Antonio Battro

Director One Laptop per Child

Compromiso global

“No estamos hablando de máquinas. Estamos hablando de educación”

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Pocas cosas han cambiado tan poco a lo largo de los siglos como aquello que definimos como “escuela”. Por suerte, también a las pizarras, la tiza, los borradores, y los pupitres les ha llegado la revolución digital, unos cambios que no sólo han sido materiales sino también, y eso es lo más importante, formales. Hoy les presentamos un admirable proyecto que aprovecha estas ventajas para contribuir extraordinariamente al desarrollo del gran aliado de la pobreza: la ignorancia.

“Desarrollamos un proyecto a bajo coste pero de gran calidad. Estamos comprometidos con los objetivos del milenio de la ONU, que lucha para que en el próximo 2015 todos los niños del planeta tengan acceso a una educación primaria” 

 

“El modelo educativo ha evolucionado con la sociedad, porque ahora todo está conectado. Pero debemos ir más allá: lo que queremos es expandir la escuela, que sus muros se vuelvan transparentes y que la educación se extienda a todo el mundo, todo el tiempo, en cualquier momento y en cualquier lugar”.

 

“Las máquinas cambian, su evolución es infinitamente más rápida que la del ser humano. Así que cada tres o cuatro años aparecen nuevos equipos: es una realidad que hay que tener muy en cuenta” 

 

 “Los mejores recursos deben estar en manos de maestros y niños”

¿Cómo podemos definir en pocas palabras el proyecto One Laptop per Child (OLPC)?

La idea central es que niños de países en vías de desarrollo tengan acceso a herramientas digitales. La idea nació de una fundación privada, cuyo presidente es Nicholas Negroponte. Una de sus ramas es el OLPC, cuyo director es Rodrigo Arboleda, que se ha ocupado de la experimentación. 

¿Y cuál es el resultado? 

Pues que estamos trabajando en más de treinta países, con más de un millón de máquinas distribuidas. Estas computadoras portátiles fueron diseñadas por OLPC; son diseñadas para los niños, y es la primera en su género en aparecer en el mercado, entre otras cosas porque muchas empresas no consideraron en su momento que este nicho también podía ser aprovechado. Ahora tenemos más de diez empresas importantísimas que están haciendo máquinas de bajo coste.

Y por lo que veo, la idea es disminuir la brecha digital que se establece entre países de distinto desarrollo

Efectivamente, a un bajo coste pero de gran calidad. Nosotros estamos comprometidos con los objetivos del milenio de la ONU, que lucha para que en el próximo 2015 todos los niños del planeta tengan acceso a una educación primaria. Es un derecho humano. 

Sin embargo el concepto de educación o escuela ha cambiado mucho 

Por supuesto. La escuela del 2015 no es la escuela del 2000 ni la del 1910, con lápices, pizarras y borradores. Entendemos que debe ser una escuela abierta, conectada al mundo, donde todos los chicos y todos los maestros tengan acceso al nuevo ambiente digital. 

Aún así, el modelo nunca será definitivo. Siempre habrá cambios 

Sí, sabemos que las máquinas cambian, que su evolución es infinitamente más rápida que la del ser humano. Así que cada tres o cuatro años aparecen nuevos equipos: es una realidad que hay que tener muy en cuenta; hablar de las máquinas de hoy, es hablar de instrumentos que dentro de muy poco tiempo serán obsoletos…

¿Y qué me dice del modelo educativo?

Ha evolucionado con la sociedad, porque ahora todo está conectado. Pero debemos ir mucho más allá. Lo que nosotros queremos hacer es expandir la escuela, que sus muros se vuelvan transparentes y que la educación se extienda a todo el mundo, todo el tiempo, en cualquier momento y en cualquier lugar. Por eso es necesario, imprescindible diría, que los mejores recursos estén en manos de los maestros y de los niños. Y que además sean estos sus propietarios. 

Propone usted algo muy innovador

Que se basa, además, en cinco principios, el primero de los cuales es que tiene que ser una educación precoz, no hay que esperar a secundaria. Porque se trata de un lenguaje, el digital, que es el intercambio con otros seres humanos a través del interfaz, y en el que las reglas se van asumiendo poco a poco. Yo, por ejemplo, he tenido la experiencia con chicos que no pueden hablar todavía, pero que ya pueden usar una computadora para según qué cosas. Así que la idea es empezar, cuanto antes mejor, porque esto trata de un proyecto de educación, no de ordenadores.  

Muy bien. Segundo punto

Es también muy importante, y es algo que antes le apuntaba: los niños y sus maestros deben ser propietarios de estas máquinas. El gobierno, la escuela o la institución que sea dota una máquina personalmente. Y esto ha conllevado una gran renovación, sobre todo en países en que no hay desarrollada una política de identidad. Aquí se trata de personalizar, que la gente tenga nombre y apellidos y que se trate al individuo como tal, no como una colectividad. Y además hay otro pequeño detalle: cuando un chico recibe una máquina que sabe que es suya, tendrá más cuidado con ella que no si percibe que pertenece a todos. 

Estas máquinas deberán tener un mínimo de prestaciones

Aquí es donde explicamos el tercer punto. Las máquinas tienen que tener asegurada la conectividad, sino no la damos. Es lógico: hay que poder acceder a Internet de forma inalámbrica, y en nuestro proyecto se hace normalmente a través del servidor de la escuela, donde se encuentran los sistemas protectores y de seguridad necesarios: todo lo que hace el niño queda registrado en el sistema, y esto permite un seguimiento que en el futuro cambiará el concepto de examen: la evaluación, en vez de ser un corte arbitrario en el espacio-tiempo, será el seguimiento diario del maestro, que sabe todo lo que hacen sus chicos.

Es interesante 

Lo es, porque permite detectar los problemas a tiempo, pues muchos chicos se frustran al no pasar un examen, cuando el problema y la solución pueden alcanzarse antes. Así que esta conectividad y se asegura que todos puedan conectarse con banda ancha. Todo ello supone un esfuerzo de ingeniería sumamente interesante, pero que aumenta, en proporción, muy poco el coste del proyecto. 

Me imagino que todo ello ha supuesto una especie de revolución social 

Sí, porque entre otras cosas, para muchos países en vías de desarrollo, el progreso no se concentra en las grandes ciudades sino que llega a todos los rincones, y sucede que en muchos pueblos el único lugar de acceso a Internet es la escuela. Así que cuando las clases terminan, los niños no marchan a su casa porque no tienen conectividad, que es pública, y se quedan en los alrededores. 

Con esto harán avanzar muchos años muchos países

Aquí es donde está precisamente el cuarto punto. Nosotros somos médicos, y sabemos lo que es una urgencia. Y esto es una urgencia, una urgencia educativa si quieren definirla así, pero urgencia al fin y al cabo. Y esto conlleva algo más grande: que no hay vuelta atrás. Que proporciona una educación a la que no se quiere renunciar. Y una vez se ha tomado lo que yo llamo la “vacunación digital”, seguir adelante resulta muy fácil. 

Una vacunación que debe ser muy progresiva

Sí, llevamos un programa muy estricto. Planificamos el despliegue, bien sea en un municipio, una provincia, un país o una ciudad, y lo cumplimos, bueno, nosotros no, las autoridades lo hacen posible. 

Y así se llega a todo el mundo 

Las consecuencias de esta saturación aportan algo muy interesante y poco estudiado en la metodología de la ciencia y de la educación: todo lo que se hace es de carácter sensual, es un senso, no una muestra estadística, porque todos estamos “vacunados”: Todos los alumnos y profesores tienen máquinas, por lo que no puedo hacer un estudio pseudocientífico de sí el grupo que tiene máquinas aprende mejor el teorema de Pitágoras que aquel que no lo tiene: es un cambio muy profundo de mentalidad.

Creo que falta un último punto 

Sí, que me parece fundamental, y es que hemos decidido que la educación no tiene dueño, y que el hecho de que exista un software en educación debe ser libre. Todo lo que tiene la máquina es libre y gratuito. Nadie tiene que pagar nada. Y esto es algo muy grande: tenemos convenios con distintos ministerios de varios países para que se pueda tener acceso a millones de libros y documentos. 

Sin embargo, este proyecto parece que sólo pueda ser útil en países en vías de desarrollo

No, claro que no. Tenemos la esperanza que los países desarrollados se involucren en esto no sólo para completar programas educativos en sus propios países sino para ayudar a otros países. Por eso no nos gusta hablar de máquinas, si no de educación. Aquí, el objetivo de nuestra fundación es ayudar a países pobres como Kenya, o Rwanda, que va a ser el primer país del África que va a estar completamente saturado. ¡Quién habría dicho esto hace un año! Y es un hecho.

 

Antonio Battro es médico y psicólogo experimental. Doctorado en la Universidad de París, trabajó con Jean Piaget, y en su currículum se puede ver que ha sido director asociado de la Escuela de Altos Estudios del Laboratorio de Psicología Experimental de la Universidad de París, profesor invitado en la Universidad de Harvard, y Miembro de la Academia Pontificia de las Ciencias. Desde hace unos años es Director del proyecto One Laptop per Child (OLPC), que fue desarrollado por el Profesor Nicholas Negroponte, del Instituto Tecnológico de Massachussets.

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