John G. Jung

Chairman and Co-founder de 'Intelligent Community Forum'

Smart Communities

“En India quieren crear cien ciudades inteligentes. En China, doscientas”


Entrevistamos a una de las personalidades más relevantes del mundo en materia de planeamiento urbano digital.

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I PARTE

Aprovechando su visita a Barcelona con motivo de una conferencia, hemos entrevistado al presidente del Intelligent Community Forum, una red mundial de ciudades y regiones cuya misión es la de ayudar a las comunidades a aprovechar las tecnologías de la información para crear prosperidad, mejorar la calidad de vida y solucionar los desafíos de la gobernanza moderna. La entrevista se presenta en dos partes consecutivas. Hoy, presentamos la primera.

I Parte de la entrevista hasta el 14’01"

“Esto es mucho más que poner Internet wi-fi por todas partes. Se trata de ayudar a utilizarlo. Lo que hacemos es ayudar a la gente a desarrollar sus propias estrategias y planes para que puedan crear ciudades inteligentes, y, luego, a que las utilicen para convertirse en comunidades inteligentes”
 
“Cuando la gente de talento aprende a aprovechar las infraestructuras inteligentes es cuando se es capaz de ayudar a los demás miembros de la comunidad. A eso le llamamos “igualdad digital” o “inclusión digital””
 
“En los años veinte del siglo pasado la gente ya tenía la visión de Internet. Pero convertir la visión en una realidad requiere tecnología, financiación y un ecosistema que lo apoye”
 
“Si dispones de un buen liderazgo y de una buena gobernanza, entonces puedes definir unos buenos objetivos de sostenibilidad, desarrollo económico y desarrollo cultural. Y también generar confianza y oportunidades para que los inversores quieran acudir a la comunidad”
 
“Todavía hay muchos empleadores que no tienen confianza en que sus empleados trabajen realmente desde casa. Así que la tecnología no siempre es suficiente”
 
“Pues que la privacidad y la cíber-seguridad son problemas realmente importantes de los que hay que ocuparse. Con la nueva Internet of Things, cuando los objetos domésticos se conecten a Internet y cada aspecto de la vida personal esté conectado a la Red, esto se va a volver mucho más complicado”
Usted ha venido a Barcelona a hablarnos del concepto de las “smart cities” y de las “intelligent communities”
La idea tiene unos diez años. Lo desarrollaron en el ámbito de la industria porque es un concepto que “vende”, especialmente entre los políticos y administradores de ciudades de todo el mundo. Pero también supone unas nuevas posibilidades de solucionar problemas que afectan a cualquier ciudad: congestión de tráfico, desempleo, despoblación, necesidad de desarrollo económico… Figúrese la importancia que esto tiene en países como la India.
 
Mucha, sin duda. Allí viven millones de personas hacinadas en megalópolis.
En ese país quieren crear cien ciudades inteligentes. Y en China están en el proceso de construir doscientas más. Cada día que navegas por Internet aparece una nueva ciudad diciendo que quiere convertirse en “smart city” y nosotros estamos intentando educar a la gente sobre cómo hacerlo bien. Esto es mucho más que poner Internet wi-fi por todas partes. Se trata de ayudar a utilizarlo. Lo que hacemos es ayudar a la gente a desarrollar sus propias estrategias y planes para que puedan crear ciudades inteligentes, y, luego, a que las utilicen para convertirse en comunidades inteligentes.
 
El componente de educación, entonces, es crítico para ustedes.
En muchos lugares, la gente todavía no sabe, por ejemplo, cómo aprovechar las infraestructuras inteligentes para innovar. Por brillantes que sean, necesitan que alguien se lo muestre. Cuando la gente de talento aprende a aprovechar las infraestructuras inteligentes es cuando se es capaz de ayudar a los demás miembros de la comunidad. A eso le llamamos “igualdad digital” o “inclusión digital”. Pero si no se dispone de los recursos para hacer eso, no es posible. 
 
Hace treinta o cuarenta años alguien del mundo del cine visionó coches sin conductor y ciudades automatizadas. ¿Sabría decirnos quién fue el primero en ver una ciudad inteligente?
Blade Runner” es un ejemplo de los años ochenta de eso que está diciendo. Sin duda muchos visionarios como H. G. Wells han planteado conceptos parecidos. Leí un libro antiguo, titulado “The History of the Telephone”, de Herbert Casson, de principios de siglo XX, cuando no había Internet. Allí ya se pueden leer ideas y conceptos como los actuales: la red de redes, el wireless… La gente ya tenía entonces la visión. Pero convertir la visión en una realidad requiere tecnología, financiación y un ecosistema que lo apoye. Cuando Bell desarrolló el teléfono tuvo muchos problemas: patentes, competencia… No fue fácil. Él era una “startup”. Y hoy en día tenemos a muchas compañías que también lo son y que luchan por llevar sus proyectos adelante. Pero hay cosas ahora que están pasando muy rápidamente.
 
¿Por ejemplo?
La Internet de las Cosas, o la fibra óptica… Hoy tenemos la posibilidad de experimentar cambios mucho más rápidamente que antes… siempre que las comunidades les den su apoyo, y con una buena planificación urbana y buenas políticas.
 
¿Cuál es el papel de las políticas y de los políticos en estas comunidades inteligentes?
Las políticas públicas tienen una gran importancia en todo esto. Si dispones de un buen liderazgo y de una buena gobernanza, entonces puedes definir unos buenos objetivos de sostenibilidad, desarrollo económico y desarrollo cultural. Y también generar confianza y oportunidades para que, por ejemplo, los inversores quieran acudir a la comunidad y poner su dinero allí, para hacerla crecer. Y los ciudadanos serán parte de todo ello: cuando se diseñan buenas políticas, es decir, aquellas de las que la gente se siente partícipe, es cuando todos quieren quedarse en la comunidad y contribuir. Nadie se quiere marchar de allí.
 
Que una ciudad o comunidad se convierta en “smart”, ¿tiene que ver con su volumen de población? ¿Existe una masa crítica sin la cual no se pueda conseguir?
Ser una gran ciudad no garantiza necesariamente que pueda convertirse en “smart”. Hay grandes ciudades con grandes problemas. A algunas las hemos podido ayudar con la tecnología, por ejemplo, mejorando sus sistemas de circulación o haciendo que la gente pueda trabajar de manera diferente, desde casa. Pero eso no siempre funciona en todas las industrias, porque todavía hay muchos empleadores que no tienen confianza en que sus empleados trabajen realmente desde casa. Así que la tecnología no siempre es suficiente. También hemos observado casos en los que implantar internet de banda ancha en zonas rurales ha ayudado a evitar la despoblación del campo y la migración de la gente hacia la ciudad buscando empleo o educación.  
 
Eso son grandes ventajas.
También hay un montón de ciudades en el mundo que no tienen ventajas de ningún tipo por su situación geográfica. Pero gracias a la Internet y a la banda ancha, los habitantes de estas ciudades, o del campo, pueden trabajar en un montón de cosas nuevas. ¿Sabe? Las Naciones Unidas dicen que para 2050, el 70% de la gente en la Tierra va a vivir en áreas urbanas. Eso generará una situación inédita. Pero hay una forma de revertir ese proceso si somos capaces de darles nuevas oportunidades a las comunidades más pequeñas y ofrecer nuevos estilos de vida alternativos.
 
Hay quien critica la pérdida de privacidad debida a la tecnología. ¿Qué les respondería?
Pues que la privacidad y la cíber-seguridad son problemas realmente importantes de los que hay que ocuparse. Con la nueva Internet of Things, cuando los objetos domésticos se conecten a Internet y cada aspecto de la vida personal esté conectado a la Red, esto se va a volver mucho más complicado. Tu información privada va a ser fácilmente obtenible por cualquiera. Pero se dará cuenta de que, por otra parte, la gente se está volviendo cada vez más extrovertida, y comparten más y más aspectos de sus vidas en Facebook y en las redes sociales. Es muy fácil aprovecharse de esos datos. Así que tenemos que tratar esta cuestión a fondo y asegurarnos de que la información va a estar protegida siempre.
 
Usted que tiene visión de futuro, ¿qué cambios cree, por ejemplo, que le esperan al transporte público en las grandes ciudades?
El tema de los vehículos automáticos, sin conductor, es interesante. Yo creo que las ciudades no están preparadas todavía para recibirlos. Los planificadores urbanos están comenzando ahora a tener esto en cuenta y a desarrollar algunas pruebas. Yo estuve en Singapur hace poco, y allí sería aparentemente posible tener una red de transportes urbanos completamente automáticos. Pero hay muchos taxis que necesitan conductor humano todavía. Yo no sé si vamos a ver algún día un sistema completamente automatizado, pero si ese fuera el caso, habría que rediseñar nuestras ciudades. 
 
¿En qué sentido?
Muchas plazas de parking se convertirían en innecesarias, porque los vehículos estarían continuamente en movimiento, por ejemplo. Tal vez, la gente no necesitaría tampoco comprar coches en propiedad, sino alquilarlos temporalmente. Sería algo así como la movilidad como servicio. Hoy día ya lo vemos con las bicicletas. El siguiente nivel sería llegar a montarse en los vehículos sin necesidad de conducirlos; sólo indicarles dónde quieres ir. Ahora bien: ¿estarían las calles listas para esto? ¿estarían los pasos de peatones preparados? No lo sé. Esto llevará bastantes años todavía, pero lo importante es que las ciudades lo comiencen a pensar ahora.
 
¿Y qué me puede decir sobre la energía? ¿Es posible transformar una comunidad en completamente “verde”, o habrá intereses de las grandes compañías en impedirlo?
En muchos lugares se utilizan sistemas de incentivo, para que la gente utilice energías “verdes” como el viento, o la biomasa, o la luz solar. Pero tienen que ser sistemas económicamente sostenibles, y muchas veces esto no es así. Así que hay que equilibrar las necesidades de la gente con las posibilidades reales. Actualmente es posible para las personas hacer contribuciones de energía a su comunidad mediante la recepción de subvenciones e incentivos públicos. Países como Alemania, Australia, Estados Unidos o Canadá, lo están haciendo.
 
Voy a pedirle que nos de algunos ejemplos de buenas prácticas en “smart cities” que haya visto por el mundo.
Me encantan este tipo de preguntas. Voy a darle tres ejemplos de diferentes partes del mundo, más el de una gran ciudad y el de otra ciudad pequeña.
 
Adelante.
El primero es el de la ciudad holandesa de Eindhoven. Fue la sede de la Philips hasta que el centro de mando se marchó de allí, y aquello generó una gran crisis, porque todo el mundo en la ciudad trabajaba para la compañía. Su cuartel general se mudó a Amsterdam. La razón es que les resultaba muy difícil encontrar el talento necesario y retenerlo en Eindhoven. Además, carecían de una estrategia. Así que en Eindhoven innovaron de forma disruptiva. Concretamente, crearon un nuevo régimen de desarrollo económico denominado “Brainport”. Gracias a ello, actualmente existen en Holanda tres puertos de consideración: el aeropuerto de Schipol, el puerto marítimo de Rotterdam y el puerto del talento (o “Brainport”) de Eindhoven. Necesitaban atraer y retener el talento. Para ello construyeron un ecosistema de “startups” a partir de la tecnología que tenían y del talento de los propios exempleados y exproveedores de la Philips. Esas empresas podrían ser competidoras, pero pasaron a colaborar entre ellas. 
 
Si combinaron la tecnología y crearon una estrategia, entonces se convirtieron en una comunidad inteligente, ¿no es así?
Exacto. Y además invirtieron en educación. Todos se prepararon para seguir visionando cómo iban a innovar y crear nuevas empresas; crearon partenariados entre el sector público y el privado, desarrollaron buenas políticas, se centraron en la sostenibilidad… Para mí, ésta es una gran historia de éxito en Europa.
 
 (Fin de la primera parte. Continúa la próxima semana)

 

 

Nos cuenta que ha estado, con esta, cuatro veces en Barcelona. Le encanta el diseño del Eixample de Barcelona. John C. Jung comenzó trabajando como planificador urbano independiente, trabajando para ciudades en todo el mundo. Amplió sus conocimientos en diseño urbano y aprendió a detectar factores que podían hacer prosperar a las ciudades. Entre ellos, hacer que los edificios fueran más eficientes, por medio de pruebas y controles aerodinámicos e hidrodinámicos. Experimentó con la tecnología y la domótica. Escribió sobre ello y desplegó sus conocimientos en zonas emblemáticas de New York y New Jersey, así como algunos países asiáticos. Reflexionó sobre las telecomunicaciones y su papel en la conexión y desarrollo de las ciudades.

Tras 14 años de actividad profesional, encontrándose algo “confundido” por su trabajo, planteó un nuevo reto: contactar a personas con la misma amplitud de miras que él capaces de crear el concepto de las comunidades inteligentes. Hace 22 años celebraron la primera conferencia sobre el tema en Toronto. Reunieron a 100 personas: arquitectos, planificadores, políticos, educadores y empresas. De la mezcla salió un “think tank” mundial que influye -y mucho- en el modo en que se diseñan las actuales ciudades.

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