La Fiebre del Oro de las monedas virtuales

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Un día de 1848, al carpintero James Marshall le distrajo de su labor un destello brillante proveniente del fondo del río. Dejó su trabajo un momento y se acercó a ver. Segundos más tarde, un grito lo cambiaría todo: “¡Lo he encontrado!”

De la casualidad y la distracción, surgió La Fiebre del Oro. En pocos meses, San Francisco se llenó de emprendedores con sueños de prosperidad en una tierra fuera aún de las leyes norteamericanas. Ya no eran los estados quienes tenían la tecnología y el poder de extraer metales preciosos. El escenario había cambiado a pasos agigantados.

La revolución fintech se ha comparado en muchas ocasiones con la Fiebre del Oro. Internet se ha convertido en el río por el que circulan las nuevas pepitas de dinero virtual y el terreno sigue siendo tan resbaladizo, tan lleno de amenazas y oportunidades, como aquel reducto del Lejano Oeste. En 10 años, señala el consultor Marc Sansó en su charla para EAE “La revolución fintech”, la tasa de crecimiento interanual del valor de mercado de blockchain habrá llegado a los tres billones de dólares. La Fiebre no está más que comenzando y el sector de las finanzas nunca volverá a ser igual.

1. El cash ha muerto

La invención de la moneda es, sin duda, uno de los mayores puntos de inflexión de nuestra sociedad y ahora, sin embargo, estamos ante sus últimos días de vida. En apenas una o dos décadas, el “cash” desaparecerá. El dinero será virtual o no será, lo que supone un cambio de paradigma incalculable y un quebradero de cabeza a los organismos reguladores y los estados.

La convergencia de tecnología y finanzas originan la actual revolución de internet. El banco ahora reside en la nube y las oficinas y los cajeros dejan de ser necesarios. Es más, no hace falta ni siquiera un banco en sí, son las DeFi, las finanzas descentralizadas. El ejemplo más reciente es el de la compañía de trading ShapeShift, la cual anunció recientemente su intención de descentralizarse por completo en un ente totalmente “opensource”.

2. Transferencia: De BBVA a Facebook

El paso de ShapeShift marca una tendencia hacia los bancos invisibles y el consumo a la carta, el conocido como Everybody-as-a-bank.“Los cambios en la forma de competir en la industria no son sólo tecnológicos. Afecta a todo el modelo de negocio, a la relación y utilización del producto por el cliente y a la configuración de la cadena de valor y el reparto de beneficios”, asegura Sansó.

Tanto es así, que las Big Tech se han lanzado a la Fiebre del Oro actual. Google, Amazon, Facebook, Apple… ya operan como bancos o caminan decididamente a ello. Amazon, “un gigante aún dormido de las finanzas”, apunta Sansó, ya cuenta con plataforma de pago propia, visa, herramientas de préstamo, etc. FaceBook, por su parte, puede operar como entidad de dinero electrónico. Dentro de poco será posible ingresar la nómina en FB o hacer pagos por WhatsApp.

Como en la California de mediados del XIX, los límites y las normas no están claras y cambian a cada instante. La desregularización de las finanzas es una oportunidad y también un motivo de inestabilidad para el sistema financiero global.

3. Criptomonedas: pánico y fantasía

Ahora que “desaparece” el dinero, se multiplican las monedas… virtuales. El Salvador acaba de convertirse en el primer país en adoptar el Bitcoin como moneda de curso legal. En los próximos años, las grandes economías lanzarán sus versiones virtuales y el dólar, el yuan, el euro, se sumarán a criptomonedas que ya circulan en un escenario por desarrollar. Las criptomonedas no necesitan de un banco central que las controle, de ahí que generen pánico en los organismos reguladores y fantasías encendidas en los agentes tales como las de las viejas pepitas de oro de los ríos californianos. La volatilidad media actual de las criptomonedas es del 68%, lo que significa que se puede hacer mucho o perder mucho dinero en muy poco tiempo.

4. ¿Blockchain?

Si aún no sabes qué es blockchain, ponte con ello. Para Marc Sansó, conocer la forma en que opera esta tecnología basada en redes de bloques es fundamental para entender hacia dónde va la economía. Todo ciudadano debería tener nociones básicas porque el impacto de blockchain es comparable al auge del propio Internet. En muy pocos años, operar sin intermediación de bancos en favor de estas cadenas de bloques será lo habitual. La consecuencia: la necesidad de las entidades financieras clásicas a realizar cambios drásticos para poder competir con los nuevos agentes.

La economía ligada al fintech cambia de un plumazo todo el ecosistema: de los desarrolladores tecnológicos a las start ups, de los clientes a los reguladores y las instituciones financieras tradicionales… Como en la Fiebre del Oro, las normas se redefinen a cada instante y todos buscan la pepita en el río.

Fuente: EAE Business School

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