Cristian Pascual

Cofundador de Mediktor

e-Síntomas

“Podemos acabar con las colas hospitalarias cuando quieran implementar nuestra solución” 


Mediktor es el evaluador de síntomas médicos más eficaz del mundo, con una certeza superior al 91% y probado clínicamente.

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Cristian Pascual es un emprendedor que trabajó cerca de 20 años en la industria alimentaria y que, posteriormente, y ayudando a su socio médico, logró el mejor sistema hasta la fecha para la evaluación de síntomas mediante inteligencia artificial.

“Nuestra obsesión enfermiza es la de la experiencia del usuario. Hemos hecho más de 2.000.000 de evaluaciones en 200 países, y ello nos ha permitido aprender mucho”
 
“Las personas llegamos a hacer cosas muy curiosas cuando nos encontramos mal”
 
“Nuestra aplicación es un “monstruo”: su base de datos tiene 7.000 preguntas, 70.000 sinónimos que se relacionan con 700 enfermedades y utiliza inteligencia artificial, reconocimiento de lenguaje natural, y ‘machine learning’”
 
“Todo empezó cuando mi socio, un excelente médico, me dijo que quería montar un bar”
 
“Comenzamos como lo hacen todas las startup: en casa, los domingos, trabajando desde cero, con un algoritmo y unos datos que íbamos construyendo y que nos llevaron dos años”
 
“Nuestra aportación es saber dirigir a una persona que se encuentra mal hacia el nivel de atención adecuado”
¿De dónde proviene la idea de Mediktor?
Todo empezó cuando Óscar (García-Esquirol), que es mi socio, cuñado mío y, además, un excelente médico, me dijo que quería montar un bar.
¿Un bar?
Decía que estaba cansado de la medicina. Le sugerí que mejor montara algo en el ámbito digital. Más adelante, un día, él estaba en la playa, pasando el rato jugando con un juego llamado “Akinaitor” (el “Quién es quién” de toda la vida, pero en formato digital). Me comentó que él, en su consulta, hacía el mismo tipo de preguntas a sus pacientes: “si tienen fiebre o no”, “si les duele la cabeza o no…“ Y así iba eliminando indicios hasta dar con el diagnóstico correcto. Óscar me preguntó: “¿Crees que podríamos hacer un software con esto?”. Le dije que podíamos intentarlo.
 
¿Y qué hicieron?
Comenzamos como lo hacen todas las startup: en casa, los domingos, trabajando desde cero, con un algoritmo y unos datos que íbamos construyendo y que nos llevaron dos años. En 2014 lanzamos un primer producto al mercado y lo fuimos evolucionando. A día de hoy ya hemos sacado 23 versiones de la aplicación y ya es un monstruo: la base de datos tiene 7.000 preguntas, 70.000 sinónimos que se relacionan con 700 enfermedades y utiliza inteligencia artificial, reconocimiento de lenguaje natural, técnicas de “machine learning”, y todo ello con el objetivo de ofrecer el mejor grado de acierto posible en el problema que resolvemos. A día de hoy somos el único evaluador electrónico de síntomas del mundo clínicamente probado. Nuestra tasa de acierto es del 91,3%. Y esto ha sido un dato importante: cuando preparas este tipo de software no es fácil que te consideren en serio.
 
La comunidad médica es muy exigente.
Y reacia a dar valor a cualquier cosa enseguida. Y es de entender, porque la medicina es algo muy serio. Nosotros lo abordamos de una manera también seria, y con ensayos clínicos que prueban nuestro grado de acierto. No es un juguete, sino una herramienta científicamente probada.
 
¿Cómo es el modelo de negocio de Mediktor? ¿Una vez detectado el diagnóstico dirigen al paciente a un médico en concreto?
Como buena startup, pivotamos y pivotaremos en el camino hacia el éxito. Nuestra esencia ha sido la misma siempre: hacer triaje y pre-diagnóstico. Lo que más cuesta es encontrar el camino a la viabilidad económica. Uno ve el valor de lo que aporta la aplicación, pero otra cosa es que alguien lo pague. En ese camino hemos logrado acuerdos con importantes compañías de seguros. Nuestra aportación es saber dirigir a una persona que se encuentra mal hacia el nivel de atención adecuado. Finalmente, las personas hacemos cosas curiosas cuando nos encontramos mal.
 
¿Cómo cuáles?
Llamamos a nuestra madre, o buscamos en Google, o corremos a Urgencias, o nos automedicamos, o incluso agendamos una visita con un médico a dos semanas vista. El 70% de las veces tomamos una decisión incorrecta desde el punto de vista de seguridad clínica o de la conveniencia. Estar 4 horas en Urgencias para que nos digan que tenemos una gripe es de lo más inconveniente que se puede hacer. Además, le diré que nuestras malas decisiones no sólo son inconvenientes, sino que le cuestan mucho dinero al sistema de salud pública. Las Urgencias están colapsadas de consultas por enfermedades banales. No tiene ningún sentido: el recurso más caro de nuestro sistema está siendo destinado a algo para lo que no fue diseñado.
 
Está claro.
Equilibrar la demanda sanitaria a la oferta es algo que aporta mucho valor. También tenemos clientes que son plataformas de telemedicina. Ellos pueden tener hasta 15.000 médicos disponibles e, imaginemos, tú tienes un dolor de cabeza. El problema aquí es distinto: se trata de buscar qué médico es el que mejor se adecúa a tu necesidad: ¿un internista? ¿un neurólogo?… Al usuario le ayudamos a hacer una lista corta de los tres más adecuados para él, según criterios de proximidad geográfica, especialidad, etc. También trabajamos con hospitales.
¿También?
De hecho, han sido nuestro ‘fortín’, allí de donde hemos obtenido toda la evidencia médica de lo que hacemos, pero ahora también encontramos modelos de negocio con ellos. Y muy interesantes. Yo digo que acabaremos con todas las colas hospitalarias de este país el día que quieran implementarlas.
 
¡Caramba!
Tenemos una propuesta de valor para eso. Pero además también somos el primer evaluador de síntomas a partir de la inteligencia artificial que está haciendo triaje en un hospital en el mundo. Es el hospital King Phaisal, en Ruanda. Todos los pacientes que entran en él son triados con Mediktor. Con una interficie un poco distinta a la de la aplicación, un profesional puede utilizar la máquina para hacer la función. Están muy contentos con el resultado.
 
Ha habido otras startups dedicadas al tema médico, como Doctoralia, que también tienen a miles de doctores en sus directorios.
Conozco a su fundador, y somos muy amigos, además. Pero su proyecto no tiene que ver con el nuestro. Finalmente, nosotros no vamos dirigidos al B2C sino al puro B2B. Queremos estar integrados en todas las plataformas de telemedicina que existan. No vamos a competir contra ellas sino a facilitarles que tengan el mejor evaluador del mercado. La gente utiliza Mediktor de manera distinta y eso les aporta un valor diferencial a cada una de esas plataformas.
 
¿Cómo de fiable es el autodiagnóstico que hace un paciente de sí mismo?
Intentamos que la experiencia de usuario sea la más simple posible. Nuestro reto más difícil fue empezar preguntándole al usuario cómo se encontraba, para que nos pudiera responder con sus propias palabras. La gente nos dice “tengo dolor de barriga y creo que tengo fiebre”. Nosotros empleamos un lenguaje llano, comprensible y nuestra obsesión enfermiza es la de la experiencia del usuario. Hemos hecho más de 2.000.000 de evaluaciones en 200 países, y ello nos ha permitido aprender mucho.
 
Sin duda sus usuarios tendrán posibilidad de valorar su experiencia de Mediktor. ¿Qué les dicen?
Esto lo averiguamos en los hospitales. En el King Phaisal tenemos el retorno de todos los casos, con el propio diagnóstico del hospital. Es la mejor información que podemos tener. Pero también aprendemos de todos los “sí”. Es decir: cuando uno entra en el sistema y dice que tiene fiebre, la inteligencia artificial le pregunta: “¿y tienes más de tantos grados de fiebre?”; “¿y tienes nauseas?” Cada vez que el usuario responde que sí, aprendemos y mejoramos los algoritmos. 
 
Se van perfeccionando.
Dotamos de intuición a la máquina. Es decir, a medida que obtiene respuestas, la máquina va generando una base estadística que la orienta en las consultas siguientes. Como ha visto millones de caso antes que el suyo, la máquina sabe que un varón de Barcelona, a las cinco de la tarde, preguntando por su fiebre, lo más probable es que también tenga náuseas. Y lo sabe igual que un médico que tiene años de experiencia. La máquina cada vez necesita menos preguntas para saber lo que tienes.
 
¿Su faceta como business angel de otros proyectos se ha visto reducida por Mediktor? 
No. Lo que hago en ellos es de inversor puro. No participo ni en sus consejos. Tengo contacto con muchas de las startup en las que invierto, pero no dedico tiempo ejecutivo en ellas. A lo que me dedico es a Mediktor porque creo que tenemos una oportunidad a escala global. Esta tarde me voy a ir a Nueva York y hace dos semanas estuve en la principal feria mundial de e-Health, en Las Vegas, con 65.000 personas. Es como el Mobile World Congress. 
 
Están apostando por el mercado americano, veo.
Porque hay millones de personas allí con necesidades médicas y porque el gasto sanitario equivale al 19% de su PIB, que es el nivel más salvaje del mundo. Por lo tanto, cualquier herramienta que genere ahorros en ese sistema puede ser muy importante para ellos.
¿Y ya sólo piensa en eHealth o ya tiene otras ideas en mente? 
A mi se me ocurren cosas continuamente. No todas son viables, pero tengo un par de ideas en el cajón, que no voy a revelar ahora mismo.
Le diré que yo mismo participé en uno de sus diagnósticos y que voy a seguir la recomendación al pie de la letra. Ya le contaré.
Tenemos testimoniales muy impresionantes de gente cercana que me dicen que acertamos. Al final, Mediktor no es infalible, pero es una herramienta para orientar que cada día funciona mejor y, con ella, cubrimos un amplio espectro de enfermedades. Trabajamos cada día para hacerlo más potente.
 
 

 

Estudió Ingeniería Industrial y un MBA en ESADE. En el segundo año en la escuela de negocios de Pedralbes se especializó en sistemas de información, llegando a recibir formación en Estados Unidos. Pronto empezó a trabajar en Europastry, una de las empresas de referencia en la producción de pan. Estuvo allí 18 años, los suficientes como para ayudar a crecer a la empresa desde los 30 millones de facturación anual a los más de 400 con los que la dejó. En esa etapa Pascual fue responsable de cambiar el sistema de ERP, de dirigir el departamento comercial de media España, de dirigir la producción (23 líneas automáticas y 2.000 personas) y de dirigir la división de retail completa. En esa última fase fundó los conceptos comerciales de “El Molí Vell” y “Santagloria”, unos obradores que embellecen y aromatizan muchas esquinas de Barcelona con sus panes deliciosos. Aprovechando que Europastry vendió su división de retail, Pascual decidió darle forma a un proyecto personal: participar en diversas startups. Su mejor amigo había fundado “Let’s bonus” y se convirtió él mismo en uno de sus primeros inversores. El éxito del proyecto le animó a integrarse en 16 proyectos más, uno de los cuales es Mediktor.

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