La aventura de la crisis

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Un mes antes de tomar salida en moto en mi primer Dakar, fui a una reunión con un piloto muy veterano de la carrera y me dio el siguiente consejo: “El Dakar es una carrera muy dura, larga, peligrosa e incierta. Y esto se agrava aún más en moto por motivos obvios. Durante la prueba te encontrarás problemas de todo tipo y muchas veces creerás que ya no puedes continuar y que, inevitablemente, debes abandonar. Por este motivo es fundamental que en los momentos más críticos, aún teniendo claro cual es tu objetivo final, no pienses en él, no te obsesiones en lo que falta todavía por llegar al Lago Rosa (Punto culminante de la carrera); pues te asustarás, lo verás inviable y, seguramente, decaerás. En aquellos instantes tan complicados, aunque todo te parezca imposible, te debes concentrar sólo en avanzar un poco, unos metros, unos quilómetros.  Si estás en medio de un Ergio de dunas insuperable, lo que importa es cruzar la siguiente duna, pues puede ser que entonces ya llegues al terreno duro y todo se vuelve a poner más asequible. Avanzar siempre, aunque sea poco y lento, ya que muy probablemente antes del desastre total, encontrarás algo que te ayudará a continuar hacia delante, y así, poco a poco, saldrás adelante, y llegarás a Dakar”.

El consejo me pareció muy obvio en aquel momento, pero un mes después, cuando estaba en plena ‘fiesta’ solo en medio del desierto, cogió todo el sentido del mundo. En diversas ocasiones, en aquel Dakar y en los seis siguientes, me vi ya casi fuera de carrera y me tuve que dedicar únicamente a ir avanzando un poco, sin esperar mucho más que posponer el posible final, pero también prorrogando la esperanza de que cambiara alguna de las circunstancias críticas que me tenían contra las cuerdas. De hecho, casi en todas las actividades de aventura que he ido haciendo durante todos estos años, ha habido momentos absolutamente extremos en los que esta actitud ha sido fundamental.

Seguramente de todas las experiencias vividas haciendo aventuras, la esencia de este consejo ha sido una de las lecciones más útiles aprendidas. Hay momentos, cuando las condiciones son realmente muy complicadas, en que uno se debe olvidar del ‘Todo’ para centrarse en lo ‘Concreto’; evadirse del ‘Gran Objetivo’ para enfocar sólo el ‘Siguiente paso’; no dejarse invadir por el ‘Miedo y encontrar como sea la ‘Motivación’; vacunarse contra las ‘Lamentaciones’ i concentrarse en ‘Luchar’. 

En el mundo de los aventureros, estos conceptos tan básicos son esenciales; pero también son perfectamente válidos para cualquier actividad de la vida.

Mi actividad profesional está centrada en el mundo de las inversiones, así pues, se pueden imaginar lo entretenido que debo estar en estos momentos de fuerte crisis global.  En muchos de los proyectos donde estoy vinculado, se viven situaciones equivalentes a las descritas por aquel veterano dakariano: Dureza, peligro, largo plazo, incertidumbre… Y aquí, nuevamente, la actitud de lucha que comentamos es fundamental para tirar hacia delante. Sin la seguridad de llegar a buen puerto, pero con el convencimiento de que sólo pasando a la siguiente etapa tendremos la posibilidad de jugar la próxima partida.

Económicamente ahora estamos en un gran Ergio lleno de dunas con una fuerte tormenta de arena; y todos los empresarios y profesionales con altas responsabilidades deberán intentar aplicarse al máximo en esta aventura extrema si quieren superar con éxito este reto.

Cuando el entorno nos es favorable, todo el mundo puede tirar hacia delante; pero los verdaderos aventureros, los auténticos empresarios, los buenos profesionales, se demuestran cuando las circunstancias son difíciles.

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