Joan Pérez

Director y creativo del Grupo Excelence

 Excelente imagen = excelente negocio

 "Creo firmemente en que la calidad viene dada por la excelencia"

 Excelence busca fórmulas revolucionarias en la peluquería del siglo XXI
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 Excelence es uno de los salones de belleza y peluquería de más prestigio de Cataluña. Por las manos de Joan Pérez, Director y Creativo de la firma, pasan las cabezas y cabellos de personajes mediáticos y celebridades que no se atreve a desvelar por ética o humildad. Desde Excelence apuesta por un nuevo estilo de peluquería, en que el protagonismo se centre en la interlocución entre profesional y cliente. 

“Si hay algo en lo que creo que somos innovadores es en usar una pizca de psicología de cara al cliente, y lógicamente en el trato del cabello. “

“Mi primer fracaso profesional fue marcar las pautas al cliente y dictaminarle cómo debía lucir su cabello. “

“No es tan importante la persona que ponga las manos en el cabello sino el concepto que se ponga en práctica. “

“El target al que nos dirigimos no nos permite desarrollar una cadena de franquicias y ofrecer un servicio más popular, buscamos la excelencia. “

 

 ¿En que se diferencia Excelence de la competencia?

 
Si hay algo en lo que creo que somos innovadores es en usar una pizca de psicología de cara al cliente, y lógicamente en el trato del cabello.
 
 
¿Podemos hablar de una revolución a nivel popular en el mundo de la estética?
 
Sí, y cada vez la gente toma conciencia de la importancia de la imagen a una edad más temprana. Pero hay que diferenciar de lo que es el trato clínico y quirúrgico de una persona a la hora de conseguir sentirse bien estéticamente, y la labor que hacemos en Excelence, que es sacarle el mayor partido a la belleza de cada persona. 
 
 
¿Cómo se crean los peinados? En ocasiones he visto verdaderas obras de arte…  
 
La peluquería es pura matemática. Previamente a trabajar el cabello diseñamos y dibujamos posibles peinados sobre papel. No se trata de trabajar físicamente el cabello sino que existe un proceso de creación muy riguroso antes de llevar a cabo ciertos peinados. Hemos de tener en cuenta que luchamos contra la ley de la gravedad, y eso no es fácil.
 
 
¿Todo modelo dibujado es aplicable a toda cabeza y tipo de cabello?
 
Sí, pero para ello se necesita un 50% de técnica y un 50% de emoción e implicación. Un estilista ha de saber escuchar a la persona a la que trata, en cierto modo efectúa una labor psicológica y de análisis de pretensiones del cliente. Y por ello, un buen estilista ha de disponer de una serie de recursos técnicos para poder hacerlo.
 
 
Pero también debe saber asesorar…
 
Dentro de unos límites. Mi primer fracaso profesional fue marcar las pautas al cliente y dictaminarle cómo debía lucir su cabello. Si una persona está a gusto con un determiando color de pelo, y esa es su manera de potenciar su imagen y personalidad, entonces no hay nada que recriminarle. La implicación emocial del estilo de una persona se antepone a los conceptos puramente estéticos establecidos. La estética no es una dictadura, hay que ser tolerante y buscar los condimentos estéticos que forman parte de cada persona.
 
 
¿Qué tipología de clientes pasa por sus manos y cómo es el trato con éstos?
 
Lo que ha de primar es el cara a cara y la confianza entre el estilista y cliente. Por eso, nosotros abrimos una ficha a cada uno de ellos, para que consten todas las características y sugerencias de la persona. En un par o tres de sesiones con esa persona, conseguimos involucrarnos con el concepto de imagen que busca. Por otra parte, damos servicio a un determinado tipo de personajes mediáticos, que ya tienen, de alguna manera, impuesta una imagen. Luego existe el tipo de persona que no se sabe explicar, y nosotros a partir de nuestra experiencia y trato conseguimos inmiscuirnos con su objetivo y pretensiones.
 
 
Es usted el Freud de la peluquería…
 
Hay que hacer preguntas. Si se ha sentido a gusto, si está satisfecho con el proceso y tratado de su cabello… Además, siempre intentamos otorgar autonomía, seguridad y un rumbo estético a seguir a cada persona. Que no tenga dependencia de acudir a la peluquería a la mínima. Ser peluquero es lo más parecido a ser un confesor.
 
 
¿Cómo se encuentra el negocio de la peluquería tradicional?
 
Actualmente hay tres tipos de negocios de peluquería: la tradicional, la peluquería de nombre y la peluquería de marca. La tradicional está en declive y se está superando, la de nombre sólo funciona si el impulsor es un profesional reconocido, y la de marca es la que aplica un concepto y líneas determinadas.
 
 
Usted es un profesional reconocido que ha creado una marca. Se salta los patrones…
 
No es tan importante la persona que ponga las manos en el cabello sino el concepto que se ponga en práctica. Si decimos que vendemos zanahorias, sea quién sea el agricultor de esas zanahorias, el consumidor las acabará comprando. 
 
 
Hay mucho personaje mediático que pasa por vuestras manos, pero hay estilistas que buscan la mediatización de su marca a través de personajes de renombre. ¿Acepta este estigma?
 
Para Excelence, tener presencia en los medios no tiene tanta repercusión como lo que nos puede reportar el boca a oreja… La mejor manera de captar clientes es tener a tus colaboradores comerciales muy bien posicionados y motivados en la tarea de dar a conocer el servicio de la firma. Para ello hay que invertir a nivel de relaciones públicas.
 
 
¿Ve el modelo de franquicia como una solución para expandir negocio?
 
El target al que nos dirigimos no nos permite desarrollar una cadena de franquicias y ofrecer un servicio más popular, buscamos la excelencia. Creo firmemente en que la calidad viene dada por la excelencia, y es por este canal por el que se mueve Excelence. Sabes que Ferrari es bueno, pero nunca lo verás publicitándose por televisión.

 

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 Joan Pérez está considerado como uno de los profesionales con mayor bagaje profesional en el mundo de la peluquería y estética de Cataluña. Como director y creativo de Excelence, apuesta por superar la anquilosada imagen de la peluquería tradicional abocando una pizca de psicología y asesoramiento moderado en las cabezas de sus clientes. Su máxima es que no hay que condicionar los gustos del cliente, el secreto es exprimir sus cualidades estéticas para reforzar su personalidad.

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