Carles Brugarolas

CEO y fundador de Up! Catalonia

Work for Equity

«El sistema de apoyo a la creación de empresas tiene agujeros importantes»

Up Catalonia invierte en proyectos empresariales a muy largo plazo, cumplimentando un portafolio “muy diversificado, estadísticamente imbatible y con una altísima revalorización”.
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Todos los días se habla del ecosistema startup y de la importancia de crear las condiciones necesarias para que emprendedores e inversores creen empresas y empleo. Pero cuando a los criterios puramente económicos le sumamos la responsabilidad y el largo plazo, nos encontramos con Up! Catalonia. Hoy hablamos con su fundador, Carles Brugarolas.

Usted es empresario y descendiente de empresarios, pero también trabajó en la administración pública durante la pasada crisis.

Así es. Fui técnico del ayuntamiento de Sant Cugat del Vallès, Barcelona. Luego me desempeñé como político allí. Fueron los años posteriores a la crisis de 2008. Nos encontramos con un escenario con el doble de desempleo de lo habitual y muchas restricciones. Tuvimos que ser creativos para revertir la situación y nos esforzamos en hacer mucho más con mucho menos, ayudando a la gente. Hicimos muchos análisis y las conclusiones fueron claras.

¿Qué averiguaron?

Nos dimos cuenta de que las empresas son las que crean ocupación cuando se cumple uno de los siguientes tres fenómenos: cuando se crean, cuando crecen o cuando las traes de fuera.

Las empresas crean ocupación cuando se cumple uno de los siguientes tres fenómenos: cuando se crean, cuando crecen o cuando las traes de fuera.

Lógico. ¿Y qué decisión tomaron?

La de trabajar para crear un buen ecosistema emprendedor, con condiciones adecuadas para la competitividad de las empresas y una buena política de marketing territorial que atrajera a visitantes e inversión a nuestra economía urbana.

¿Descubrieron algo más?

Sí. Que hay mucha gente con talento, aptitudes y buenos proyectos que podrían desarrollar empresas interesantes pero que no llegan a nacer.

Hay mucha gente con talento, aptitudes y buenos proyectos que podrían desarrollar empresas interesantes pero que no llegan a nacer.

¿A qué lo atribuye usted?

A que este sistema de startup tan fabuloso que tenemos, en realidad, se basa en unos pocos sectores. Y, además, los recursos solo aparecen en algunos momentos concretos del proyecto y sólo si éste promete crecimientos acelerados y pueden desinvertirse las participaciones lo antes posible con una plusvalía. 

Solo los proyectos perfectos reciben financiación, vaya.

La verdad es que solo funciona para un número reducido de proyectos, pero no para la mayoría. Viendo esta situación pensamos que podríamos poner en marcha un instrumento para ayudar a muchos más proyectos a superar esta etapa que le contaba, a la que denominamos “valle de la muerte”. 

Pensamos que les podríamos aportar todo lo que estuviera a nuestro alcance, con una óptica de muy largo plazo para que, con los años, podamos construir un portafolio de inversiones muy diversificado, estadísticamente imbatible y con una altísima revalorización.

Pensamos que podríamos poner en marcha un instrumento para ayudar a muchos más proyectos a superar la etapa del “valle de la muerte”.

Y ahí es cuando nació Up Catalonia, en 2016.

Así es. Partimos de la constatación de que estamos derrochando talento a punta pala. Y que hay muchas personas que podrían estar haciendo cosas interesantes, pero que no lo consiguen porque el sistema de apoyo a la creación de empresas tiene importantes agujeros.

Actualmente trabajamos desde una perspectiva empresarial y financiera. Tras cuatro años de vida contamos con participaciones en 23 empresas, de muy variados sectores, que nos garantizan la consistencia estadística necesaria. Y estamos muy contentos, no solo porque estamos creciendo como empresa, sino porque tenemos la convicción de que estamos aportando algo muy necesario.

Por lo menos, la respuesta de los equipos con los que colaboramos es que, en efecto, estamos ayudándoles a dar a luz iniciativas empresariales significativas, con una visión socialmente muy responsable, que busca cultivar las relaciones humanas enriquecedoras y generar sinergias.

Tras cuatro años de vida contamos con participaciones en 23 empresas, de muy variados sectores, que nos garantizan la consistencia estadística necesaria.

Up Catalonia ya no se circunscribe a proyectos de Sant Cugat, o de Catalunya.

Hemos ampliado nuestras miras, sí. Actualmente estamos en un proyecto con origen canario y otro que es de Cádiz. Tenemos también una pequeña participación en una empresa de Nueva York. Además, buscamos diversificarnos en sectores variados y con perfiles de emprendedores distintos. Nos van los jóvenes, pero también los veteranos que, a menudo, tienen muy bien identificado un nicho de mercado que conocen muy bien pero que, hasta ahora, no han tenido la oportunidad de atacar comercialmente. Los veteranos son unos emprendedores que aportan mucha más resiliencia que los jóvenes, además.

Los emprendedores veteranos aportan mucha más resiliencia que los jóvenes.

Uno de sus lemas es “invertimos en ti”. ¿Cuál es el recurso que invierten? ¿Dinero? ¿Asesoría?

Depende. En nuestros inicios invertíamos tiempo y dinero. Ahora, normalmente, ya solo invertimos tiempo. Ya encontraremos a quien aportará el capital. Pero de lo que se trata es de aportar lo que haga falta. Le diré que, cuando los proyectos llegan a nosotros, generalmente pidiéndonos dinero, solemos ver que el problema no está tanto en la falta de financiación sino en otras cuestiones de índole estratégica, como la definición del producto.

En los dos últimos años hemos ayudado a que los proyectos optimicen sus posibilidades de tener un largo recorrido. Normalmente lo logramos diversificando sus fuentes de financiación y contribuyendo a que el papel de los promotores esté menos diluido en el proyecto.

¿En qué sentido?

Cuando un proyecto muy incipiente va a buscar una gran cantidad de dinero de inversores, lo normal es que tenga que poner, a cambio, una participación muy grande del negocio. Nosotros, en cambio, no nos fijamos tanto en el plan financiero como en calendarizar bien las necesidades financieras. Cuando conoces ese calendario puedes diversificar las fuentes de financiación.  

Ahora que lo ha mencionado, ¿cómo es el caso típico del emprendedor que viene a pedirles ayuda?

Suele llegar con un PowerPoint que tienen unas proyecciones de cash flow muy atractivas. Pero, a la vez, nos pide una cantidad muy elevada de dinero en forma de capital. Y esto es una incoherencia: si uno cree que va a poder generar un cash flow muy potente desde el inicio, seguramente sus necesidades de financiarse no serán muy elevadas. A menos, claro, que ni él mismo se crea sus proyecciones.

Nosotros, más bien, damos consistencia a estos proyectos en todos los ámbitos, incluido el de la captación de financiación.

Ya hemos visto lo que ustedes aportan. ¿Qué reciben a cambio? ¿Cuál es el modelo de negocio?

Somos una rara avis en el sector. Nuestra idea troncal es un concepto que cada vez está más en boga: el work for equity. Trabajamos a cambio de una participación en la empresa. Y para que esto se pueda dar, es necesario que exista cierta comunión en la manera de entender la empresa, la economía y la sociedad.

No somos inversores al uso, que vayan a machacar a nadie. Nuestro lema es “no especular, hacer empresa y construir país”. Queremos aportar algo a la mejora de las condiciones de vida de la sociedad. Y a cada proyecto le proporcionamos lo que le hace falta, a cambio de recibir una participación en la compañía y una simbólica cuota mensual.

Además, algunas de las cosas que hacemos para nuestras empresas participadas, se las podemos ofrecer a otras empresas, de modo que podemos facturar servicios de consultoría. A largo plazo sabemos que una parte de las empresas en las que participamos darán beneficios y que repartirán dividendos. Y eso generará una rentabilidad financiera periódica. Además, es posible que un día entre un pez gordo y compre alguna de estas pequeñas empresas, con lo que automáticamente se generarán plusvalías. Pero no es eso lo que buscamos: somos más bien patrimoniales.

En estos dos últimos años de crisis, ¿han sufrido ustedes algún revés importante?

En algunas empresas, las que dependían de los sectores más afectados, hemos constatado un frenazo. Generalmente han tenido que buscar canales y vías alternativas para seguir adelante. Pero no se nos ha muerto ninguna. El resto siguen adelante perfectamente. No obstante, y como es lógico, la desaceleración de la economía se ha notado.

Algunos inversores y especialistas desarrollan una especie de “sexto sentido” o de tacto, para saber si vale la pena entrar o no en un negocio. ¿Es su caso?

Bastante. Con los años nos hemos reunido ya con mucha gente y vemos claro enseguida sihay que invertir o no.

Habla en primera persona del plural.

En total somos 21 socios. Muchos, además, son inversores. Y estamos seis personas en nómina. Así que, cuando nos reunimos con algún equipo que nos trae un proyecto, tratamos de ofrecer una mirada plural. Pero somos diferentes, como le decía antes, al resto del sector. Ellos suelen mirar las métricas. Nosotros miramos, sobre todo, qué podemos aportar y, desde esa nueva expectativa, vemos si es conveniente o no colaborar.

Lo cierto es que los proyectos en los que participamos se revalorizan mucho, porque aportamos consistencia en muchos aspectos, incluso en los más intangibles. Emprender exige tocar un gran número de teclas y que ninguna falle de manera clamorosa. En resumen, intentamos reducir la altura de las típicas barreras que tienen los proyectos empresariales cuando están arrancando.

Cuando a los emprendedores les dicen que tienen que hacer cambios en la definición de sus proyectos, ¿suelen hacerles caso?

Generalmente sí. No porque sean personas obedientes, sino porque ven que encima de la mesa les ponemos otro punto de vista. Mire: emprender tiene algo muy especial y es que cuando uno emprende se enamora de su proyecto. Y enamorarse significa perder de vista las cosas. Así que aportar miradas externas y críticas constructivas es imprescindible.

En algunos casos, pocos, detectamos cierta rigidez personal en el emprendedor. Y entonces sí que podría haber alguna barrera para la colaboración. Finalmente, nosotros también estamos poniendo nuestro tiempo. Pero, en general, miramos si la iniciativa tiene potencial y escalabilidad y si no pertenece a algún sector que consideremos perjudicial para la sociedad. Además, queremos que el equipo fluya y se comunique. Lo ponemos hasta por contrato.

Emprender tiene algo muy especial y es que cuando uno emprende se enamora de su proyecto. Y enamorarse significa perder de vista las cosas.

Desde que comenzaron, ¿cuántos proyectos han pasado por sus manos?

En total hemos firmado 29 contratos. Como le decía antes, 23 están en activo. Tuvimos dos abandonos: uno no llegó ni a arrancar y el otro cesó porque no logramos lo previsto. El resto están en un standby técnico y puede ser que refloten en cualquier momento.

Podemos decir que en estos cuatro años y medio de existencia no hemos tenido conflictos graves y que siempre lo hemos previsto todo bastante bien. Incluso si la confianza entre las partes se rompe, no hace falta ni justificarlo. Ya sabemos cómo hacerlo.

Se espera que en 2021 la economía vuelva a la normalidad previa a la pandemia. ¿Esa recuperación les traerá más proyectos nuevos a ustedes?

En un sentido macroeconómico yo sería muy prudente. Cuando terminen las carencias de los créditos ICO y cuando finalicen los ERTEs, vamos a ver qué pasa. Creo que se nos viene una etapa dura, con muchos recortes. Pero también es cierto que algunos sectores se reactivarán fuertemente. Yo tengo un restaurante, por ejemplo. 

En Up Catalonia tenemos unas perspectivas muy buenas, más por el aprendizaje que por la coyuntura: ya sabemos dónde están los frenos que impiden a los proyectos arrancar y crecer. Tenemos ya identificadas iniciativas ambiciosas y pensamos que en los próximos dos años viviremos una fuerte aceleración.

Carles Brugarolas es un economista con amplia experiencia empresarial en diversos sectores. Se define como emprendedor, profesor universitario y conferenciante esporádico. También ha tenido un paso por la política municipal, en el ayuntamiento de Sant Cugat del Vallès. Allí gestionó el reto de crear un entorno propicio a la creación de empleo tras la crisis de 2008. Acumuló una amplia experiencia de gestión y el reconocimiento en lo referente al desarrollo económico regional. Es el ideólogo principal y promotor de Up! Catalonia.

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