Antoni Arasanz

Presidente de la FAPEL

 Educación y reivindicación

 “La pluralidad siempre enriquece”

 Antoni Arasanz explica, entre otras cosas, que por las escuelas de magisterio pasan muchas más chicas que chicos, con lo cual, la educación se está feminizando.
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 Si hay algo que está sometido a las veleidades de los partidos que ocupan el gobierno son las leyes de educación. Desde hace casi 30 años hemos conocido un sinfín de planes que para algunos expertos, parece que todos tienen un punto en común: el fracaso de un sistema al que confluyen otros elementos (sociales, culturales) que hacen difícil encontrar un camino correcto. Hoy hablamos con Antoni Arasanz, presidente de la FAPEL (Federació d’Associacions de Mares i Pares d’Escoles Lliures de Catalunya), que nos aclara algunos conceptos sin ningún embuste. 

 “La gestión en los centros educaciones deben realizarla los profesionales. Ya hay suficiente trabajo como para que tengamos que fiscalizarlo. Nosotros estamos más por la labor de la integración, y de la participación de las familias” 

“A los partidos políticos les pediría reflexión para que piensen que el país es plural que nos preocupemos de los niños y de su futuro y qué papel tenemos en Europa”

“El problema de la educación es que llevamos años hablando de la educación a la ciudadanía, de la ética, y de la moral, pero no decidimos cómo mejorar la didáctica de las matemáticas”

 Simplifiquemos el punto de partida. ¿Los padres que pertenecen a FAPEL quieren controlar lo que sucede en las escuelas?

No, no. En la FAPEL creemos que la gestión la deben hacer los profesionales de la educación. Ellos hacen su trabajo que ya es suficiente, para que tengamos que ir  fiscalizándolo. Nosotros estamos más por la labor de la integración, de la participación de familias en proyectos educativos, y en representar a padres y madres. 

En los 25 años de FAPEL habrá conocido unas cuantas leyes educativas.  
Como profesor de universidad, las recuerdo todas. Pero antes también hubo, claro. La primera que recuerdo es la del 1962, que en su momento y para la época, fue demasiado moderna. La LOE fue la primera que nos afectó de lleno, la primera ley que hablaba de subvenciones, de concertaciones y de gratuidad en la enseñanza. Fue la ley de UCD, pero duró muy poco porque cuando subió el PSOE al poder, quiso hacer otra, la LODE, el eje vertebrador del que cuelgan todas las otras leyes de educación que ha habido desde entonces.  

¿Y cómo encajamos los distintos modelos educativos de las comunidades autónomas con la ley estatal? 
La posibilidad de una ley para cada autonomía surgió a raíz de la renovación de los Estatutos Autonómicos. En Andalucía ya tienen la suya. En Cataluña, en cambio, se ha retrasado un poco, y creo que ha sido porque se ha querido hacer un pacto nacional. El Estatuto permite hacer una ley catalana, pero es necesario un acuerdo. Y aquí nos ha costado mucho. Hemos estado un año y medio y sólo ha habido 20 instituciones que se han adherido. La que tenía más peso, el Sindicato de UTEC, no firmó.  

Quizá con el tiempo cambia de opinión.  
No sé si tiene demasiado interés. La cuestión es que el pacto nacional del que le hablaba  es el que permite que haya un diálogo para que, cediendo entre todos, podamos llegar a buen puerto. Pero las comisiones de seguimiento del pacto no han tenido eco, se ha trabajado muy poco por parte del último tripartito, y el tema se ha ralentizado mucho. Sin embargo, después ha salido el documento de bases que era bueno, un documento del actual Conseller Ernest Maragall, que daba pie a hacer un debate, a trabajar por un mismo proyecto. 

Deduzco que hay algún “pero”. 
Pues sí. Todo se ha ido al traste con otro anteproyecto que rompe con todo, con el Estatuto y con la Constitución. Y debemos pensar que hay una serie de derechos, no sólo en la Constitución, sino también en Pactos Internaciones de la Carta Magna, en los cuales se dice que todos los pactos y convenios firmados en España tienen total validez en la jurisprudencia española. 

¿Qué conceptos son los que rompen?
Pues algo tan básico como el servicio publico de educación. Es algo primordial, recogido en el Estatuto, que sigue toda Europa. O el hecho de hacer principios de una metodología de educación. Se dice que sólo habrá una educación mixta, y de hecho, todas las educaciones diferenciadas están afiliadas a la FAPEL, pero entonces no entendemos como se puede ir en contra de una metodología determinada. A no ser que se trate de un problema ideológico de alguien del tripartito.

Es decir que hay cuestiones que deberían estar por encima de la política.  
Ha habido movilizaciones y en su momento, presentamos 225.000 alegaciones que se recogieron en 8 días. A estos partidos les pediría reflexión para que piensen que el país es plural que nos preocupemos de los niños y de su futuro, y qué papel tenemos en Europa. 

¿Alguna otra cuestión de debate? 
Sí, claro, la no consideración de las familias numerosas. Se habla mucho de la sociedad, de partidos muy progresistas, pero a la hora de la verdad no se está por la labor. Por ejemplo, el año pasado casi 300 familias no escolarizaron a su hijo porque se negaron a ir a la escuela asignada.

La nueva aplicación podría comportar nuevas manifestaciones.
Claro, porque después del tema de las alegaciones ya las hubo, y no sólo del sector de padres, sino también de directores de centros, de UGT, de Comisiones… de todos los sectores. Ya veremos qué pasará, pero da la sensación que si es una ley que sólo aprobó el tripartito es sólo cuestión de tiempo. Con las leyes orgánicas pasó lo mismo. Si el Partido Popular subiese al poder, lo primero que haría sería cambiar la LOE. Este tipo de leyes deberían tener un soporte mayoritario si no quieren ser tan precarias.   

Se deberían establecer pactos para decidir cuál es la mejor ley.   
Es que esto era lo bueno que había en Cataluña. El pacto lo hicimos antes, pero lo que pasa es que se ha olvidado. Fue firmado por el Presidente Pasqual Maragall, pero ha pasado el tiempo, un cambio de legislatura y parece que ahora los partidos no aceptan aquello en lo que tanto habían trabajado. Mire, Dolors Camats hizo unas declaraciones hace unas semanas en las que decía que si se quería el trasvase se debía ceder en la educación. Y yo digo que una cosa no tiene nada que ver con la otra. 

Bien, y a todo esto, ¿hacia dónde va la calidad de nuestra educación?
Hace unos días estuve reunido en la Conselleria de Educación para hablar sobre la ley y acabé diciendo que yo había conocido a todos los Consellers que había habido. Las cosas, pues, son temporales y debemos pensar con la mente abierta para consolidar un modelo estable. Creo que el problema de la educación en España es que llevamos 4 años hablando de la educación a la ciudadanía, de la ética y de la moral, pero no acabamos de decidir cómo mejorar la didáctica de las matemáticas, y discutiendo la tercera hora de castellano cuando cualquier persona de este país sabe que en Cataluña se hablan las dos lenguas. 

¿Y la paridad? Parece que en este sector cada vez se va alejando más.  

Estamos hablando mucho de la educación mixta y diferenciada, pero en cambio no nos damos cuenta que en las escuelas de magisterio sólo hay mujeres. Llevo 7 años en magisterio y en este tiempo creo que sólo he visto a 15 hombres cuando han pasado por mis clases más de 400 mujeres. Esto quiere decir que la educación se está feminizando. 

El perfil de la relación alumno-maestro también ha cambiado.  
    
Esto también lo han traído las leyes. Creo que cuando se introduce el punto de que el profesor es el compañero, en la LOGSE, se empieza a romper todo. Tal y como se ha aplicado en España, en un estado del bienestar, se da en un sistema en el que el término de familia se rompe y empiezan a haber muchas diferencias respecto a lo que se ha conocido. Claro que tampoco sucede en todas partes y en todos los ambientes, pero el tema de la conciliación es complicado. Y no es el peor.  

¿Y el nivel educacional? Las estadísticas resultan casi alarmantes.  
Y estaremos en los últimos de la cola. Pero si resulta que Polonia, que no es potencia mundial en nada, es capaz de avanzar 8 puestos dentro del tema de PISA quiere decir que cuando la gente se ponga en serio a trabajar, se pueden obtener resultados. En España esto no se ve posible porque, entre otras cosas, tenemos una formación profesional que califica muy poco, aunque Cataluña está por encima de la media. 

La gente quiere ganar dinero y el estudio es algo secundario.  
Claro, y es el mismo mundo empresarial el que está matando esta formación profesional, porque las empresas contratan a chicos de 19 años que no han terminado los estudios. Resulta muy tentador para alguien que, cobrando casi mil euros, los famosos “mileuristas”, podrá comprarse un vehiculo, y entrar de lleno en el mundo del consumismo. 

Y los universitarios que no encuentran trabajo del nivel de aquello que han estudiado. 
Sí, tenemos un gran número de ellos a muy poca gente cualificada de primer nivel y esto, en parte, ha venido dado por la inmigración. Curiosamente, ahora nos encontramos en un proceso en el que tenemos a muchos universitarios, un fracaso escolar altísimo, cerca del 40%, y una formación profesional que no cualifica. Así que no es extraños que estemos en la cola de la educación europea. Ahora mismo, unos 10 puntos por debajo de Polonia. 

Aquellos que quieran triunfar se marcharán a otros países.  
Creo que podremos exportar a pocos colectivos, la verdad. E importar tampoco porque, además tenemos unas leyes muy curiosas: por ejemplo, no se puede contratar a un profesor de inglés con la titulación propia de su país, sino que se debe entrar con el ritual de la convalidación de estudios. Y esto puede tardar un año o dos. ¡Imagínese!  

Bien, ¿y qué podemos hacer? 
Creo que debemos difundir aquello que pasa. Nosotros ya lo estamos haciendo. Ir por toda España advirtiendo a los padres que deben ser muy cuidadosos con la educación de sus hijos y deben exigir a la Administración aquello que manda la ley. En los últimos 15 meses he visitado 15 ciudades de España, y hemos explicado los derechos que tenemos, cómo debemos trabajar para exigir las cosas, cómo nos hemos de involucrar con el tema educativo, y dónde tenemos derecho y voto. Y esto va dando sus frutos. Me da la sensación de que hay reacciones: nacen plataformas, la gente se mueve y los políticos deben ser conscientes de ello. 

¿Y hay unanimidad en todo? 

Hay diferencias de criterio, pero creo que esto es bueno porque la pluralidad enriquece. Tenemos que tener en cuenta que mientras el resto del mundo se está abriendo a la hora de querer cambiar metodologías, aquí nos vamos cerrando y esto es un contrasentido. Pero aún así, soy optimista y pienso que hay una nueva generación con nuevas ideas, desligada de ideologías que se han revelado cuestionables, como el Mayo del 68, por ejemplo, que fue una tomadura de pelo para mucha gente. Creo que ahora empieza a haber gente con un espíritu nuevo, un nuevo baby boom que se da tanto en la política como en el mundo empresarial.

 

 La FAPEL nació en 1983 y desde su fundación, ha participado siempre en todos los estamentos en los cuales la implicación a la familia es directa. Desde el año 1985 forma parte del Consell Escolar de Catalunya, que fue el primer consejo escolar que se organizó y que representaba a un sector libre o, ahora, laico o no confesional. Ese mismo año formaron parte de la fundación de la EPA, la Asociación Europea de padres de Alumnos, que representa 150 millones de familias (sí, han leído bien: 150 millones).

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