Sobre el miedo y el liderazgo

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Josep Maria Galí es vicedecano de Executive Education en la UPF Barcelona School of Management


Foto: UPF Barcelona School of Management.

“Mi miedo es tu poder" dicen que le dijo Séneca a Nerón. Esta frase es fantástica para hacer un tweet viral, para dar la sensación de que se conoce bien Séneca y Nerón, que se es un ilustrado insigne del pasado clásico… y también sirve para descargar el miedo. Las frase funciona bien aislada, pero cuando se pone en contexto, como tantas cosas, ya no funciona tan bien. Séneca tuvo mucho poder, de hecho tanto como un emperador, y fue el tutor de Nerón. No le fue demasiado bien, a la vista del estilo de management de este emperador de recuerdo funesto. Y además, se suicidó cuando Nerón lo condenó a muerte. Quizás esta frase le hubiera servido para hacer un último tweet viral, pero si se suicidó quizás sí que sentía miedo.
 
En el contexto empresarial, poder, miedo, liderazgo y management son palabras que no se encuentran juntas con demasiada frecuencia. No hay que ir demasiado lejos para entender por qué. Da miedo hablar. Como da miedo hablar de tantas cosas de cada día que nos ponen delante del espejo, y que por miedo a hablar de ello dejamos siempre de lado. ¿Cuántas veces tenemos miedo de nuestro superior? ¿Cuál es el impacto del miedo sobre nuestras decisiones? ¿Cuántas veces nos doblamos a la presión del grupo y por miedo a quedar como disidentes dejamos de decir lo que pensamos? La psicología social ha estudiado bien los fenómenos de conformidad y de poder del grupo sobre el individuo. Todo esto se sabe y no añadiremos mucho más. Recuerdo la frase de un guía, en la visita que hice a Dachau hace un montón de años. Ante la pregunta ingenua de una persona del grupo sobre cómo se había llegado a aquella monstruosa barbarie, dijo literalmente que para los que la idearon, aquello no era una barbarie: era la mejor solución técnica a un problema que el "Jefe" quería resolver, y que por contentar al "Jefe", el equipo ideó la solución, que además fue bautizada como "solución". No puedo imaginarme que todos los "ideólogos" de la "solución" fueran tan perversos como para no ver la monstruosidad de lo que estaban planeando. Quizás sí. Pero todavía cuesta más ver que quienes lo ejecutaron, no lo vieran. ¡Cuánto miedo y qué frío hace fuera del pensamiento aceptado de manera común!
 
El miedo es un fenómeno que en el contexto del management, del liderazgo de personas en las organizaciones, tiene un efecto destructivo. Destruye el núcleo social, moral y ético del "deal" que la organización propone a los trabajadores y directivos: haz bien el trabajo y tendrás un salario. "Deal" que a menudo se transforma en otro: "sé obediente y tendrás un salario". Esta transformación perversa del "deal" contractual tiene consecuencias funestas en las organizaciones. En la política este es el pacto principal. Si no obedeces te echamos, y es tan claro y reconocido que a los políticos ya no es necesario que los echen, la mayoría cuando discrepan se van antes. Ya saben con qué pan las dan. Los funcionarios tienen casi siempre la retirada cubierta, y los que no, tienen que navegar.
 
Las consecuencias de esta transformación perversa del "deal" contractual en las organizaciones son bien conocidas. En primer lugar, pérdida de riqueza en la toma de decisiones. Tomar decisiones no es nada fácil, requiere sopesar mucha información y visiones diferentes. Menos información y menos debate es sinónimo de peor decisiones. Además, el mimetismo y la conformidad aceleran este proceso hasta el punto de que he visto a menudo directivos lamentando de que "nadie les dice lo que piensa" y sus equipos "sólo acaban pensando lo que él dice". El liderazgo bueno consiste en fomentar precisamente que los equipos sean conscientes de que el mimetismo y la conformidad son un factor de pérdida de riqueza, y que hay que proteger y quizás alguna vez alimentar la disidencia en los debates estratégicos. En segundo lugar, el "deal" alterado provoca a menudo toma de decisiones a destiempo. A ver quién es el valiente que le dice al superior jerárquico que "ahora no toca" tomar una decisión. En tercer lugar, retirada de las personas en sus áreas y funciones de manera estricta, protegiéndolas como la frontera que nadie debe atravesar. Las pérdidas de riqueza derivadas de una interacción reglada por el miedo a que alguien opine sobre "mis" funciones es brutal. Es exactamente lo contrario de la optimización del rendimiento del talento de las personas.
 
"Tu miedo es mi pobreza". Quizás esta frase, que seguro que no tendrá el impacto de la de Séneca, podría ser una máxima para ir recordando de vez en cuando a los equipos directivos. Si ve a alguien del equipo que no dice lo que piensa por miedo, enfadaros un poco. Será lo mejor para él … y para toda la organización.
 

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