Nunca, como ahora, la economía había ascendido a lo más alto del discurso político. Cierto es que las ofertas de los partidos a los ciudadanos han existido siempre, pero ante la cita en las urnas del 9 de marzo, se ha desencadenado una frenética lucha por liderar el "y yo, más". No hemos iniciado aún el periodo de campaña en sí y, sin embargo, vemos a los cabezas de lista en mítines repletos de personas que son puro atrezzo, forman parte del gran decorado electoral. Es parte, de todos modos, del sistema. Allí, aplauden cualquier anuncio que se haga y, sobre todo, a aquellos que se han hecho referentes a los bolsillos propios.
Devolución de retenciones versus descenso del tipo, igual a más efectivo para afrontar los tiempos de las vacas flacas. Repuntará la inflación, por tanto, ya de por sí muy arriba; y, en Europa, los tipos que por obra y gracia de Trichet mantienen el "tipo" ante las medidas norteamericanas que tratan de salvar la situación desesperada originada por les hipotecas subprime. Y los empresarios ¿qué dicen?, los políticos se hacen fotos con ellos, los más influyentes les piden opinión, hasta tratan de incorporar a alguno a su equipo de asesores. El caso extremo es el de Manuel Pizarro, que ante la propuesta de Rajoy dijo aquello de: "si tu mes dices ven, lo dejo todo…".
Merece la pena seguir sondeando entre los emprendedores, los pequeños y medianos empresarios de este país ante el actual caudal de ofertas directas al individuo más que al colectivo… España tiene superávit y puede aguantar épocas no tan boyantes. Más de uno se ha preguntado, inmediatamente, por qué no se ha gastado más durante el ejercicio. La bolsa provoca infartos a los inversores y el inmobiliario cimbrea en su cimientos, estamos en plena desaceleración, en el cambio de ciclo habitual en la historia económica. No bajemos la intensidad en la guardia.
NULL
