Josep Maria Marimón

Fundador y Director General de Mapripsa

“Si todos los clientes son distintos, trátalos como tales”

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El terreno de la promoción ha avanzado tanto en tan poco tiempo que son necesarios algo más que bolígrafos con el sello de una empresa para conseguir una cierta fidelización. Así que todo radica especialmente en la personalización de la empresa para conseguir el éxito. Y  de eso hablamos con Josep María Marimon, fundador y director general de Mapripsa.
“El secreto de la supervivencia empresarial es saber cuando hay que aplicar los cambios, saber adaptarse a las circunstancias del cliente en cada instante, y el tener la visión de salir fuera a crear los productos que puedan demandar”
 
“Una de las claves del éxito es ser sincero con los clientes y adaptarse en todo momento a sus necesidades y recursos”
 
“Si cada cliente es distinto al otro, ¿por qué las acciones promocionales de cada uno no deben ser exclusivas, y que se puedan sentir diferentes? Eso es lo que nos mueve cada día”.
En tiempos de crisis todo el mundo recorda en promoción. ¿Cuál es el secreto de haberse mantenido?
Probablemente, los cambios que hemos ido aplicando en todo este tiempo, el saber adaptarnos a las circunstancias del cliente en cada instante, y el haber tenido la visión de salir fuera a crear los productos que nos piden. Lo importante es siempre avanzarse a los acontecimientos y pensar globalmente. 
 
Pero ahora todo se fabrica en China…
Nosotros veníamos de una empresa de confección que se fundó en los años cincuenta. Lo hacíamos todo, teníamos experiencia en todo tipo de tejidos, tanto en la confección de toallas como en paraguas, pero nos dimos cuenta de que había que buscar otros lugares para poder fabricar nuestros productos, y por lo tanto, ser más competitivos. Primero fue Marruecos, y luego, a China.
 
¿Y cuándo se dieron cuenta de las ventajas de fabricar sus productos en China?
Desde el año 1992, la tendencia había ido creciendo, pero cuando realmente se produce el switch es pocos años después, en 1995. Dejamos de comprarle a los chinos para pasar directamente a fabricar allí. Y creo que este fue un cambio importante en el devenir del negocio.
 
Pero ustedes niegan ser unos puros fabricantes de gadgets, de objetos promocionales…
Bueno, creo que hay que entender nuestro negocio para darle valor a lo que hacemos. Desde el principio, decidimos ofrecer a nuestros clientes el producto que creíamos que podía ser el más atractivo, el que mejor podía irle. Siempre pensando en su target, en su personalidad para que fuese algo realmente personal. 
 
O sea nada de llaveros con el logo de la empresa 
Eso, ni tampoco esperamos el encargo de bolígrafos con el logo también impreso. Aquí la idea es buscar una propuesta concreta para una marca específica. Y que la enriquezca, claro.  
 
El haber trabajado en China, primero como cliente y después como productor, le habrá dado un gran conocimoiento de su forma de ser
Sí, al final acabas comprendiendo su concepto de negocio, y su carácter como empresarios, pero también como trabajadores. Y no es sencillo, créame, ya que los  trámites, en los inicios, son complicados. 
 
Pero tanto unos como otros quieren ponerse de acuerdo
Efectivamente, y llega un instante en el que te das cuenta que puedes llegar a un acuerdo con todos. Y nosotros dimos el paso decisivo hace un par de años, en 2010.
 
Y este paso decisivo fue ir más allá
Sí, en lugar de ir y venir cuatro o cinco veces al año, decidimos abrir una oficina en Shanghai. Mi hijo Enric había acabado la carrera y estaba pendiente de incorporarse a un proyecto muy importante en la consultora Richard Ellis. Primero tenía que ser en septiembre, pero luego se retrasó al abril del año siguiente, y en este periodo de tiempo fue entonces cuando lo vimos claro.
 
¿Abrir una delegación? 
Efectivamente, y que él se trasladara a vivir allí, y llevara las riendas de esa parte del negocio. Aunque  hay que decir que la cuestión no era la supervisión de la fabricación de producto, sino la posibilidad de abrir nuevos mercados desde allí.
 
Y ha funcionado…
Casi dos millones de €uros de nuestra facturación son el producto de la actividad con clientes, y Japón es sin duda, el más importante: superamos las 300 operaciones de negocio al año. En la oficina trabajan 10 personas, al frente  de las cuales está la segunda generación ya de la empresa.
 
Aquí, en Cornellá, tienen su sede central y también trabajan una docena de personas 
Básicamente, trabajan diseñadores, comerciales y personal de administración.  Tratamos de que nuestros clientes perciban que en la empresa vendemos ilusión. Si cada cliente es distinto al otro, ¿por qué las acciones promocionales de cada uno no deben ser exclusivas, y que se puedan sentir diferentes? Eso es lo que nos mueve cada día.
 
¿Y han podido alcanzar una fidelización en todo este tiempo?
Bueno a, algunos de los clientes para los que trabajamos lo son desde el principio: Antonio Puig, L’Oreal, La Caixa, o Mango, han  estado  con nosotros todo este tiempo, y muchos más se han ido incorporando con los años. Esa es, creo, una de las claves de nuestro éxito: el haber sido sinceros con cada uno de ellos y adaptarnos en todo momento a sus necesidades y recursos.

 

Hubo un tiempo en que no importaba que los emprendedores no tuvieran estudios universitarios. Sólo era imprescindible el tesón, la perseverancia y la vitalidad para perseguir un sueño. Nuestro protagonista de hoy pertenece a este grupo. A Josep Maria Marimon no le importa reconocer que no terminó sus estudios. Primero el negocio familiar, iniciado a mediados de los cincuenta, y después otros intereses, le llevaron por otros derroteros. En 1987 nació Mapripsa, a la sombra del entonces creciente mundo de los productos promocionales. Hoy, veinticinco años después, es una de las empresas punteras del sector, con casi 5 millones de €uros de facturación.

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