Una tapa de tele

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Pienso cuáles son mis programas de televisión favoritos y caigo en la cuenta de que todos tienen un punto en común: Tele Monegal (BTV), el espacio televisivo del programa Arucitys (City TV), Sé lo que hicisteis… (La Sexta) y APM! (TV3). Todos ellos son espacios que, cada uno a su manera, retratan, critican o se mofan del resto de contenidos televisivos.

Tele Monegal se ha convertido, por su mirada crítica, irónica y rigurosa, y también por la particular bilis del Sr. Monegal y su repertorio de vocablos (“criatura”, “martingala”, “ratomaquia”, “Ah…!”), en un programa de culto, ideal también para conocer las escasas “buenas prácticas” que se dan en la tele. Es la perla de BTV. También críticos, pero más ácidos y lúdicos son los comentaristas de Arucitys, programa insignia del gran Alfonso Arús, uno de los mejores comunicadores de este país para el que firma, que analiza lo bueno y lo malo de la tele siempre con un humor fresco y desenfadado. Lo mejor de la sobremesa con permiso de la sitcom de animación Padre de Familia. En la orilla de lo políticamente incorrecto y el humor más magro y suculento se encuentran Se lo que hicisteis y APM! (“Ho haveu vist?!). Ambos programas han desarrollado formatos innovadores que la competencia ya comienza a emular con mayor o menor fortuna (sin ir más lejos, la productora de APM también comienza a producir programas similares para otras cadenas).

Estos cuatro formatos permiten al telespectador tener una visión global del resto de la parrilla concentrada en menos de una hora de duración. En cierto modo, proponen una nueva manera de consumir la tele: la cultura del tapeo televisivo. Pico de aquí y de allá y extraigo conclusiones y juicios de pequeños fragmentos que me confirman que mi decisión de consumir poca tele es adecuada. Si a este fenómeno sumamos la cultura de los short clips de You Tube y demás plataformas audiovisuales en Internet, llegamos a la conclusión de que muchos de nosotros estamos alterando nuestros hábitos de consumo de tele. Pero quedan preguntas en el aire: ¿Cambia la tele? ¿Cambiamos nosotros?  ¿O es la tele la que nos cambia? Una cosa está clara: a los programas les resulta más rentable nutrirse de los contenidos de los demás.NULL

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