Pere Pous

Director general de “La Vola”

 La Vola, trabajando por la sostenibilidad

 "Existe una demanda creciente de servicios ambientales por parte de la sociedad"

 El grupo se servicios ambientales ha invertido 1,2 millones en su nueva sede corporativa y cerró el 2004 con una facturación de 3,6 millones
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 La Vola se fundó en 1981 de la mano de cuatro socios, entre ellos Pere Pous, actual director del grupo. En sus inicios, se trataba de una organización sin meta empresarial, centrada en la promoción de actividades de educación ambiental. En 1989 se constituyó como sociedad anónima laboral pero no es hasta la entrada del año 2000 cuando La Vola se constituye como una empresa al uso, pese a la peculiaridad de su cuore business. Con oficinas en Manlleu, Vilanova i la Geltrú, Barcelona, Palma de Mallorca y Andorra; en los planes de La Vola figura dar el salto a otros puntos de la geografía española y el sur de Francia, en este, un momento, en que las empresas comienzan a desarrollar planes de responsabilidad social corporativa comprometidos con el medio ambiente, campo de juego donde La Vola es el máximo valedor.

“Nuestro crecimiento, mucho más potente a partir del año 2000, vino parejo a una demanda creciente de servicios ambientales por parte de la sociedad. ”
“Una empresa no debe perseguir sólo obtener un certificado ambiental sino introducir una cultura de mejora en temas de medio ambiente. ”
“ Es más agradecido, si eres un consultor, trabajar con empresas que quieren mejorar y aprender. ”
“ Queremos llegar a otros puntos de España y al sur de Francia y posicionarnos todavía mejor en los servicios que nos han hecho fuertes estos años. ”.

 

 ¿Cómo ha evolucionado La Vola en sus más de veinte años de historia?

 
En la primera fase, no empresarial, La Vola centraba su actividad en la promoción de actividades y acciones de divulgación y conocimiento del medio ambiente porque todos los socios fundadores teníamos esa inquietud. Nuestro crecimiento, mucho más potente a partir del año 2000, vino parejo a una demanda creciente de servicios ambientales por parte de la sociedad. Con la entrada del nuevo milenio el cuidado y respeto de la empresa y la sociedad por el medio ambiente dejó de ser un hecho ideológico para pasar a ser una realidad política y social. A partir de ese momento la demanda de estos servicios por parte de administraciones y compañías, creció considerablemente.
 
 
¿Cómo trabaja La Vola y qué servicios ofrece a sus clientes?
 
Somos asesores y consultores en el sentido genérico, pero con la particularidad de que somos pioneros en definir servicios a empresas relacionados con la implantación de sistemas de gestión ambiental. Llevamos a cabo auditorías de medio ambiente, diagnósticos de cuál es la situación de los residuos en una compañía, de la energía, del agua… Actuamos como una consultora clásica, pero aportando un valor añadido, ya que no se persigue sólo obtener un certificado ambiental sino introducir una cultura de mejora en temas de medio ambiente a nuestros clientes. 
 
 
Reconforta saber que las empresas tienen ese ímpetu.
 
Hay empresas y personas que lo que persiguen es conseguir un título, y hay empresas y personas que lo que pretenden es aprender y mejorar. Nosotros trabajamos con los segundos. Es más agradecido, si eres un consultor, trabajar con empresas que quieren mejorar y aprender.
 
 
Atravesamos un boom de las estrategias de responsabilidad social corporativa ¿Se ha reflejado esto en su trabajo?
 
Ahora estamos trabajando mucho en este campo, trazando estrategias de responsabilidad social corporativa en términos de prevención y fomento de cultura medioambiental. Pero, a partir de esta idea global, intentamos ir más allá y configurar acciones de carácter más social. En este momento no trabajamos con empresas con problemas relacionados con el medio ambiente, sino con empresas que tienen ganas de mejorar su gestión, eso es positivo. 
 
 
La Vola se divide en tres grandes divisiones de trabajo…
 
Sí, nuestra primera división, que tiene una importante carga pedagógica y educacional, se dedica a la promoción de servicios y programas medioambientales de la administración pública. Se trata de promover instalaciones y escenarios donde el ciudadano puede inmiscuirse con el medio ambiente y aprender de él. Estas actividades ocupan el 40% ó 50% de nuestra actividad.
 
 
Pero también actúan como empresa de comunicación…
 
En nuestra segunda división, aglutinamos los servicios clásicos de una agencia de comunicación, pero especializados en el medio ambiente. Llevamos a cabo proyectos de creatividad, diseño de campañas, diseño de webs, centros de interpretación…
 
 
¿Centros de interpretación?
 
Acabamos de abrir uno en Andorra, se trata de un centro pensado para divulgar los valores naturales del territorio en que se encuentra. Con este tipo de servicios nos es muy útil la transversalidad de los profesionales de La Vola. Somos buenos creativos, buenos comunicadores, y sabemos hacer de mediadores para los que quieren aprender… Somos unos comunicadores 100%.
 
 
¿De qué se encarga la tercera división?
 
Es la parte de consultoría a administraciones locales y comarcales, y la división encargada de la medición de impacto medioambiental de  planes urbanísticos. Desde hace año y medio también estamos trabajando en una división llamada Ecoenergía muy especializada en instalaciones solares y placas fotovoltaicas. 
 
 
¿Qué ha supuesto para La Vola, formar parte del Grupo Cooperativo Clade?
 
Ha sido muy positivo. Todas las empresas estamos unidas por una característica común, nuestro modelo de gestión está basado en la economía social. El buen recibimiento de la propuesta también viene dado por la trayectoria de las diferentes empresas, cada una de prestigio contrastado en su sector. Pero lo más provechoso hasta ahora ha sido el hecho de compartir experiencias y el poder aprender los unos de los otros, además de facilitar el intercambio de servicios interno.
 
 
¿Tiene la sensación de que le ha ayudado a proyectar su marca?
 
La proyección pública obtenida ha sido elevada. Antes chocaba que hubiera una empresa que viviese del medio ambiente, era una cuestión que se veía muy altruista. Pero esto ha cambiado y la gente comienza a conocer nuestro trabajo. Dos hechos definitivos que nos han posicionado notoriamente han sido, la ya mencionada incorporación a Clade, y la decisión de construir una importante pieza arquitectónica en Manlleu: el Ecoedificio, nuestra nueva sede corporativa.
 
 
¿Qué características tiene el Ecoedificio?
 
Ha sido concebido bajo criterios de eficiencia energética y sostenibilidad, un proyecto que recoge la esencia de lo que somos y lo que representa nuestro trabajo, de más de 1.000 oficinas.
 
 
¿Cuál es su quiniela respecto al futuro de La Vola?
 
Tenemos la determinación estratégica de centrarnos en mejorar la organización interna de La Vola. En cuanto a la expansión territorial contemplamos llegar a otros puntos de España y al sur de Francia y posicionarnos todavía mejor en los servicios que nos han hecho fuertes estos años.

 

 Pere Pous es licenciado en biología y ejerció como docente de instituto hasta el 2002, año en que comenzó plenamente a dirigir La Vola. Sin embargo, los inicios de la organización se remontan a 1981. Ese mismo año Pous, junto a otros tres socios, puso en marcha La Vola, cuyo ejercicio principal se centraba en la promoción de actividades de educación ambiental. Antes de abandonar la docencia, Pous culminó un Master en gestión ambiental rural.

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