Frente a la crisis, llene su cubo

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Muchos profesionales viven actualmente momentos de incertidumbre en su entorno laboral. Incertidumbre que deviene en miedo cuando se sabe que las cosas en su empresa pueden ir a peor y no recibe ningún feedback positivo de nadie. Los medios de comunicación no paran de hablar de la crisis. Las personas no paran de hablar de la crisis. Los políticos no dejan hablar de la crisis. Hasta mi abuela, ajena a todo, argumentará que también padece los efectos de la crisis al ver que ha subido el precio de los tomates. Vivimos en una espiral de mal rollo. Todo es crisis y, por lo tanto, ese sentimiento de desazón, inseguridad y desánimo planea en el ambiente creando en los individuos emociones negativas.

Una vez oí decir a un empresario que una crisis no ha de ser vista como algo malo, sino como un proceso en el que forzar el cambio y la evolución. Se ha de ver la crisis como oportunidad, decía. Bien, esa es la actitud que hay que tener. Podré estar con los bolsillos vacíos, pero me encuentro ante la oportunidad de cambiar mi vida. Y eso es excitante, ¿no creen? El tipo de la frase optimista simplemente estaba actuando de la manera más correcta posible, echando mano a la teoría del cubo y el cucharón. Con esta frase, conseguía infundirse esperanzas y ánimos al mismo tiempo que se la enfundaba a todo aquel que le oyera. Esto hace que fluyan las emociones positivas y evitemos caer en la espiral de desánimo que producen los discursos negativos. Así que le recomiendo que ponga en práctica la teoría que inventó el psicólogo estadounidense Tom Rath a principios del siglo pasado: la teoría del cubo y del cucharón, es muy sencilla de aplicar en el día a día:

Todos disponemos de un cubo invisible. Nuestra situación es óptima cuando nuestro cubo está lleno, y pésima cuando está vacío. Todos disponemos también de un cucharón. En cada interacción con otras personas podemos emplear el cucharón para llenar o vaciar los cubos de los demás. Cuando decidimos llenar el cubo de los demás -con un halago, un ¡vamos, qué podemos!, una felicitación por el trabajo bien hecho, un cumplido, una sonrisa sincera…- conseguimos al mismo tiempo llenar el nuestro. De esta manera fluyen las emociones positivas y nos sentimos más fuertes y capacitados para afrontar los problemas que nos puedan surgir en el día a día en nuestro entorno familiar o profesional.

Así que ya sabe, frente a la crisis, llene su cubo. Si todos lo hacemos saldremos de ésta.NULL

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