Benito Cerrillo

Presidente de FIB Alumni

Achicando espacios

“Las series de TV muestran el lado oscuro de nuestro trabajo, pero somos una gran palanca de transformación”


El colectivo de ingenieros Informáticos tiene ante sí el reto de sensibilizar e incorporar a más mujeres a su profesión

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En 2001, cuando se cumplían 25 años de la creación de la Facultad de Informática de la Universidad de Barcelona (FIB), un grupo de antiguos alumnos crearon FIB Alumni, la asociación de antiguos alumnos que, además, promueve un activo networking entre sus miembros. Hoy hablamos con su presidente, Benito Cerrillo.

«Los médicos con canas dan imagen de experiencia y sabiduría, pero en el mundo de la tecnología las canas significan lo contrario. Y es que todavía se confía demasiado en el efecto ‘techie'»
 
«Hoy en día es muy difícil desarrollar un proyecto end-to-end con una sola persona»
 
«Sin ninguna duda el hacker lleva siempre la delantera, porque es un crack en lo suyo, como Messi lo es en el fútbol. Nosotros debemos entrenarnos como porteros y reducir el tamaño de la portería»
 
«Llevamos 17 años celebrando “Festibity”, una fiesta que es uno de los acontecimientos más importantes y concurridos de Barcelona»
 
«Los países deben comenzar a ponerse las pilas en materia de regulación de la inteligencia artificial y la robótica»
 
«Hablar de la presencia femenina en nuestra profesión es poner el dedo en la llaga. Está por debajo del 25% y todavía hay que trabajar mucho para sensibilizar al sector»
Usted representa el caso de un ingeniero informático que, tras acabar los estudios, se fue a la empresa privada y, desde allí, volvió a la universidad para encontrar nuevas soluciones a problemas de la industria. ¿El ingeniero informático es el nuevo ingeniero industrial que vale para todo en la empresa?
Creo que sí. Nuestra profesión es relativamente joven, con poco más de 30 años de promociones. Tal vez, a diferencia de los ingenieros, no hemos logrado llegar todavía a los órganos de gobierno de las empresas. Así que hay algo que todavía no estamos haciendo bien. Aunque no es mi caso: yo formo parte del comité de dirección del Grupo Vichy Catalán y reporto al CEO. Pero lo que me dicen mis colegas es que todavía nos queda trabajo por hacer. Los médicos con canas dan imagen de experiencia y sabiduría, pero en el mundo de la tecnología las canas significan lo contrario. Y es que todavía se confía demasiado en el efecto “techie”.
 
Es que en la informática todo va muy deprisa y hay que reciclarse todos los días.  
Así es. Y por ello es importantísimo tener una red de contactos y alianzas con terceros, puesto que uno no puede aspirar a saber de todo. Hoy en día es muy difícil desarrollar un proyecto end-to-end con una sola persona. Le doy un ejemplo: en las series de TV se muestra a los informáticos como los hackers y los protagonistas del lado oscuro. En la sociedad sucede algo parecido: siempre se nos asocia a los problemas de la ciberseguridad, al phishing, el robo de información… “Black Mirror” muestra como la tecnología puede llevarse al extremo y termina asustando. Nos afecta negativamente a la imagen y es un reto que tenemos: queremos ser vistos como palanca de transformación a la hora de crear nuevos negocios. 
 
¿Quién cree que lleva la delantera, el delincuente informático o el vigilante?
Sin ninguna duda el hacker, que es un crack en lo suyo, como Messi lo es en el fútbol. Se lo voy a plantear de otra forma: la misión de los técnicos informáticos es la de reducir el área por la que los hackers nos pueden meter los “goles”. Y con la técnica logramos reducir una portería de fútbol a una de balonmano y luego a una de hockey patines. Pero siempre debe haber alguien que juegue de portero. Así que la persona sigue siendo lo más importante de todo. Y debe estar bien entrenada para que cuando algo malo ocurra sepa cómo reaccionar. No olvidemos que el que chuta es Messi y que hay que estar bien atento. En Vichy Catalán me gusta propiciar este tipo de entrenamientos para comprobar que seguimos preparados. Porque más tarde o más temprano algo ocurrirá. 
 
Por otra parte, y a pesar de esa imagen de profesionales introvertidos y “raros”, los informáticos son capaces de organizar la Festibity, un evento lúdico de referencia.
Efectivamente. Llevamos 17 años celebrando una fiesta que, junto a la “Nit de les Telecomunicacions” que organizan los ingenieros de telecomunicaciones, es uno de los acontecimientos más importantes y concurridos de Barcelona. La edición más reciente la celebramos en el Teatre Nacional de Catalunya y fue posible gracias a la implicación de muchos partners con los que mantenemos una relación muy próxima. Para una ciudad como Barcelona, que es referente en el sur de Europa desde el punto de vista tecnológico y de emprendeduría, es una forma que tenemos de impactar en la sociedad. De hecho, directivos de grandes compañías que se han implantado aquí, desde Glovo hasta Facebook, conocen y participan tanto de la Festibity como de la “Nit de les Telecomunicacions”.
 
¿Cuáles fueron los temas centrales de este año?
Tratamos sobre la inteligencia artificial y la robótica, dos disciplinas en las cuales los países deben comenzar a ponerse las pilas en materia reguladora. 
 
También es una profesión que, lamentablemente, es predominantemente masculina.
Ha puesto usted el dedo en la llaga. La presencia de mujeres en nuestra profesión es muy baja. Hemos logrado que en la junta de FIB Alumni haya paridad, pero ha costado mucho. Y quienes suelen recibir galardones y premios a lo largo del año son mayoritariamente hombres. Seguimos estando por debajo del 25% de integración de la mujer en el colectivo, así que hay que hacer mucho trabajo para sensibilizar al sector de que la tecnología es una palanca necesaria para el cambio.
 
Además de presidir FIB Alumni, usted es responsable de sistemas de información de Vichy Catalán. ¿Cuál está siendo su reto este año?
La digitalización de los procesos. Llevamos 3 o 4 años muy intensos dándole la vuelta a los sistemas de la información de la compañía. Entre otras cosas, hemos creado la tienda online, dado que percibimos que el consumidor se dirige a nosotros de manera diferente en ese ámbito. También estamos en pleno despliegue de las redes sociales y en la consolidación del grupo empresarial, la reingeniería… Estamos poniendo la casa patas arriba, prácticamente, y sometiendo la organización a un cierto estrés que espero que pronto se reduzca.
 
Vichy Catalán es una firma muy presente en los medios de comunicación. Seguro que utilizan mucha tecnología.
La innovación es clave. Lanzamos muchos nuevos productos, ya sea en sabores como en formatos, para hacer que el consumidor tenga el producto saludable más adecuado…

 

 

Licenciado como ingeniero informático por la UPC, trabajó para diversas empresas como RACC, DAMM o Vichy Catalán. En el año 2000 se encontró ante un gran reto: automatizar las expediciones en la planta de Damm en el Prat de Llobregat, un proyecto que se estaba resistiendo más de lo necesario. Cerrillo acudió nuevamente a la universidad en la que se había formado con la esperanza de encontrar soluciones. Diversos grupos de trabajo organizados alrededor de la tecnología y los simuladores lograron encontrar un software que funcionaba a las mil maravillas con el que, a los 6 meses, llegó el éxito.

Desde entonces, nuestro entrevistado es un convencido de que la universidad es un activo que hay que cuidar y con quien hay que promover las relaciones. Ha sido profesor a tiempo parcial y ayudado a arrancar a numerosas startups con raíz universitaria. “La universidad está más viva que nunca”, dice. Es PDD por el IESE y ha ejercido como consultor de Business Intelligence y Performance Management.

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