definió como “ambidestreza”: ser eficiente haciendo cosas en el presente, pero también explorando otras nuevas de cara al futuro. A la IA, explicó, ni se le da ni se le dará bien eso. Tampoco la creación de procesos para reconciliar diversos puntos de vista.
 
En el espectro de la inteligencia humana, analizado de izquierda a derecha, se sitúan la de equipo, la colectiva y la artificial y es en la parte izquierda donde se gestionan mejor los equilibrios. Para Tomo Noda, profesor de la Universidad de Shizenkan, liderar es más importante que gestionar: “La IA puede planificar, elaborar el presupuesto y organizar, pero para establecer la visión, alinear y motivar a los empleados se necesitan personas”.
 
6. Ten en cuenta tus responsabilidades
 
Según Gil, la IA no debería dejarse en manos de los tecnólogos: “Es una herramienta para construir una sociedad mejor”. Durante la revolución de las telecomunicaciones, los gobiernos se aseguraron de que la conectividad llegaba a las zonas rurales y no solo a las ciudades. En su opinión, será necesaria una supervisión parecida en los próximos años.
 
Los líderes empresariales también tienen la responsabilidad de analizar el impacto del uso de la IA en toda la sociedad, no solo en su cuenta de resultados.
 
“Debemos construir sociedades que puedan trabajar”, propuso Ibukun Awosika, fundadora y CEO deThe Chair Centre Group. “La eliminación de miles de puestos de trabajo, fruto de los adelantos tecnológicos, augura una crisis social en el futuro”.
 
Bruno Di Leo, vicepresidente sénior de IBM, calcula que se perderán “entre el 10% y el 20% de los trabajos, pero todos, el 100%, cambiarán, por lo que habrá que tomar decisiones en el ámbito de la educación”.
 
7. Actualiza tu formación
 
Los líderes empresariales han de entender la IA para dirigir eficazmente a los científicos y directivos de datos de sus empresas. Los jóvenes son conscientes de que la IA es una revolución en marcha. Gil subrayó que más de mil alumnos de Stanford se han matriculado este año en una asignatura de introducción al aprendizaje de las máquinas: “No quieren ser científicos informáticos, simplemente saben que es una herramienta importante para todo”.
 
Mihov confirmó el aumento de la demanda de este tipo de cursos por parte de los estudiantes de MBA: “La competencia más decisiva para los directivos es saber qué es posible. Los algoritmos hallarán patrones en los datos, pero no pueden interpretarlos. Por ello, los directivos deben pensar en qué podría estar pasando y, después, en cómo crear un experimento para averiguar si es así o no”.
 
Noda insistió en que la alfabetización digital es esencial en el mundo de la IA: “Enseñamos sobre disrupción, codificación, análisis de datos, transformación y liderazgo para poder usar y gestionar mejor la IA”.
 
Según Bernard Yeung, decano de la Universidad Nacional de Singapur, el futuro del management es “personas inteligentes que trabajan con máquinas inteligentes, aprendiendo mutuamente a mejorar el mundo”.
 
8. Define tus valores y tu propósito
 
En la era de la IA necesitaremos, más que nunca, un sentido radical del propósito y valores sólidos, en opinión de Forcano, que añadió: “El cambio es constante y, para sortearlo, es imprescindible tener valores robustos y conocer el ADN de tu empresa”.
 
Los valores también determinarán el uso que hagamos del potencial de la IA. Noda cree que tendremos que poner más el foco en un liderazgo caracterizado por la humanidad, la ética y la integridad. “Solo las buenas personas pueden crear una IA buena”, aseguró. “¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Adónde vamos? Sin hacernos estas preguntas, no podremos hacerlo mejor que las máquinas”.
 
9. No te limites a contratar personal, crea un ecosistema
 
Los directores generales no son más que una parte de la ecuación, explicó Nico Rose, vicepresidente de Adquisición y Fidelización del Talento en el grupo Bertelsmann. “Cuando caímos en la cuenta de que Amazon y otros por el estilo crearían disrupción en nuestros negocios”, recordó, “lo primero que hicimos fue contratar al mejor talento de esas empresas. No pasó gran cosa. La mayoría dejaron la compañía al cabo de dos o tres años porque no podían tener impacto. No se les podía culpar de ello: en un ecosistema que no esté listo para los datos y la IA, los profesionales de los datos no pueden tener un gran impacto”.
 
Por eso, Bertelsmann se volcó en hacer de la empresa una organización fluida en datos y en crear un nuevo ecosistema. “Cuando contratas a científicos de datos, necesitas dos o tres arquitectos de datos, más un MBA que traduzca los resultados a la alta dirección. Y después has de educar esos altos directivos para que hagan las preguntas correctas”. Y concluyó: “Has de conseguir que toda tu organización esté preparada para la IA”.
 
10. Sigue siendo un testarudo
Birkinshaw citó al dramaturgo irlandés George Bernard Shaw: “El hombre razonable se adapta al mundo; el irrazonable persiste en el intento de adaptar el mundo a sí mismo. Así pues, el progreso depende del hombre irrazonable”.
 
Es agradable trabajar con gente razonable. Los irrazonables son testarudos y difíciles de dirigir. Los algoritmos de la IA, señaló Birkinshaw, son híperrazonables. Se centran en las cualidades humanas por lo general más valoradas. Pero el progreso, en cuanto a ideas, siempre lo impulsarán los testarudos e irrazonables. Incluso en el mundo de la IA.

 

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