Irene Santamaría

CEO de Ecofrog

Sanitizador natural

«El agua ozonizada genera ahorro en las empresas y un gran impacto ambiental»

Tras la aprobación europea del ozono como biocida, Ecofrog se plantea nuevos horizontes
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Hoy visitamos una empresa familiar que, en tan solo ocho años, ha logrado establecerse comercialmente en 15 países a través de un sector puntero y necesario: el agua ozonizada. Como producto autorizado por Europa como biocida, Ecofrog lo aprovecha con una tecnología única.

Usted iba para jugadora de golf profesional. ¿A qué hándicap llegó usted?

Al cero. No llegué a ser profesional. Iba al Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat y formaba parte de la Federación Catalana. De hecho, soy íntima amiga de la jugadora Paula Martí por esta razón.

Pero a veces también cuentan las decisiones personales. Sentí que el golf no era aquello para lo que yo había nacido. Amo ese deporte, fue mi gran escuela, pero no es a lo que decidí dedicarme.

Y tras trabajar para otras empresas, decidió crear la suya propia. ¿Cuándo se dio cuenta de que quería hacerlo y, más precisamente, en el sector del agua ozonizada?

Me considero una persona muy intuitiva. A los 33 años estudié un Executive MBA que me sirvió de mucho. En la última parte de esos estudios me tocó hacer un trabajo final en el que quise poner concreción a un concepto del que había oído hablar mucho: el ozono. Pensé que valía la pena investigarlo a fondo y descubrí cosas muy interesantes que me hicieron enamorar de este proyecto.

Especialmente, al tener hijos, sentía que el cambio climático me preocupaba muchísimo y quería hacer algo para aportar mi granito de arena a la cuestión.

Al tener hijos, sentía que el cambio climático me preocupaba muchísimo y quería hacer algo para aportar mi granito de arena

De la idea pasó a la realidad.

Todo sigue un proceso de evolución. Primero una conoce e investiga el mercado, luego ve dónde hay competencia y dónde no y, finalmente, se decide. Comenzamos distribuyendo un producto dentro de este sector y cuando llevábamos un año y medio haciéndolo creí que debíamos inventar un producto propio, superior al que representábamos.

Comenzamos así un proceso de I+D y de fabricación, con el añadido de que nunca había liderado un proceso de estas características.

Comenzamos distribuyendo un producto y cuando llevábamos un año y medio haciéndolo creí que debíamos inventar uno propio, superior al que representábamos

¿Cómo captó ese I+D?

Vimos que el agua ozonizada existía en el mercado doméstico, pero no en el profesional. Para entrar en dicho canal necesitábamos cumplir ciertas normativas y, para ello, necesitábamos mejorar el producto existente. Así que comenzamos por interesarnos por la experiencia del cliente y por las necesidades del sector, para definir qué era aquello que hacía falta para que el producto le encajara.

A través de una ingeniería externa, primero en el extranjero y luego en Catalunya, comenzamos a desarrollar los equipos necesarios.

¿Y en qué se basan esos equipos que ustedes venden a sus clientes?

El ozono es un gas que se genera de manera muy fácil en la naturaleza. Por ejemplo, cada vez que hay una tormenta eléctrica y cae un rayo en el agua, se crea ozono. La cuestión es que es un gas muy oxidante y enseguida se volatiliza y desaparece.

Nosotros tratamos de entender cómo inyectarlo en el agua y mantenerlo tan estable como se pudiera. Y el ozono es un gran biocida, que elimina virus y hongos muy rápido.

El ozono es un gran biocida, que elimina virus y hongos muy rápido

Y se benefician de esas propiedades.

Nuestros aparatos generan agua ozonizada que pueda aplicarse con pulverizadores a lavadoras y lavavajillas. Con esto desinfectamos muchísimo y reducimos el uso de productos químicos. Cada vez que lo ponemos en un lavavajillas industrial, el agua que sale de ese proceso queda limpia de residuos químicos.

Además, esta agua tiene una propiedad. Y es que a las cinco horas de haberse generado, limpia, desinfecta y no deja residuo. Ahorramos depuraciones. El oxígeno se vuelve a su estado natural y a la atmósfera.

El agua ozonizada desinfecta muchísimo y reduce el uso de productos químicos

¿Cómo convencen a sus clientes para que se pasen al agua ozonizada? ¿Qué argumentos usan?

Un cliente que incorpore este sistema tiene muchas razones para estar satisfecho. Primero, porque consigue un gran ahorro económico. Segundo, porque genera un gran impacto ambiental. Cada vez más, todas las personas en las empresas son más conscientes de que deben cuidar del impacto medioambiental que causan.

Además, existen otros impactos. Por ejemplo: nuestro producto no genera toxicidad, porque no necesita utilizarse en grandes dosis. Ningún operario se puede quemar o intoxicar por utilizarlo y eso ayuda al empresario en el sentido de que no hay bajas laborales. Tampoco generamos residuos plásticos, porque no utilizamos envases de este tipo, ni generamos problemas de stock. El ahorro también es en procesos internos.

Un cliente que incorpore este sistema tiene muchas razones para estar satisfecho

Se dice que si una empresa no se solidariza con la causa del cambio climático no tiene futuro.

Nosotros mismos intentamos ser todo lo ecológicos que podemos. Y no solo con el producto que hacemos. Por ejemplo, cuando vendemos al sector hostelería, lo hacemos en régimen de renting. Si el cliente quiere renovarlo con un producto nuevo, nos ocupamos de reparar y hacer donación social del producto viejo. No lo tiramos. Hemos ayudado a Open Arms, o a asociaciones de niños en riesgo de exclusión… Ahora pueden limpiar y desinfectar sin peligro y sin contaminar todas sus instalaciones.

Creemos que es importante ser sostenibles, no solamente ponerse la etiqueta. Y personalmente pienso que las empresas quieren sinceramente participar en la causa de la preservación del medioambiente. Tiene beneficios de todo tipo.

Las empresas quieren sinceramente participar en la causa de la preservación del medioambiente

Se habla mucho de la necesidad de potabilizar el agua. ¿La tecnología Ecofrog es capaz de hacer algo al respecto?

No es exactamente nuestra línea, pero estamos dentro de un consorcio denominado EUO3TA, formado por unos 48 fabricantes vinculados al mundo del ozono, ya sea en aire o agua. Allí hay empresas especializadas en aguas residuales y repotabilización del agua. Su tarea es fantástica.

Del ozono se lleva hablando hace mucho como una gran ventaja. ¿Por qué no se ha desarrollado más este sector industrial?

Vivimos en un mundo en el que, en general, las cosas nuevas o desconocidas dan un poco de miedo. También hay lobbies que juegan a favor y en contra. Pero yo creo que hay espacio para todos y que todos deberíamos colaborar más. Al final, se lleva algunos años trabajando con el ozono, pero no ha sido hasta hace poco en que se ha publicado una normativa que lo autoriza como biocida.

En general, las cosas nuevas o desconocidas dan un poco de miedo

Hay muchos trámites burocráticos que se tienen que cumplir hasta que una empresa se constituye y se pone en marcha, ¿no le parece?

Cada vez que tenemos que entrar en un país nos vemos obligados a hacer una serie de registros burocráticos enormes y a pagar unas tasas carísimas. Eso complica la labor. Trabajamos en 15 países, muchos de ellos europeos, y como el ozono es un biocida y en muchos mercados no existía una normativa al respecto, nos hemos encontrado con numerosas complicaciones.

Nunca en mi vida había tenido que internacionalizar una actividad económica. Y ahora que sí que lo hacemos, veo que es una tarea enorme, llena de lagunas, costes y penalizaciones. Lo cierto, no obstante, es que se aprende mucho de todo ello.

Nunca había tenido que internacionalizar una actividad económica. Y ahora que sí que lo hacemos, veo que es una tarea enorme

Igualmente, la expansión de ustedes es encomiable.

Dentro de Europa estamos en Portugal, Italia, España, Alemania, Francia, entre otros. También hemos ido a México y Panamá. Vamos creciendo.

¿Se encuentran con competencia por el camino?

Yo diría que hay competencia conceptual. Pero nuestro producto es único. Tenemos unas diferencias y unas ventajas competitivas que actualmente son exclusivas. Por ejemplo, somos los únicos del mundo capaces de conectar nuestros sistemas a los lavavajillas industriales de cualquier tipo o envergadura. Eso, para nosotros, es una barrera de entrada para nuestra competencia. Y aunque no duran para siempre, vamos a aprovecharla.

Somos los únicos del mundo capaces de conectar nuestros sistemas a los lavavajillas industriales de cualquier tipo o envergadura

¿De dónde surge la idea de poner una ranita en el logo y nombre de Ecofrog?

El mérito no es mío, sino de mi marido y mis hijos. Cuando estaba creando el proyecto comenzamos a hablar familiarmente de nombres que tuvieran relación con la ecología y la naturaleza. Por votación familiar ganó la rana.

¿Cuál es el plan de futuro de Ecofrog?

Llevamos ocho años y medio de vida. Durante este tiempo hemos impulsado la aprobación del ozono como biocida, y la hemos obtenido por parte de Europa el 22 de junio de este año. Eso es importantísimo para nosotros, porque nos permite entrar en grandes corporaciones y en el sector público en los que hasta ahora no podíamos entrar.

Ahora tenemos dos objetivos. El primero es que queremos presentar antes del 1 de julio de 2024 unos dossiers a cada país en el que estemos dentro de Europa. Esto supone una gran inversión para nosotros, en términos de mejora de producto. El segundo es crecer, expandirnos y adquirir como clientes a grandes corporaciones, tanto nacional como internacionalmente. Queremos crecer y somos optimistas.

Ahora podemos entrar en grandes corporaciones y en el sector público en los que hasta ahora no podíamos entrar

¿Las prisas por cumplir la Agenda 2030 pueden ser un buen incentivo para ustedes?

Ojalá podamos recibir alguna ayuda en este sentido. Pero no soy tan optimista, porque la burocracia es mucha. Por mi parte, pienso que lo mejor es que crezcamos de manera orgánica. Y si obtenemos algún apoyo público, mejor que mejor.

Irene Santamaría emprendió por primera vez a los 21 años. Ella iba para jugadora de golf profesional, pero descubrió que existían otras cosas que la llenaban más. El deporte, no obstante, le enseñó los valores de la resiliencia y el compañerismo, además de una ética claves para la emprendeduría. Se curtió profesionalmente en una empresa familiar en la que desarrolló una rápida carrera como vendedora y, más tarde, como profesional de las áreas de recursos humanos, finanzas y contabilidad. A los 33 años, habiendo sido madre de su segundo hijo, decidió tomarse un respiro para completar su formación académica con un Executive MBA que le ayudó a ordenar las ideas. En 2015 fundó Ecofrog.

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