Tomando el nombre de un personaje de la Divina Comedia de Dantes, Belacqva de Ediciones y Publicaciones S.L. se fundó en Barcelona en octubre de 2001, de la mano de tres socios catalanes: Raul M. Mir, Antonio Sagnier y Salvador Torrens. Concebida desde sus inicios como una editorial generalista independiente, Belacqua ha ido desgranando en su historia ensayos y novelas históricas, libros prácticos y de actualidad, de espiritualidad y biografías. En el 2003, Belacqua se constituyó como filial del Grupo Editorial Norma, grupo que integra catorce empresas cuyo radio de actuación se centra en toda América Latina y España y ofrecen servicios y productos para diversas áreas de la industria. Belacqua acaba de abrir una nueva etapa con el fichaje en la dirección del grupo de uno de los mayores conocedores de la industria editorial española, Pere Sureda.
«Es importante mantener un contacto muy estrecho con los autores y nunca parar de leer.”
«Estamos en un mercado muy saturado, todo y así, los últimos datos evidencian un aumento del 5,4% en las ventas de libros.”
“ Si aumentamos un 10% nuestro cuota de mercado será fruto de arañar lectores a nuestros competidores.”
“ Planeamos una estrategia de promoción exhaustiva basada en un tratamiento promocional libro a libro.”
He vuelto al que yo llamo:mundo de libro de librería. El que me apasiona.
Su nuevo cargo como director editorial de Belacqua, entronca muy bien con su tradición como impulsor de crecimiento de empresas editoriales…
Estoy motivado, ya que tengo la responsabilidad de capitanear una editorial que quiere abrirse a nuevos conceptos y colecciones, ampliar sus títulos y proyectar marca. Fui presentado oficialmente como nuevo director editorial el 1 de septiembre, pero desde agosto llevo familiarizándome con el entorno, tomando contacto con los libros del catálogo, y empezando a definir las colecciones. En definitiva, discurriendo el plan estratégico de cara al 2006.
¿Cómo se sobrellevan esos primeros pasos al frente de un cargo de esta naturaleza?
He trabajado en el equipo directivo de empresas con más de 300 trabajadores, y lo he hecho en bastantes ocasiones. Es por eso que tengo muy claro cuál es el marco en el que me tengo que mover. La definición de cómo tengo que trabajar, me la se bastante de memoria, porque la he llevado a cabo a lo largo de mi carrera en diversas ocasiones, con diversos equipos de trabajo.
¿Y su misión ahora es?
La función básica de un director editorial es llenar de conceptos coherentes la empresa que va a dirigir. La mía, ahora, es la de diseñar la arquitectura del proyecto editorial, definir dónde estamos y dónde queremos llegar, y luego trabajar con todo el equipo: editores, comerciales, jefe de prensa… Es importante mantener un contacto muy estrecho con los autores y sobretodo no para de leer y leer y leer y leer…
En busca de nuevos autores, de nuevas obras…
Y a partir de ahí seleccionar siempre en base a un criterio subjetivo pero que tiene que tener en cuenta, y lo digo entre comillas, «los imperativos» que marca el grupo, y nunca dejar de lado la rentabilidad de la propuesta.
¿Cómo se encuentra ahora Belacqua? ¿Está bien posicionada, demuestra alguna carencia…?
Heredo una editorial de gran potencial, pero para llegar a donde quiero, tengo que ampliar el abanico de autores y de temas, y cerrar conceptualmente el diseño de las colecciones para que la editorial gane notoriedad y sea reconocible para los lectores y los libreros. Una de mis primeras metas ha sido renovar el logotipo de la casa, con tal de hacerlo más reconocible y proporcionarle mayor personalidad. Es importante potenciar la imagen de marca, mire si no a Planeta, Alfaguara o Anagrama, todas ellas tienen un distintivo muy reconocible.
¿En su estrategia pretende abordar mercados foráneos?
Quiero hacer movimientos sinérgicos con el Grupo Editorial Norma en América Latina. Hay muchos autores de allí que no han llegado a España. Uno de mis cometidos, a mi modo de ver, es colaborar con ellos, y propiciar intercambios de obras y autores.
¿Puede adelantar algunas nuevas líneas de Belacqua?
Hay dos proyectos en los que pretendo hacer mayor hincapié. Ampliar la colección El Ojo de la Historia, una serie de libros sobre el pasado de nuestro país, pero hacerlo con autores extranjeros, además de trabajar temas no sólo fundamentados en España sino referentes a la historia mundial. Otro de mis propósitos es dar cabida al ensayo histórico riguroso, serio y orientado al gran público.
Desde que era un crío llevo oyendo esa frase maldita para las letras: la gente no lee. No sé si será verdad, pero últimamente montones de best-sellers están demostrando todo lo contrario…
Llevo 33 años en el sector editorial, he vivido siempre de él, una parte muy importante de todos mis años en la profesión la he dedicado al comercio de libros y cuando no ha sido así siempre he tenido que presentar resultados de ventas y siempre he comprobado que…
¿…?
Que las ventas han aumentado año tras año. Cierto es que estamos en un mercado muy saturado, todo y así, los últimos datos del 2004 evidenciaban un aumento del 5,4% en la venta de libros.
Sería gracias al Código da Vinci…
¡Bueno es!. Recientemente se ha producido el boom de la novela de Dan Brown , pero en otro momento sucedió el fenómeno de La Sombra del Viento de Zafón, en otro momento lo fue un libro infantil como ¿Dónde está Wally? En este tema disiento y he disentido siempre, no soy de los que les gusta llorar. Si no se lee o se vende lo suficiente, gran parte de responsabilidad la tienen los editores, pero por otra parte insisto en que se compran cada vez más libros, y éstos, tarde o temprano se acaban leyendo.
Evidente.
No nos engañemos, el editor puede medir lo que vende, si se agota un libro hay que contabilizarlo como un libro que se lee, porque la gente no se compra un libro para no leerlo.
Bueno, algunos por el simple hecho de dárselas de literatos o ilustrados, vaya a saber… Entonces ¿el sector editorial español goza de buena salud?
Creo que tiene buena salud, y la tendrá siempre. El hecho de que haya un determinado aumento de ventas es la prueba más plausible. Pero ojo, este crecimiento es pequeño en comparación con el de Francia, Inglaterra e Italia, países con los que no podemos compararnos ya que cuentan con un desarrollo editorial de mayor recorrido y no han padecido una Guerra Civil y una dictadura de 40 años, cosa que les ha permitido crecer mucho antes. Hay buena salud, pero vamos por detrás de los citados en cuanto a extensión de hábito de lectura y promulgación de éste.
Permítame ser puntillista… Siempre que un mercado es saludable, también es feroz ¿Sucumbe el mundo editor a esta cruel realidad?
El mercado no es como un chicle. Imaginemos que Belacqua crece, en su facturación o en su cuota de mercado, un 10% en el 2006. Ese porcentaje, no será el resultado de la creación de nuevos lectores, sino de arañar una cuota a mis inmediatos competidores.
Vaya, si surgiese un 10% de nuevos lectores tendríamos que comenzar a decir: la gente lee demasiado…
La competencia es durísima, es la realidad del mercado, hay que asumirla y afrontarse a ella.
Para afrontarse nada mejor que el marketing ¿Qué tipo de campañas planea Belacqua en su nueva etapa?
Llevar a cabo un tratamiento promocional libro a libro, exclusivo y a medida. Además de promocionar a los autores de cara a los medios, conseguir que se hable del escritor y del libro. También instalar expositores destacados en los puntos de venta, en otros casos haremos pósters, en otros publicidad en televisión, y en otros combinaremos todas las estrategias conjuntamente.
¿A usted qué le gusta leer?
Me gusta leer calidad.
¿Y cómo se mide la calidad en la literatura?
Esto es una cosa que se va viendo con el paso del tiempo y a base de acumular lecturas, te das cuenta. No se puede definir desde un punto de vista matemático o de explicación. La calidad viene dada cuando un escrito, a medida que me va interesando o entreteniendo, también me abre pequeñas ventanitas al mundo que ya se quedan para siempre en mi memoria.
