Neus Arqués

Directora de Manfatta

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"Lo importante es el mensaje"

Con la eclosión de las nuevas tecnologías, Neus Arqués se lanzó  a montar su propia empresa. Para Manfatta y para ella, lo importante es el mensaje.
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Asumida la vertiginosa progresión tecnológica de los últimos años, nos hemos dado cuenta que tan importante como el envoltorio es el contenido, aquello que llamamos "mensaje". Y algunas empresas dedicadas al marketing y la comunicación ya se están dando cuenta de ello. Manfatta fue fundada hace siete años, en el 2000, poco antes del estallido de la famosa burbuja tecnológica. Con la perspectiva y cierta serenidad que da la consolidación, su objetivo se centra ahora en la creatividad.

«Creo que tecnológicamente hoy en día se pueden hacer muchas cosas, pero el hecho de que sean posibles no quiere decir que sean útiles, porque la utilidad sólo la da el mensaje»
«El desafío viene cuando tienes que comunicar conceptos que resultan intangibles o poco concretos, como la solidaridad, por ejemplo»
«Lograda cierta estabilidad, crecimiento y rentabilidad, creo que las empresas quieren escoger aquellos proyectos que más pueden interesar, para que acaben marcando una diferencia y que puedan ser afines a sus propios valores»

La primera pregunta parece obvia. ¿Qué significa Manfatta?

Significa "lo que nos falta". Es una palabra de un idioma llamado "chamorro", una lengua que se habla en la Micronesia, una región del Océano Pacífico. Es una mezcla de lo que hablan los nativos con el castellano que los conquistadores españoles exportaron a las Américas cuando descubrieron la isla Guam. Hoy en día lo hablan casi 60.000 personas.  

Usted es una emprendedora que provenía del sector público, así que ¿cómo se le ocurrió la idea de montar una empresa?
 
Como todo, fue una mezcla de deseos y convicciones. Hacía años que tenía la intención de montar una empresa, así que con la eclosión de las nuevas tecnologías me lancé. Me di cuenta de que avanzamos mucho en el continente, pero poco en el contenido. Lo importante es el mensaje, lo que transmitimos. Creo que tecnológicamente hoy en día se pueden hacer muchas cosas, pero el hecho de que sean posibles no quiere decir que sean útiles, porque la utilidad sólo la da el mensaje.

¿Fue muy arriesgado iniciar ese tipo de proyecto?

Fundé la empresa en abril del año 2000 y, al cabo de un mes, explotó la famosa "burbuja tecnológica". Fue un momento muy duro, porque muchas empresas que habían crecido como la espuma y que se creían invencibles empezaron a cerrar. Sin embargo, y con la perspectiva del tiempo, me doy cuenta de que fue una suerte.

Esto sí que es optimismo.
 
No, nada de eso. Fue una gran oportunidad darse cuenta, en un momento de crisis, de que debías tomar las decisiones correctas porque de ellas dependía tu propia supervivencia. Creo que si hubiera fundado la empresa el año anterior, hubiera tenido mucho más dinero para impulsarla, y por tanto, mucha más presión por parte de los inversores. Creo que sobreviví porque estaba todo tan complicado que, o tenías la opción de adaptarte o debías irte. Y de hecho, ya se sabe que muchas empresas en esa época cerraron.

Usted trabaja en un sector generalmente dominado por los hombres.

Sí, creo que eso sí que es importante decirlo. El sector digital, en general, está muy masculinizado. Y hace unos años aún más. Hoy ya estoy bastante habituada a ir a reuniones con compañeros y ser la única mujer. Ahora ya no me lo tienen en cuenta, ni espero que lo hagan, pero al principio les resultaba casi como exótico. Ahora es cierto que somos más mujeres, pero la proporción no es ni mucho menos la famosa paridad. Lo que también creo es que esta proporción, en cierta manera, refleja que el acceso a Internet tampoco es simétrico.

¿Cree que es un problema?
 
Sí, y que se debería hacer algo para resolverlo. Pero todo vendrá con el tiempo. Para poder tener Internet, no sólo hay que contar con la tecnología necesaria y tiempo, sino también con cierto espacio mental. Aún así, soy optimista, porque creo que no podemos retroceder y con el tiempo habrá más oportunidades. No olvidemos que la tecnología no tiene género y que sólo es cuestión de años que todo acabe nivelándose. 

Se han especializado en comunicar mensajes de cosas que no se pueden tocar.
 
Creo que es nuestro mayor reto. En Internet, y en el mundo de la comunicación en general, si no te pueden ver, no te pueden comprar, y por tanto no existes. El desafío viene cuando tienes que comunicar conceptos que resultan intangibles o poco concretos, como la solidaridad, por ejemplo. ¿Cómo puedes materializar aquellos valores que una empresa quiere transmitir a sus colaboradores? Pues es aquí donde entramos nosotros.

Sin embargo, el modo de trabajar en Internet es distinto respecto a los modelos tradicionales.
 
Sí, muy diferente. Las campañas en Internet son radicalmente diferentes. Nuestras campañas se basan en la conversación, funcionan por el "boca-oreja". Llevamos el mensaje a Internet y lo explicamos a los perfiles que creemos que les podrá interesar. Para todo esto se debe conocer muy bien a qué público va dirigido, porque un mensaje de una campaña no interesa a todo el mundo, y se debe admitir que no se tiene el control del mensaje, se dirá lo que la gente quiera sobre él.

¿Qué es lo que buscan los clientes?
 
Cuando un cliente viene a nosotros y nos dice "quiero hacer esto", nosotros nos preguntamos por qué lo quiere hacer. Y con frecuencia descubrimos que no todo es tan sencillo, que siempre hay otras motivaciones. Así lo que hacemos es trabajar juntos y establecer los objetivos que perseguimos. Cuando lo hemos estudiado, hacemos una propuesta. 

¿Qué tipo de clientes tienen?

Pues mire, grandes empresas, ONG’s también de cierta envergadura y algunos organismos de la Administración, como la CCRTV. Son empresas que no venden tanto productos como servicios. Trabajamos también para agencias de comunicación que no tienen el conocimiento que tenemos nosotros.
 

Están muy especializados en Internet. ¿Qué tal la competencia?

Como todo en la vida, hay que ir evolucionando: empezamos haciendo contenidos y aún ahora los hacemos. Pero los tiempos han cambiado, y hoy el cliente no tiene problemas para elaborarlos, porque existen gestores fantásticos y fáciles de usar que uno mismo puede actualizar. Pasa, sin embargo, que hay muchos contenidos digamos "no visibles" y nosotros nos hemos especializado más en ellos. Nos definimos más como una agencia de marketing de nuevos formatos, que como una empresa de comunicación.

¿No cree que las diferencias entre estos conceptos se han diluido?
 
Sí, creo que sí. Mucha gente toma como sinónimos tanto el marketing como la comunicación, porque no debemos olvidar que esta última también pretende vender. Así que la especialización es el camino a recorrer.

Ha comentado antes algo de hacer visibles unos productos. ¿A qué se refiere exactamente?
 
Pues no sé, por ejemplo, imagínese que usted trabaja en una editorial y nos ha encargado el lanzamiento de un libro. Lo que haremos nosotros será analizar cuál es su público potencial y qué webs consultarán las personas a las que podría interesar este libro. Nosotros nos encargamos de todo ello.

Pero Internet es algo difícil de cuantificar. ¿Cómo saben que han logrado un éxito?
 
En buena medida el cliente es el referente. Cuando un cliente nos dice "esto no lo ha hecho nunca nadie", automáticamente pensamos que es un proyecto muy interesante y que deberíamos llevarlo a cabo. Obviamente, los retos son entonces mucho mayores, pero también la creatividad y la inventiva.

En siete años se han consolidado, ¿cuáles son próximos retos?

Como empresa, queremos seguir creciendo, pero con una mayor rentabilidad. Además, deseamos escoger aquellos proyectos que más nos pueden interesar, para que acaben marcando una diferencia y que puedan ser afines a nuestros valores. Y una vez alcanzada cierta estabilidad, creo que el reto de todos los empresarios es poder conciliar las distintas obligaciones laborales y personales.

 

Licenciada en Traducción y Ciencias Políticas, y con un Máster en Relaciones Institucionales por la Universidad norteamericana John Hopkins, Neus Arqués estuvo trabajando en el sector público durante un tiempo. Más tarde, tuvo la oportunidad de participar en un programa de desarrollo de pequeñas y medianas empresas. Entonces, pensó que era el momento de montar una. El resultado fue Manfatta, una empresa de marketing especializada en nuevos formatos. Arqués es también profesora de Marketing en Nuevos Formatos y ha publicado diversos libros sobre marketing, e incluso una novela: Un hombre de pago.

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