Alfons Cirera

Propietario y CEO de Nylstar

La ‘Tesla’ textil

“El problema de los microplásticos se soluciona con tecnología”


Una vez superadas sus dificultades financieras, Nylstar se orienta ahora hacia la primacía mundial en materiales textiles de alta tecnología.

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La compañía Nylstar ha saltado a la primera plana con la producción de mascarillas de un tejido tecnológico antibacteriano. Hoy visitamos a su CEO, Alfons Cirera, quien tiene una historia mucho más amplia que contar. Nos recibe en el showroom de la firma, en la mejor zona comercial de Barcelona.

Usted es abogado por formación y profesión. Pero un día decidió crear un grupo de inversiones como Praedium y, desde esa plataforma, adquirió Nylstar para invertir en ella. Cuéntenos ese proceso.

Tengo la suerte de que ningún antepasado mío fue abogado. Así que cuando comencé a ejercer el derecho hice lo que me pareció y me lo tomé todo con mucha libertad de miras. En esa actividad fue donde conocí empresas y personas que se encontraban en situaciones de ejecución inmobiliaria o en procesos de mucha dificultad. Entendí que no tenían quien les defendiera y decidí que les ayudaría. Aprendí mucho de todo aquello. Y una de las cosas más importantes fue que había que preservar los valores de todas esas empresas y tenerles un gran respeto. Se le debía un respeto incluso a las papeleras…

Tengo la suerte de que ningún antepasado mío fue abogado. Así que cuando comencé a ejercer el derecho hice lo que me pareció y me lo tomé todo con mucha libertad de miras

Muy gráfico.

La gente tiene tendencia a hablar mal de aquellos a quienes les va mal un proyecto. Se oyen cosas como que “¡Fulanito está acabado!” y otras parecidas. Bueno, pues hay que pensar que el tal Fulanito seguro que hizo cosas muy buenas y de mucho valor y que ahora está en dificultades.

Y ese fue el caso de usted.

Yo combinaba mi respeto por todas esas personas y proyectos con mis conocimientos jurídicos y así encontraba formas para articular recursos legales. Ayudé a esas empresas y personas a acogerse a quitas y esperas y, poco después, a poner en marcha los activos de sus compañías como si no tuvieran problemas.

Me dediqué a esa actividad entre el año 2000 y el 2008. Pero en 2008 llegó la crisis financiera mundial y todo cayó. De golpe, parecía que nada valiera ya nada. Pero las empresas seguían teniendo valor. Máxime si eran capaces de generar activo circulante o flujos de caja suficiente. Por esta razón sugerí a mi equipo que nos atreviéramos a entrar en procesos de reindustrialización. Les dije que la crisis iba a durar diez años y que nos teníamos que aplicar mucho para aprender. Además, en Catalunya había una industria muy potente, que era líder mundial en algunos sectores.

Sugerí a mi equipo que nos atreviéramos a entrar en procesos de reindustrialización

En ese momento entraron ustedes en Nylstar.

Era una empresa que poseía unas tecnologías avanzadísimas y de mucha calidad. Se basaban en la aplicación del hidrógeno al proceso de fabricación. Pero siempre que cuento esto, hago una metáfora: yo creo que Nylstar, entonces, era como si una gran bodega de vinos (por ejemplo: “Vega Sicilia”) se enfocara a vender mostos a China…

Esa empresa, anteriormente, se llamaba SAFA, y fue la gran referencia industrial de Blanes y comarca.

La SAFA fue una compañía fundada en 1923 por la familia Vilà. El señor Vilà fue un gran personaje, de mucha grandeza, capaz de grandes proyectos. Fue él quien llevó el tren desde Mataró a Blanes. Cuando fundó la empresa, creó algo enorme. Ni sus padres ni sus abuelos habían visto algo así. Y lo hizo muy bien. La SAFA se avanzó a su tiempo y estuvo al lado de Dupont cuando inventó el nylon. Vilá fue el primero en traerlo a Europa y su compañía llegó a tener 3.000 empleados. Fueron un referente mundial.

Nylstar (la antigua SAFA) se avanzó a su tiempo y estuvo al lado de Dupont cuando inventó el nylon. Fueron los primeros en traerlo a Europa y la compañía llegó a tener 3.000 empleados. Fueron un referente mundial

Caramba.

Ya en el siglo XX, en 1990, un grupo industrial llamado Snia y Rhône Poulenc identificó que en esta empresa se estaba fabricando el mejor material del mundo en términos de fibra y moléculas. Era el material del futuro. Así que le compraron la industria a los Vilà con la intención de crear un competidor de Dupont a escala mundial. Con esa tecnología llegaron a abrir hasta siete plantas de producción. Fueron un grupo muy grande.

Hasta la quiebra de Lehmann Brothers en 2008.

Así es. Perdieron la capacidad de financiarse durante esa crisis. Y el grupo entero se fue a la quiebra. Ahí es cuando vimos la oportunidad de comprar lo que era la esencia del grupo, es decir, la planta de Blanes. El mejor hilo de aquel grupo de siete plantas se fabricó siempre en Blanes. Ninguna de las otras logró la misma calidad que se obtenía aquí.

Y yo entré en el negocio sin saber demasiado. Quizás si hubiera sabido el peso de todo esto, me lo hubiera pensado. Pero la gente de la fábrica me dijo que todo les iba muy bien antes de la crisis y que era una empresa viable. Me fie. Y ya llevamos 10 años con este proyecto.

Entré en el negocio sin conocerlo demasiado. Quizás si hubiera sabido el peso de todo esto, me lo hubiera pensado. Pero la gente de la fábrica me dijo que todo les iba muy bien antes de la crisis y que era una empresa viable. Llevamos 10 años con esto

Seguro que han aplicado mucha innovación y desarrollo.

Hemos vivido dos momentos clave en esta cuestión. Uno fue al percatarnos de que la compañía estaba intentando competir con productos de inferior tecnología, en mercados en los que no había que estar. Es decir: vimos que estábamos luchando en guerras en las que no debíamos combatir.

Fueron los años del fast fashion y de la democratización de la moda (que está muy bien que exista), pero nosotros pensamos que debíamos aspirar a la calidad. Y la calidad debe tener siempre un precio.

¿Y convencieron a sus clientes de que lo valía?

Nuestros clientes de entonces, aquellos productores textiles, solo querían precio. Fue difícil hablarles de materiales y de calidad. Así que tomamos la primera gran decisión: salirnos de estos mercados, recuperar la producción y que todo el producto fuera precedido de un branding propio, como había sido antaño.

Comenzamos a segmentar y a buscar marcas que estuvieran dispuestas a invertir 2 euros por prenda para poder disponer de la mejor calidad del mercado. El referente, en nuestro caso, era el cashmir o las lanas de alta calidad. Nosotros habíamos vendido millones de quilos de material de altísima calidad para fabricar medias. Pero cuando quisimos entrar en el mundo del deporte, que está dominado por compañías que fabrican productos de poliéster (y de peor calidad), nos encontrábamos como si fuéramos a vender aceite de oliva virgen a un mercado que solo quiere margarina…

¡Qué pena que toda una generación no sepa lo que es una buena camiseta de deporte! Messi juega con una de poliéster. Seguro que afecta a su rendimiento e higiene, porque es un material que termina oliendo mal.

Messi juega con una camiseta de poliéster. Seguro que afecta a su rendimiento e higiene, porque es un material que termina oliendo mal

Tal vez la Nike le termine haciendo a usted un gran pedido de su material.

No lo creo. Pero quizás Amazon sí o Primark, o un señor que se decida a vender camisetas a 15 euros cada una, con la mejor calidad del mundo. El poliéster es una molécula amorfa, sin cristabilidad, y que huele mal porque las bacterias del sudor penetran y se adhieren a la molécula.

Caramba.

Pero ya ve, nosotros nos pasábamos el día hablando de esto ante unos clientes a quienes no les importaba nada de eso. Así que lo dejamos y nos fuimos de esos mercados. Pasamos a prescribir a diseñadores, marcas y proyectos con mejor gusto.

Aparte sabíamos que la calidad y la tecnología nos estaba llevando directamente hacia la economía circular, este concepto que está ahora tan en boga. Es fácil: si usas productos de gran calidad, no tienes que añadir siliconas o aditivos para acabarlos, y además obtienes productos que no liberan filamentos ni fibras, ni en el agua ni en el aire. Y los puedes reciclar una vez el consumidor ya se ha cansado de ellos.

Se busca eso, precisamente, para no abarrotar los mares de plásticos y microplásticos.

Le diría que ahora ya sabemos lo que es tener filamentos de poliéster cortados en la boca. Es lo que les hemos puesto en la boca a los peces durante muchos años y ahora nos lo comemos nosotros. El problema de los microplásticos es enorme, pero se soluciona con tecnología. Y eso implica una fuerte inversión en laboratorios e I+D interno y externo. Llegamos a un acuerdo con LEITAT, un laboratorio industrial público, y hemos invertido nosotros también. Gracias a estar rodeados de la gente adecuada y que sabe, las cosas han salido redondas.

Mire, este suéter que le muestro es antibacteriano, no libera filamentos y la marca comercial que se lo venderá le podrá decir a usted que le va a durar un mínimo de 2 años. Y que cuando lo termine de utilizar nos lo podrá devolver, porque ya tenemos un plan de vida para él: picarlo y volver a hacer hilo.

Sorprendente.

Ayer mismo, el responsable de una gran empresa me preguntaba sobre los datos del ahorro de carbono. Le dije: mire, esto que le enseño es una fibra de calidad altísima, con un colorante integrado en el filamento, que no lleva disolventes ni siliconas. Además es 100% procesable. Podemos hacer batas para niños de escuela que generarán una polución cero, tendrán tacto tecnológico y, al final del curso, podremos recogerlas, picarlas y hacer otra vez hilo con ellas. Yo creo que todo esto hay que explicarlo muy sencillamente. Como hace Tesla. Queremos ser la Tesla del textil.

Podemos hacer batas para niños de escuela que generarán una polución cero, tendrán tacto tecnológico y, al final del curso, podremos recogerlas, picarlas y hacer otra vez hilo con ellas

Parece curioso que en países asiáticos no hayan descubierto (o copiado) el producto que hacen ustedes.

Yo creo que es porque no les dejan pensar. Tienen clientes que son grandes productores y que les compran algodón o poliéster porque, pongamos por caso, cada producto va a 3 euros el kilo. Pero si viene alguien como nosotros y les dice a esos productores que nuestra tecnología basada en el hidrógeno nos permite un producto de calidad superior, pero que vale 10 euros el kilo, no nos van a comprar.

Yo creo que los productores están muy determinados por los costes. Y eso lo que provoca es que nadie hable del tema de la durabilidad, o el de la polución cero. Hay marcas, sin embargo, que nos dicen que no les importa el precio que tengan que pagar, con tal que una de sus prendas aguante más de 100 lavados. Porque su clientela está más contenta sabiendo eso.

Ustedes son propietarios de una marca, Meryl. ¿Alguna diferencia notable entre Nylstar y Meryl?

Nylstar es hoy en día una compañía de fibras producidas sobre estructuras moleculares de hidrógeno y aditivación con ácido hialurónico, iones de plata o elementos que tengan propiedades beneficiosas para el ser humano. Meryl, por su parte, es el resultado de estas tecnologías, hecho tejido.

Nuestro objetivo pasa por tener al consumidor en la cabeza. Primero tenemos una estrategia para la industria tradicional, con unos planes progresivos para ir introduciendo tecnologías y economía circular. Y luego pensamos crear un instituto al que vamos a ceder parte de nuestras tecnologías para que las puedan tener en abierto, como si fuera un software.

Qué interesante.

Tenemos dos intenciones con eso. La primera es seguir promoviendo la investigación en tecnologías de polución cero, que quieran reducir la cantidad de microplásticos y de microfibras vertidos en agua y aire. La segunda es la de comunicar. Creo que si supiéramos comunicar esto mismo como si lo presentara la Universal Studios en un concierto mundial, la gente sabría lo que hacemos.

Yo creo que Barcelona podría ser la referencia mundial en la lucha contra los microplásticos. Pero, repito, esto necesitará de mucha comunicación. Y ya que todo el mundo dice que quiere hacer algo para ayudar, iremos a ver a todo el mundo y le diremos que lo cuente. No queremos denunciar nada. Simplemente proponer soluciones. Los chicos y chicas de 14 años deben saber cómo poder resolver el problema.

Durante la pandemia han fabricado ustedes unas mascarillas muy seguras y duraderas con su tejido. Y además son bonitas.

El diseño de estas mascarillas es el homologado, con los tres pliegues. Nos hemos basado en el diseño quirúrgico, pero lo hemos elaborado con las mejores fibras, la mejor aditivación molecular y la combinación de los mejores tejidos. Estas son unas mascarillas que podemos lavar muchas veces sin que las fibras se desprendan.

Llevan iones de plata.

Los iones de plata neutralizan los microbios. Los romanos bebían en vasos de plata por algo. Creemos que con dos mascarillas un usuario tiene para seis meses. Y las hemos situado en un precio correcto para venderlas en farmacias y cadenas de distribución.

Pero también estamos creando suéteres y batas para hospitales, o tejidos para el mundo árabe. Queremos cambiar la forma de vestir de la mujer árabe. Esta fibra parece de seda, pero pesa un 30% menos. Y no contamina.

Es usted un hombre de letras, pero que entiende mucho de tecnología.

Y me gusta la arquitectura y el arte. Mies Van der Rohe era un hombre de gusto exquisito que, además, aprendió mucho de los nuevos materiales. Y parte de su éxito en la simplificación se debió a la utilización de nuevos materiales.

Ahora vivimos en una época en la que el hidrógeno servirá para la movilidad a través de las baterías de automóviles. El único elemento esencial para ese cambio son los bidones de presión, hechos con fibra de carbono. Si recuerda, las bombonas de butano de toda la vida eran de hierro. Pero para contener hidrógeno necesitas contenedores de fibra de carbono y es un material escaso. Pero es el que nos llevará al siguiente nivel.

Nacido en Barcelona hace 54 años y el menor de 6 hermanos. Su padre fue doctor ingeniero industrial y considera que él mismo tenía que haberse hecho ingeniero también. Pero eligió la abogacía. Reconoce que nadie en su familia había ejercido el derecho antes que él. Se diría que es un hombre polímata, a quien gusta formarse en todo y desarrollar su intelecto ampliamente. Comenzó litigando, aprendió a ayudar y sanear a empresas a punto de quiebra y terminó creando Praedium, un grupo inversor con el que reindustrializar regiones. Todo ello por respeto a unos valores éticos que existen dentro de las compañías, y que son independientes del valor bursátil. Fue el caso de Nylstar, una empresa de referencia en Blanes y en todo el mundo. Actualmente la ha reflotado con la ayuda de su equipo y de una serie de decisiones estratégicas importantes. Entre ellas: no hay que competir en mercados que no valoren la calidad.

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