Ruth Gay

Socia y fundadora de Gay y Graells abogados

Derecho y empresa

“Los clientes vienen con dos tipos de problemas: personas o dinero. Lo demás es secundario»

Ruth Gay considera que Barcelona vuelve a ser una ciudad atractiva para los negocios, tras la pandemia
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En pleno Paseo de Gracia barcelonés, visitamos hoy a una jurista experta en el ámbito de la empresa y, particularmente, en el sector logístico. Ruth Gay es socia del bufete Gay & Graells.

¿En los últimos años han cambiado mucho los asuntos de los que trata un bufete de abogados como el suyo?

Lo cierto es que los problemas que hoy se nos presentan en la actualidad no difieren mucho de los que nos llegaban al despacho hace cinco o seis años. Acabamos de pasar por una situación de crisis, que ha afectado de manera importante a las empresas pequeñas y como el nuestro es un despacho muy personalizado y cercano, tenemos una cantidad importante de este tipo de clientes. Hemos ido ampliando el abanico de asuntos y dando respuesta a problemáticas de clientes que, en muchas ocasiones, vienen como consecuencia de la pandemia.

Estamos dando respuesta a problemáticas de clientes que, en muchas ocasiones, vienen como consecuencia de la pandemia

¿Qué problemáticas serían?

Un tema notable es que, al terminar la pandemia, la gente ha vuelto a descubrir Barcelona como foco de atracción de negocios, de proyectos, de vida… La Ley de startups que se aprobó hace muy poco lo ha impulsado de algún modo.

Hace solamente unos meses nos estábamos quejando, no sé si con más o menos razón, de que en la ciudad se deslocalizaba la actividad económica y de que las empresas se nos estaban marchando para establecerse no sé dónde. Tal vez fue así, pero ahora Barcelona vuelve a ser atractiva y esto ha llevado a nuestro despacho a entender que somos especialistas en el entorno local, y en el tipo de empresariado que tenemos aquí. Así que pensamos que sería bueno especializarnos en el tipo de cliente que llega a la ciudad para establecerse, instalarse y prosperar.

Barcelona vuelve a ser atractiva y esto ha llevado a nuestro despacho a entender que somos especialistas en el entorno local

¿Cuál es la historia del despacho?

Mercè Graells y yo nos conocimos en la Facultad de Derecho, en primer curso. Las dos comenzamos la carrera con un poco más de edad que la media de nuestros compañeros, y con experiencia profesional previa. Ella trabajaba en una empresa de abogados gestores y yo provenía del mundo de la logística y el transporte.

Hicimos muy buenas migas durante los estudios y al licenciarnos creamos G&G Abogados, hoy Gay & Graells Abogados. En nuestros primeros años dimos servicio casi exclusivamente a empresas del sector logístico, pero luego ganamos experiencia en otros sectores en los que también trabajamos. Nuestros clientes de hoy son una combinación de empresas y personas con las que hace muchos años que trabajando y de otras que nos han ido llegando a través del boca a oreja.

Se dice que España es muy difícil crear una empresa, con tanto papeleo y burocracia. ¿Está de acuerdo?

Ciertamente, es complicado. Creo que no solo hay que tener un perfil emprendedor, sino también muchas ganas y paciencia. En España es todo difícil porque hay conflicto permanente y el sistema financiero es complejo. Pero es que el papeleo es tremendo. Nosotras mismas nos enfrentamos a la tarea de cumplimentar trámites que nos llevan más de cuatro horas, siendo especialistas formadas, experimentadas y con másteres. ¿Qué debe pasarle a una persona que lo intenta por su cuenta y sin conocimientos previos?

Todo es muy complicado y, precisamente, el papel que tenemos los abogados es el de ayudar. Por esta razón acompañamos a estas personas. Si tenemos algo parecido a un lema corporativo es que “si no hay un camino, juntos vamos a trazar uno nuevo”.

Creo que no solo hay que tener un perfil emprendedor, sino también muchas ganas y paciencia

Además de Mercè y usted, tienen a otra socia en el despacho.

Laia lleva diez años con nosotras. Ella estuvo unos años preparando oposiciones al Registro, de manera que nos ha aportado mucho conocimiento y dominio técnico para identificar en qué marco jurídico hay que colocar tal o cual problema.

Además, sea por una cuestión de edad o porque meramente le gusta, lleva la parte procesal. Todo lo judicial es muy difícil porque requiere preparación y paciencia. Mercè y yo lo hemos hecho durante muchos años, pero a Laia se le da muy bien. Es una persona muy bien formada técnicamente que nos complementa. Además, es como una especie de “Aranzadi humano” con mucho criterio.

Su despacho es pequeño. ¿Cómo resuelven las puntas de demanda?

Las tres socias estamos trabajando como abogadas. Pero mantenemos la pretensión (u osadía) de dar servicio a empresas. Y lo hacemos porque contamos con una red de colaboradores especialistas en temas como el Derecho Laboral o el Tributario. Acudimos a ellos para determinados asuntos que requieren de sus puntos de vista, o de sus manos, cuando no somos capaces de llegar a todo.

En ocasiones nos hemos planteado aumentar de dimensión. Pero, al final, queremos dar un determinado tipo de servicio que pasa por poder estar cerca del cliente. Nos compensa más ser pocas y hacer las cosas a nuestra manera que crecer.

Nos compensa más ser pocas y hacer las cosas a nuestra manera que crecer

Hay muchos bufetes de abogados. ¿En qué es distinguible el de ustedes?

Se dice que en Barcelona hay más abogados que taxistas. Hay muchos y cada uno tiene una forma muy respetable de hacer las cosas. Pero nosotras queremos que, cuando venga un cliente a vernos y nos plantee un problema, le podamos atender directamente.

Pensamos que no es honesto, ni realista, derivarle a un junior o a un externo que no tenga nuestra misma motivación. Preferimos seguir los asuntos desde el primer momento. Como mucho, compartimos enfoques y opiniones con las otras socias, si el tema requiere más de dos manos.

Se dice que en Barcelona hay más abogados que taxistas

Antes de la abogacía, usted trabajó en el sector del transporte. La logística ha evolucionado mucho, con el consumo online y gigantes como Amazon…

Conocí Amazon cuando compraba libros, hace años. Recuerdo que hace veinte o treinta años conocí plataformas logísticas internacionales cuando aquí solamente se hablaba de “transporte” o, como mucho, de “transporte internacional”. Ibas a Suecia o a Alemania y te quedabas con la sensación de admiración. Pero ha habido un crecimiento exponencial de todas estas plataformas. Ahora, algunas son prácticamente oligopolios.

Y hay quien se queja de las políticas de contratación.

Y de subcontratación. A veces los equipos están formados por personas autónomas en un régimen casi precario. Ha sido un crecimiento basado en formas muy elásticas de entender la contratación, por decirlo de alguna manera. No voy a ser quien critique a nadie, pero hace poco escuché que alguna de estas grandes marcas iba a despedir a un 10% de su plantilla. Me gustaría saber qué entienden por plantilla, porque cuando se contrata a alguien como autónomo, ni siquiera le tienes que pagar indemnización.

¿Barcelona está bien organizada para el transporte?

Está mucho mejor de lo que estaba. Lo que sucede es que hay tantos polígonos industriales en la ciudad y en el cinturón que la rodea que los centros logísticos a veces parecen insuficientes.

Además, este es un sector extraordinariamente atomizado y muy poco corporativo, en el que cada cual hace la guerra por su cuenta, y en el que hay figuras como la del transportista, la agencia o la plataforma de transporte que no están suficientemente bien reconocidas. Es un sector muy regulado, pero le queda mucho camino por delante.

El sector logístico está extraordinariamente atomizado y es muy poco corporativo. Cada cual hace la guerra por su cuenta

La profesión de abogado aparece a menudo en las novelas y en el cine. Los personajes suelen trabajar hasta tarde y caer rendidos ante los casos. ¿Es así?

En parte sí. Lo que no es cierto es que las jornadas laborales te duren hasta las cuatro de la madrugada, como en las películas. Gracias a Dios, esto solo sucede en un pequeño número de temas procesales en los que hay plazos que vencen. Nosotras no hacemos Derecho Penal y, por lo tanto, es difícil que nos pille el toro. Además, generalmente tienes veinte días para contestar a una demanda y casi siempre tienes tiempo para hacerlo de sobras.

En cambio, sí suelo llevarme los casos a casa. O, al menos, me despierto algunas noches pensando en un problema y en su solución. Cuando llego aquí, lo primero que hago es compartir el enfoque con alguna de las socias.

No es cierto que las jornadas laborales te duren hasta las cuatro de la madrugada, como en las películas

También aparecen muchos abogados en las noticias. Continuamente.

A veces, gracias a eso, tenemos ideas de cosas a hacer o a evitar. Algunos de los casos que actualmente están en el foco mediático nos muestran aspectos de lo que la gente hace, y nos ayudan a entender qué equivocación ha podido cometer alguien. Pero también nos hace pensar qué podríamos hacer nosotras si el cliente o el caso fuera nuestro.

Si tuviera la oportunidad de volver a decidir, ¿escogería de nuevo esta profesión?

Sí. Aunque debo decir que en ciertos momentos de la vida he tenido dudas importantes. Más por la forma de hacer el trabajo que por el fondo. Siempre puede haber una caída en el número de clientes, pero eso me preocupa menos que pensar que lo que hago no me gusta.

Últimamente, en el despacho hemos vivido un proceso que nos ha ayudado a darnos cuenta de lo que nos gusta hacer en el despacho, el modo de tratar a los clientes, o de dar respuesta a las preguntas, o ver cómo el cliente queda satisfecho. Esas cosas compensan a las que no nos gustan.

¿Es habitual decirle a un cliente que tiene que despedir a personas?

En el mundo del Derecho de empresa, los clientes solo vienen con dos tipos de problemas: o son conflictos con personas o son problemas con el dinero. Todo lo demás, es bastante secundario.

En su perfil corporativo, Ruth Gay se define como abogada y consultora empresarial. Se licenció en Derecho por la Universitat de Barcelona y se tituló en dos maestrías: una en Derecho Laboral (por el ICAB) y otro en Derecho de Empresa (por INESE). Hace más de 25 años, junto a su socia y compañera de promoción, Mercè Graells, fundaron un despacho que ha dado servicio y acompañado a empresas y emprendedores de todo tipo. También tiene especialización y amplio conocimiento del sector del transporte y la logística, de manera que su actividad mediadora ha ayudado a resolver muchos conflictos en esa área.

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