La cultura del ocio en la que estamos inmersos ha favorecido que, sitios tradicionalmente relegados a los obsesionados por la salud como los gimnasios, se hayan convertido en estos últimos años en no sólo centros para practicar todo tipo de ejercicio físico, sino también en lugares para reunirse, hacer amistades, cerrar negocios y quedar con los amigos. Los gimnasios Arsenal, instalados en Barcelona -pero de próximo desembarco en otras ciudades nacionales e internacionales-, simbolizan esta nueva tendencia: espacios grandes, muy bien diseñados y acogedores, que resultan atractivos incluso para aquellos que son "alérgicos" a todo tipo de ejercicio. Hoy hablamos con Alberto Carcas, responsable y propietario de estos lugares de alto standing.
«El objetivo de ir al gimnasio no ha cambiado: a saber, el de tener una condición física aceptable. Pero sí los espacios y los avances tecnológicos»
«La gente se ha acostumbrado a pertenecer a un club deportivo, y no sólo para practicar un poco de ejercicio, sino también para desarrollar su vida social»
«En cualquier negocio la ubicación es extraordinariamente importante. Hay que tener en cuenta un sinfín de factores que acabarán por condicionar el éxito o el fracaso»
«Ha habido un creciente interés por el bienestar físico, por seguir una dieta más o menos equilibrada y tener un aspecto físico saludable. Digamos que nos importa más esto último que no que realmente estemos sanos, pero en el fondo una cosa lleva a la otra»
De un modo u otro, usted siempre ha estado vinculado al deporte.
Sí, siempre. A finales de los sesenta, es decir, hace casi cuarenta años, formé mi primer centro deportivo masculino, el Club Cambridge. Por aquel entonces, el mundo de los gimnasios era totalmente diferente al de hoy en día. Piense que aquel era un local de 600 metros cuadrados y lo fundé con tres socios más. Yo era el industrial y los otros eran los "carteristas", es decir, los que aportaban el capital.
Pero las cosas han cambiado mucho.
En términos generales, el objetivo de ir al gimnasio no ha cambiado en estos últimos cuarenta años: el de tener una condición física aceptable. Lo que sí ha cambiado han sido los espacios, que ahora son mucho más amplios, en los que se utiliza mucho la luz solar. Los avances tecnológicos también han aportado lo suyo. Además, con el tiempo se ha ido imponiendo una "cultura de ir al gimnasio": la gente se ha acostumbrado a pertenecer a un club deportivo, y no sólo para practicar un poco de ejercicio, sino también a desarrollar su vida social.
Es el primer buen propósito que nos marcamos a principios de año.
Sí, y entre otros motivos porque en los últimos años ha habido un creciente interés por el bienestar físico: por seguir una dieta más o menos equilibrada y tener un aspecto físico saludable. Digamos que nos importa más este último punto que no que realmente estemos sanos, pero en el fondo una cosa lleva a la otra.
¿A que se debe que el nombre de sus gimnasios sea "Arsenal"?
Yo estoy enamorado de Inglaterra, de sus costumbres, de su idioma, y de su forma de ser. También me gustan mucho los nombres anglosajones, así que decidí bautizar mis dos proyectos relacionados con gimnasios con nombres ingleses. "Cambridge" por la antigua ciudad universitaria, y "Arsenal" por el club de fútbol. De ahí salieron los nombres de los gimnasios.
Grupo Arsenal tiene tres tipos de gimnasio: el masculino, el femenino y el mixto. ¿Realmente es necesario tener las tres variedades?
Es como principio empresarial: en la diversificación está el menor riesgo posible y en la especialidad está el éxito. En nuestro caso, hay gimnasios de todo tipo y, en Barcelona concretamente, el mercado está muy saturado. Así que es un modo más de diferenciarnos, de buscar la especialización.
Empezaron en Barcelona, pero pretenden abarcar otras ciudades.
Sí, nuestro próximo objetivo es Madrid. Allí sucede algo curioso, no hay tanta competencia o ésta resulta menos dura, y nosotros lo atribuimos a que no ha sido ciudad olímpica, así que el aire deportivo y el ambiente en general no es tan intenso como en Barcelona. Hemos comprado ya un solar y el proyecto es la construcción de un gimnasio de 9.000 metros cuadrados exclusivo para mujeres.
¿Cree que es mejor empezar con un gimnasio femenino?
En cualquier negocio la ubicación es extraordinariamente importante. Hay que tener en cuenta un sinfín de factores que acabarán por condicionar el éxito o el fracaso. Y con frecuencia, estas variantes son insignificantes. Nosotros lo hemos tenido muy presente y el lugar que hemos escogido tiene muchas tiendas, por lo que es muy frecuentado por mujeres. Si hubiéramos escogido otra zona, no sé, el barrio financiero de la ciudad por ejemplo, sería mejor hacerlo masculino. Pero, como le digo, esta decisión, trascendente para calibrar el éxito o el fracaso, depende de muchos factores.
En este sector parece que aún no se ha producido la globalización.
Pues, no es del todo cierto, algunas multinacionales ya han desembarcado aquí, pero no les ha ido bien porque no conocen demasiado nuestro mercado. Y en aspectos tan relacionados con el carácter de un país o de una determinada cultura, como sus hábitos de ocio, resulta difícil acertar si no conoces mucho la situación. Así que, algunos de ellos han sido absorbidos por otros o se han acabado retirando. Pero ello no quiere decir que con el tiempo no se formen grupos, sean o no nacionales.
Algo que personaliza el Grupo Arsenal es la decoración, el estilo que impregna todo el edificio.
Sí, claro, todo depende de lo que te puedan ofrecer. Nosotros, por ejemplo, siempre partimos de la base de la compra de un solar. Nunca alquilamos un local, sino que lo compramos y hacemos el edificio. Buscamos a determinados arquitectos con un sello y un diseño propios, y estudiamos muy bien el tipo de gimnasio que queremos. Nuestro objetivo es dar al público lo que quiere. Y nuestros 6.000 socios lo avalan.
El trato con usted y el socio es muy cercano. ¿Qué es lo que le pide el socio a lo largo de los años?
Nuestro cliente nos pide que no perdamos nunca ese trato personalizado con él, así que nos esforzamos por escucharlo, por saber qué es lo que quiere. Por lo tanto, ese acercamiento que buscamos es lo más importante. Además, lideramos todo el tema del fitness en los centros deportivos, por lo que tratamos de seguir las pautas que nos van marcando.
Ha comentado antes que en el gimnasio también se da mucha vida social.
Tratamos de fomentarlo y, en parte, esto es por el tipo de instalaciones que tenemos: unos espacios grandes, en los que la gente pueda charlar y relacionarse. Cuando la gente se agrupa en estos centros deportivos se fomenta un tipo de relación muy sana, en la que se hacen muchas amistades. Sin embargo, esto se da mucho más en los centros masculinos, porque quizá en los femeninos se tiene menos tiempo.
¿Piensan en expandirse internacionalmente?
Sí, por supuesto. De hecho ya se están produciendo conversaciones en el extranjero. Hemos empezado en Madrid y nuestra idea es continuar, claro está.
Usted quiere que su negocio sea por sucesión familiar.
Sí y de hecho mis hijos ya están trabajando conmigo. Se debe recorrer un camino, esperar y ver cómo irán desarrollándose los acontecimientos. Ellos lo han vivido desde siempre en este negocio familiar. A mí este negocio me gusta, me divierte, me apasiona y no pienso en la jubilación, claro. A los 75, si es que llego, espero estar trabajando como ahora.
Aunque licenciado en Ciencias Económicas y con un Máster en IESE, Alberto Carcas asegura que ha sido la experiencia lo que le ha formado profesionalmente. Ligado desde siempre al mundo del deporte, en 1981 fundó el primer club deportivo Arsenal, centro exclusivo para hombres, al que seguiría, años más tarde, uno femenino y otro mixto. A punto de iniciar una expansión nacional e internacional, Carcas nos comenta los secretos de la gestión de uno de los elementos clave en la cultura del ocio de hoy en día.
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