Polémicas y controversias de… papel

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Seguramente uno de los dolores de cabeza más desagradables de un empresario o gestor de cualquier empresa es despertarse con una noticia que no refleja la realidad de su institución. Pero el dolor de cabeza se convierte en migraña cuando la fuente de esa información es, precisamente, ese alto directivo.

Imagino que esa desagradable sensación la habrán tenido muchos al leer un avance de las opiniones de Benedicto XVI sobre el sida y uso del preservativo, recogidas en el libro  “Luz del mundo” recogidas por el periodista alemán Peter Seewald que sale a la venta el martes 23 de noviembre. Esas opiniones han sido interpretadas poniendo en tela de juicio la opinión oficial de la institución que representa el Papa.

El proceso de creación de la polémica es ilustrativo y podemos sacar alguna enseñanza. Estamos ante unas declaraciones realizadas en un contexto de confianza y claridad, recogidas correctamente que se despeñan incontroladamente por la pendiente de las filtraciones y una mala traducción. Las ganas de dar un notición han hecho el resto.

Los directivos deben asumir que ellos y sus empresas viven en la era de la comunicación y que lo que ellos y sus instituciones hacen o dicen tiene relevancia (para sus trabajadores, clientes, proveedores, mercados, etc.). La comunicación ya no es unidireccional: convoco rueda de prensa, emito comunicado oficial y aquí se termina mi política de comunicación. 

Hay que salir de la burbuja y poner en marcha auténticas políticas de comunicación teniendo presente la interconexión institución-entorno. Esto implica dar a conocer más cosas de nosotros y a más interlocutores. Implica establecer relaciones, atender demandas, ser proactivo y siempre sincero. Esto no supone decir todo a todos, hay que administrar incluso los silencios.

Controlar la información cada vez es más difícil: me refiero a controlar el resultado de nuestra información. Pero sí podemos cuidar la calidad de la información que facilitamos, y cuidar la relación con aquellos que la necesitan como materia prima para su trabajo –los periodistas-. Plantear la relación como de cliente-proveedor puede ayudar mucho.

Y a pesar de todo estalla la polémica, la controversia y vemos nuestro nombre (personal o societario) envuelto en elucubraciones, opiniones y juicios apresurados que ponen en tela de juicio nuestro buen hacer. Aquí se nos plantea otro reto: contestar (y alimentar la polémica) o esperar a que escampe (lo más rápido posible). Esto lo dejo para otra ocasión.

NOTA. La polémica sobre la favorable opinión del Papa al uso del preservativo es una pura polémica de papel. Por incultura o mala fe algunos intermediarios de la información no han sabido distinguir entre principios y aplicación práctica concreta.
Benedicto XVI ha explicado repetidamente que el sexo es bueno (ha sido creado por Dios), hay que humanizarlo (que sea reflejo del amor, donación entre un hombre y una mujer) y no debe convertirse en un acto mercenario o egoísta. Este es el principio defendido por la Iglesia desde siempre que podrá gustar o no compartirse o discutirse. Luego viene la aplicación prudente al caso concreto; las palabras del Papa se centran en el caso de una relación mercenaria (prostitución) en la que hay un infectado por el sida. En este caso lo aconsejable es hacer el menor daño posible (no infectar a la otra parte) y utilizar el preservativo.
Pero claro, es una pena que los matices revienten un buen titular.

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