Joaquín Almunia (CEPS): “Hay que combinar el Plan Europeo de Recuperación con políticas estatales y proteger el mercado único”

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Este webinar, organizado por EsadeEcPol, acerca de la recuperación social y económica de Europa tras la COVID-19, también ha contado con la participación de Paul de Grauwe, profesor de economía política de LSE, y Toni Roldán, director de EsadeEcPol
 
“Las diversas intensidades de política fiscal en los Estados miembros de la Unión Europea pueden causar desequilibrios en el mercado único. Es necesario combinar el paquete de ayudas contempladas por el Plan de Europeo de Recuperación propuesto por la Comisión Europea (que contempla el desembolso de 750.000 millones de euros), con políticas estatales–medidas e instrumentos para corregir la asimetría fiscal europea–, con la protección del mercado único”, ha comentado Joaquín Almunia, presidente del Centre for European Policy Studies (CEPS) y ex vicepresidente de la Comisión Europea (2010-2014), durante su participación en el encuentro ‘Is the reconstruction plan a ‘Hamiltonian moment’ for Europe?’ organizado por el Centro de Políticas Económicas EsadeEcPol, junto con Paul de Grauwe, profesor de economía política de la London School of Economics and Political Science (LSE) y Toni Roldán, director de EsadeEcPol.

 
¿Un momento ‘hamiltoniano’ para la UE?
 
Durante la sesión, los expertos han debatido acerca de la recuperación social y económica de Europa tras la pandemia: el Plan de la Comisión Europea, las medidas ya implementadas por los Estados miembros y los desafíos de futuro. Todos han coincidido en que el despliegue de medidas que ha movilizado la UE ha superado sus expectativas, si bien De Grauwe ha señalado que “si bien la Comisión y el Banco Central Europeo (BCE) están haciendo esfuerzos considerables, la mayor parte de las acciones de respuesta a la crisis que se han implementado son de escala nacional, y la reacción de Europa todavía podría ser insuficiente: el plan de recuperación propuesto por la Comisión debe ser aprobado y el tiempo es un factor clave”. En este sentido, Almunia ha recalcado que “incluso si el paquete se aprobase pronto, su implementación, prevista en un periodo de cuatro años, se concentraría sobre todo en los últimos años, cuando ya podría haber signos de recuperación, y no tanto en 2021, cuando resulta más urgente”.
 
Por otro lado, el ex vicepresidente de la Comisión Europea ha reconocido que la emisión de deuda europea contemplada constituye algo excepcional en la historia de la UE: “Si el Plan consigue ser ratificado y puesto en marcha, sería un gran paso adelante; podría sentar las bases para un instrumento de política fiscal anticíclica en la zona del euro, aunque algo así no estaría exento de oposición y debates legales”, ha comentado Almunia. Uno de los temas más controvertidos, en su opinión, serían los impuestos de la UE: “muchos Estados miembros preferirán incrementar sus contribuciones al presupuesto comunitario que aceptar impuestos de la UE: aprobar una medida como esta requiere unanimidad”, ha señalado.
 
Con respecto a la política monetaria y el rol del Banco Central Europeo (BCE), Paul de Grauwe ha destacado la importancia de la financiación monetaria directa: “cuando haya pasado la pandemia, muchos países tendrán un nivel muy elevado de deuda sobre PIB”, ha comentado. “Aunque el BCE proporcione liquidez inmediata, comprando bonos en mercados secundarios, no se resuelve el problema de solvencia en los países más frágiles de la zona euro”, ha señalado. Según el experto en política monetaria internacional, “si el BCE inyectase dinero de forma directa a los Estados, podríamos esperar una inflación del 3-4% en los próximos 4-5 años: ese es el precio a pagar si queremos evitar una crisis de deuda y medidas de austeridad que podrían llevarnos a una verdadera crisis existencial en la zona euro”. Por su parte, Joaquín Almunia ha comentado que “el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) deberá desempeñar un rol mucho más protagonista y apoyar más activamente al BCE, no solamente rescatar a Estados que sufren dificultades financieras en la zona euro; contribuir a disminuir el costo de emisión de deuda, teniendo en cuenta las perspectivas de inflación”.
 
En comparación con las medidas implementadas por la UE para hacer frente a la crisis financiera del 2008, Paul de Grauwe ha destacado que esta nueva crisis “es de naturaleza muy distinta, si bien ha puesto en evidencia que, cuando el capitalismo es golpeado de este modo, no se puede autorregular; aquellos países que cuentan con gobiernos fuertes, dispuestos a invertir más en su sistema de sanidad y seguridad social son los que han tenido un mejor desempeño ante esta crisis. Esto nos indica la necesidad de un cambio de mentalidad”, ha indicado. Por su parte, Joaquín Almunia ha concordado en “la necesidad de encontrar un nuevo balance en el rol del Estado entre los sectores público y privado”, a la vez que ha destacado cómo “en la Gran Recesión, la Comisión coordinó planes de recuperación, pero la crisis griega en 2009 desató una crisis de deuda europea que modificó el tablero de juego, de medidas de recuperación a medidas de austeridad, en un contexto donde la banca se encontraba bajo mucha presión: la unión bancaria cambió la orientación de las políticas”. Ante la actual crisis, la perspectiva parece ser distinta: “la lección que aprendimos en la última crisis es la necesidad de dar respuestas más coordinadas e inteligentes, con una política fiscal más activa”, ha concluido.
 
 

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