Sí, es cierto que da la sensación que en los últimos tiempos los huracanes y posteriores inundaciones, terremotos, ciclones i tsumanis han aumentado su frecuencia e intensidad. Pero probablemente es sólo una sensación provocada por la mayor dedicación de los medios de comunicación a mostrarnos las imágenes. No, de momento parece lejano que el Mundo se acabe debido a causas naturales. Yo más bien creo que estamos ante una de esas interpretaciones siempre tan socorridas por aquellos que interpretan profecías, visiones, premoniciones de que lo que se acaba es un modelo de sociedad, muy basada en el crecimiento especulativo, que finalmente ha reventado.
Algunos hablan de anteriores crisis, el crack bursátil del 29, la crisis de los 80 aquí en España, el derrumbe de las .com, pero lo de ahora es otra cosa. El modelo acostumbró a amplias capas sociales a un ritmo de consumo que va a ser muy traumático de frenar y todo está temblando desde los cimientos. Se pueden rescatar bancos metiendo fondos, se puede evitar la caída de grandes mastodontes financieros para que el mal no sea mayor, pero ¿cómo se rescata a la gente? En estos últimos días leo que los recién divorciados contemplan alargar la estancia con sus ex parejas, que la gente coge carreteras nacionales en lugar de autopistas de peaje, excepto los artículos de primera necesidad, básicamente alimentación, caen en picado. Todo esto puede ir bien para que desde el precio del peaje hasta el litro de carburante baje de precio para reanimar el consumo. Pero me da la sensación que en alguna cuarteta de Nostradamus, el 2008 podría ser el año del fin del mundo que hasta ahora conocíamos.NULL
